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River: un nuevo Marcelo Gallardo, menos enojado y más “jugadorista” con el plantel
Después del clásico con Boca el DT modificó algunas reacciones y se transformó en un escudo de los jugadores para volver a impulsar al equipo en el palea por el título
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Hoy Marcelo Gallardo no es el mismo que asumió como DT de River a mediados de 2014. Su esencia, sus ideas y su forma de conducir pueden ser iguales a ese primer entrenamiento en donde se puso al frente del plantel millonario, pero los títulos conseguidos en los más de ocho años de gestión modifican no sólo el espíritu de los hinchas, también los internos. Durante todo este tiempo no sólo dio 14 vueltas olímpicas, cambió la racha ante Boca y potenció jugadores, sino que impulsó una exigencia que trata de elevar todos los esfuerzos para llevarlos al límite. Desde un entrenamiento a una final, hay una sola forma de jugar en River: dejándolo todo. Y, en ese camino se convive, se festeja, pero también se sufren desgastes. Es algo lógico que puede surgir en todo grupo.
Hay recambio porque muchos decidieron, en un momento de sus carreras, bajar un cambio: Marcelo Barovero, Ignacio Scocco y Leonardo Pisculichi. Y también hay enojos. El propio Leonardo Ponzio, que este miércoles hará su fiesta despedida en el Monumental, se retiró campeón a fines de 2021 y contó una anécdota de lo que Gallardo genera con sus jugadores. Obvio que hubo momentos en los que se enojaba porque quería jugar más, tener una participación mayor, pero Ponzio sólo tiene palabras de agradecimiento para el DT: “Me gestionó bien”. Primero lo recuperó cuando venía de no ser tenido en cuenta por Ramón Díaz. Y luego… ganó todo. Pero se quiso retirar en junio de 2021.
Le golpeó la puerta de la oficina de Gallardo y fue con la intención de decirle que hasta acá había llegado, previo a una pretemporada y a hacerse los análisis de Covid-19. “Marcelo no se lo esperaba. Me dijo: ‘Vos no te podés ir ahora, te necesito. Tomate el tiempo que quieras. A vos te gusta el campo, metete ahí, volvé cuando quieras, pero no te podés ir ahora’”.
Eso fue clave en la decisión de Ponzio: eligió intentar volver a jugar. Finalmente, tuvo su regreso en el triunfo ante Newell’s, en septiembre. “Si me decía ‘gracias por todo’ era el empujoncito como para terminar. Pero recibí la respuesta que también quería escuchar, que te valoran, que te quieren, que te necesitan dentro de un grupo. Espera un poco las dos respuestas, pero gracias al grupo me pude acomodar”, reconoció tras colgar los botines en una nota con Perros de la Calle (Urbana Play, FM 104.3).
Gallardo fomenta la competencia y juega el que está mejor, desde lo físico, lo futbolístico y lo mental. ¿Puede cometer errores en algún planteo o cambio? Sí, pero a lo largo de estos años construyó su liderazgo haciendo coincidir las palabras con los hechos, sin darle vueltas al jugador, sin mentiras. Tras la victoria de este domingo ante San Lorenzo, reconoció en conferencia de prensa: “Si hay un campeonato ganado por nosotros y que no ofrece ninguna copa como recompensa, es el respeto y espíritu de trabajo entre jugadores, dirigentes, y cuerpo técnico. Y también los hinchas, que apoyan siempre. La foto final del grupo celebrando el triunfo se da siempre. Pero hoy quizá sintieron que tenían que hacer eso por las dos derrotas duras anteriores, pero no me sorprende. Una foto no dice nada, pero tenés que estar así siempre”.
La “foto” a la que se refiere Gallardo fue en el círculo central del Nuevo Gasómetro, con Enzo Pérez llamando a todos sus compañeros para un abrazo gigante, un símbolo de unión y de despegue en el momento necesario, para romper la racha de dos derrotas seguidas. Y después fue el propio entrenador el que se fue arrimando hacia el centro del campo de juego para abrazar a cada uno y felicitarlo por el triunfo.
Hubo varias frases de Gallardo a lo largo de este tiempo: “Que la gente crea porque tiene con qué creer”; “Elijo seguir estando” y “Que la noticia no tape la historia”. Esta última la escribió en su estado de Whasapp y fue tras una derrota con Boca en el Monumental en 2016, a días de disputar la final de la Copa Argentina ante Rosario Central que el Millonario terminaría ganando en Córdoba por 4-3.
FAMILIA ❤💪 pic.twitter.com/EqYPuZXHyh
— River Plate (@RiverPlate) September 18, 2022
El mejor ejemplo en cuanto a la modificación del semblante en estos pocos días fue con Miguel Borja. Frente a Boca, el centrodelantero colombiano fue uno de los primeros cambios para mejorar el juego (el clásico estaba 0-0, en la Bombonera) y en un momento Gallardo lo agarró del brazo y no lo soltaba dándole indicaciones y dándole órdenes de manera enérgica en el oído. Antes de ingresar ante San Lorenzo, a los 18 minutos de la segunda etapa, lo llamó a Borja y, de manera cálida y distendida, le hizo broma al oído que generó una sonrisa en ambos protagonistas.
La vuelta a la consideración de Tomás Pochettino, por más que no actuó bien ante Banfield y San Lorenzo, es otro detalle a tener en cuenta. Gallardo no lo estaba teniendo en cuenta. Luego del Ciclón, el DT elogió a varios futbolistas, entre ellos a Santiago Simón, otro que había perdido su lugar entre los titulares y ahora pretende recuperarlo: “Estamos buscando la dinámica que nos permita controlar el juego en el pase y para eso necesitamos a Santiago Simón. Nos da otra alternativa y no voy a parar hasta encontrar jugadores que nos den un buen funcionamiento. Después, depende de ellos si se sostienen o no. En un año irregular, todos tuvieron su chance de jugar”, aseguró. El “todos tuvieron su chance”, aplica para el caso de Pochettino, Simón, Palavecino, etc, etc, etc. Y se puede agregar: y la pueden volver a tener, otra chance de sumar dentro del grupo, de descomprimir tensiones internas que los propios jugadores pueden sentir por no rendir en función de lo que los hinchas quieren.
En esa dirección, otra jugada del Muñeco fue el elogio a Esequiel Barco, cuando muchos hinchas de River están enojados por el bajo nivel del ex Independiente. “A Esequiel Barco le falta entender que debe tener mejores decisiones. Está en proceso, es un chico que se fue muy joven a un fútbol como el de los Estados Unidos, donde no pudo crecer. Quiero que crezca, pero la pide siempre, porque tiene carácter. Vi muchos jugadores que ante el error no la tocan por mucho tiempo y yo quiero jugadores con coraje”.
Gallardo se está enojando menos y pasó a tener actitudes más paternalistas después de Boca. Hubo una charla entre el cuerpo técnico y el plantel antes de jugar con Banfield. Se respaldaron mutuamente. Y luego de perder con el Taladro, pese a que el equipo había mostrado otra energía y juego de que en la Bombonera, el DT respaldó –primero física y luego desde las palabras- a los jugadores. No bien terminó el encuentro, se acercó a los futbolistas para irse juntos del campo de juego.
Cuando River gana, Gallardo se va caminando rápido por un costado e ingresa al pasillo que lo lleva al vestuario. Frente a Banfield casi que fue una especie de custodio de la retirada, para no dar lugar a ni el mínimo reproche que pudiera bajar desde las tribunas para algún jugador puntual. Actuó de escudo de sus jugadores, dentro y fuera de la cancha.
“Estamos lejos de cortar cabezas”
“No voy a dramatizar, estamos en un año irregular. Hoy fue más de lo mismo. A partir de eso, es mi responsabilidad. El campeonato es muy irregular, puede pasar de todo”, y agregó: “Vengo a proteger a los jugadores, a respaldarlos, darles confianza y apoyarlos, no a decir que no entienden mi mensaje. No, eso no. Y siempre digo que hay tiempos y procesos. Estamos lejos de cortar cabezas. Acá la idea del club es seguir mirando para adelante”, dijo el director técnico millonario.
Hace un tiempo, se había hablado sobre charlas entre los futbolistas más experimentados y el DT porque se observaban reacciones que lo exponían en un perfil alto, donde las quejas o los enojos dominaban la escena, durante los partidos, en la línea de cal, y en las conferencias de prensa. “Gallardo no tiene quilombo en el vestuario. No porque no está el ADN ahí adentro. No hay una cuestión de decir che, ¿Basta de qué? ¿De entrenar? No, si entrenaste toda la vida. Si alguien va y mano a mano le dice “pará porque estás nervioso”, puede ser, pero delante de todos no. Gallardo protege al más chico y al más grande lo pone en evidencia para bien adelante del grupo. Pero a todos los protege”, contó hace una semana Leonardo Ponzio en Radio Mitre.
Y cuando Gabriel Anello le preguntó si se pudieron haber peleado Enzo Pérez o Franco Armani con el DT, el ex volante central agregó: “No, no, porque se generó un respeto que no va por la pelea. Si fuera un Borja, a quien no lo conozco pero como recién llegó, preguntaría. Pero cuando salió la versión, ni pregunté. Son gente grande. Tanto Marcelo como Franco son calentones, pero de ahí a pelearse…”, explicó.
Y también habló de ejemplos personales durante todo este tiempo bajo su conducción: “Yo las viví todas con Marcelo (Gallardo). Jugué, no jugué; salí a los 30 minutos del primer tiempo con Boca por una amarilla que me sacaron… ¿Quién no se calienta cuando lo sacan? Pero tampoco se lo tengo que demostrar. ¿Vos te pensás que él no sabía que si me sacaba en ese momento me iba a calentar?”, contó Ponzio: “Y siempre que hablaba por las renovaciones del contrato, yo hablaba con él porque le decía que quiero seguir, pero que no me daba lo mismo jugar que no jugar. Necesitaba que él sepa que si un día estaba caliente, era por eso. Y él me contestaba: “Está perfecto, no te tiene que dar lo mismo. Es lo que tiene que pasar. Si no te calentás por no jugar, no podés estar”.
Tras la derrota con Boca, Gallardo está apostando por una manera de conducción más “jugadorista”, en la cual sostenga el nivel de exigencia (eso nunca se modificó en los 8 años) pero donde se noten más los elogios que los enojos. Al fin y al cabo, si puede llegar a ser el último torneo del DT en River (hoy, ni él lo sabe) que el intento siga por la ruta actual: con todos los protagonistas juntos y detrás del mismo objetivo.
El entrenador no descansa. Del Gallardo en “modo paternalista” con el plantel del domingo al papá que vio la reserva de River ante San Lorenzo este lunes con su hijo Benjamín en brazos y observando a otro hijo, Matías, llevando la 10 en el triunfo millonario por 1-0. ¿Un nuevo Gallardo? Quizás el mismo de siempre, con matices.
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