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River se confió y Quilmes le empató el partido en el Monumental
El Millo lo ganaba 1 a 0 y 2 a 1, pero no lo definió y los de Falcioni se llevó un punto de oro de Núñez; Diego Buonanotte marcó un tanto para el Cervecero, pero no lo celebró
Confundido, como si todavía estuviera apunado por la excursión del jueves en la altura de Oruro. Y eso que ante Quilmes tuvo a casi medio equipo fresco, descansado ( Vangioni , Funes Mori , Kranevitter , Rojas . Teo Gutiérrez ), respecto del que padeció los efectos de los 3700 metros. Pero no hubo diferencia entre unos y otros. Pesado de piernas, poco lúcido mentalmente. Sin coordinación para manejar la pelota. Así estuvo este River , que no pudo gobernar desde ningún aspecto: ni desde el juego ni desde el resultado. Haber estado dos veces en ventaja no lo tranquilizó ni le dio seguridad. Anestesiado en el primer tiempo, tampoco le funcionó la fórmula del arrebato desesperado en el final. El partido se le hizo incontrolable, justo a un equipo que suele imponer condiciones.
La tarde de River fue una suma de preocupaciones. Desde el rendimiento general hasta la lesión de Pity Martínez , alguien que estaba llamado a cambiar el ritmo adormecido del primer tiempo y a aportar la cuota de creatividad que faltaba, pero la rodilla izquierda lo sacó rápido de la cancha. Para mayor sufrimiento e impaciencia de River, uno de los mejores fue un futbolista al que vio nacer y ayer volvió como adversario: Buonanotte jugó con la soltura del que conoce el escenario, aunque ahora le toque transitarlo con un equipo modesto, que se está intentando armar. Hizo un golazo, con un recorrido similar a los que convirtió en la campaña del título de River en 2008: desde la derecha gambeteó y aprovechó el movimiento de pivote de un compañero en el balcón del área para pisar la pelota y definir con un zurdazo. El gol despertó nostalgia en el Monumental y también instaló una inquietud que es nueva por la chatura que transmitió el equipo.
El papel de Quilmes estuvo por encima de las previsiones. Sometido a profunda renovación de nombres, fue un equipo bastante aceitado, no se desarmó y casi nunca perdió los papeles, salvo en los goles, jugadas en las que medió algún rebote, salidas demasiado precipitadas de Assmann e intervenciones de Mayada (en el primero) y de Teo Gutiérrez (en el segundo) al borde del off-side.
El Quilmes de Falcioni bloqueó bien arriba sin necesidad de atrincherarse. Es más, sorprendió con la presión alta de los primeros minutos, con un 4-3-2-1 que se transformaba en un 4-3-3 con Droopy Gómez y Buonanotte casi de delanteros. De tan lento de reflejos que estuvo en el primer tiempo, River cayó repetidamente en la trampa que le tendió Quilmes: dejaba que Funes Mori saliera libre con la pelota; este zaguero central difícilmente pueda iniciar una jugada con un pase con ventaja para el compañero; casi siempre fueron pelotas a dividir o entregadas de manera imprecisa. Y ahí empezaba la presión de Quilmes para interrumpir rápidamente el circuito local. River era incapaz de armar una maniobra que combinara cinco pases con sentido y profundidad. Funes Mori debe haber sido el jugador de River que más tiempo y contacto tuvo con la pelota en esa primera etapa. No aparecieron Kranevitter (demasiado ajeno a todo) ni Pisculichi. Los tándem Mercado - Sánchez y Vangioni -Rojas tampoco funcionaban. La participación de Teo y Cavenaghi era residual. Con este panorama, las llegadas de River eran tan poco claras como tibias.
Quilmes se contentó con un buen trabajo de contención y le faltó un poco más de ambición. No terminaba de creerse que el mal día de River hubiese tenido más premio con un mayor atrevimiento.
Era una producción para que Gallardo interviniera en el entretiempo, con palabras y decisiones. Los ingresos de Mayada y Martínez agitaron el desarrollo. Sobre todo el uruguayo rompió el ritmo cansino. Aceleró, toco y fue a buscar. Quilmes salió de su zona de confort. Técnicamente, el partido no era bueno, pero al menos se desentumecía. Los goles, los cambios ( Ponzio y Romero se anotaron en el marcador) y las lesiones lo hicieron un tanto caótico e imprevisible.
River ni aun en ventaja dejaba de padecer. Quilmes necesitó verse atrás en el marcador para animarse ante un rival atolondrado en defensa, con problemas para cubrir espacios y tomar marcas. El reloj lo empujó a River a un par de intentos desesperados, insuficientes para que no quedara retratado en su impotencia.
El gol de Teo
El gol de Buonanotte
El gol de Ponzio
El gol de Romero
Prueba piloto del AFA Plus. Sobre la calle Lidoro Quinteros, en el acceso a la tribuna Centernario baja, se instalaron cuatro módulos del sistema de identificación de hinchas para verificar su funcionamiento con aquellos que estuvieran en el listado con derecho de admisión.
Mayada y el gol: Quiso definir, hizo un pase. "Quise definir suave por arriba del arquero porque me había achicado un defensor, pero por suerte Teo cabeceó en el camino", dijo Mayada sobre el primer gol de River.
A Quilmes le cuesta de visitante. Quilmes interrumpió seis derrotas consecutivas de visitantes, pero hace 12 partidos que no gana fuera de su estadio..
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