River: tras dos meses de ausencia, Nicolás De la Cruz toma el año nuevo como punto de reinicio

Después de pasar sus vacaciones en Uruguay con su familia, Nicolás De la Cruz ya piensa en el regreso a la actividad. A más de dos meses de su último partido en River, el mediocampista uruguayo apunta los cañones a la pretemporada 2022: quiere volver a ser una pieza clave en la estructura de Marcelo Gallardo. La trombosis venosa en el pie izquierdo que sufrió a mediados de octubre le puso un freno a su marcado impulso de los últimos años y lo alejó de la vidriera europea para el mercado de pases que comienza. Pero el jugador de 24 años mira hacia adelante, se enfoca en los objetivos inmediatos con el club de Núñez y descansa con la mente puesta en recuperarse al 100% tras sufrir una misteriosa y poco común lesión. Este domingo se reencontrará con sus compañeros en el Monumental para los testeos de Covid-19 y, entre el lunes 10 y el martes 18, será evaluado por el cuerpo médico a lo largo de la primera parte de la preparación en San Martín de los Andes.

La última vez que De la Cruz pisó un campo de juego fue el 17 de octubre en la victoria por 3-1 contra San Lorenzo. A los 24 minutos debió ser reemplazado por Enzo Fernández debido a una “molestia muscular en gemelo izquierdo”, de acuerdo con el parte médico que informó el club tras el encuentro. Pero, con los estudios que se realizó el jugador al día siguiente, se determinó que padecía una trombosis venosa en el pie izquierdo. Es decir, un coágulo de sangre en el interior de una vena que impedía la normal circulación de la sangre, lo que le producía al uruguayo la hinchazón y el dolor en su pierna. Por eso, no eran casuales las diferentes molestias musculares que el jugador había sentido tanto en el psoas como en los gemelos izquierdos a lo largo de los últimos meses.

Goles de De la Cruz

Es que en el pasado semestre, debido a sus diferentes lesiones y convocatorias con la selección, el uruguayo tuvo mucha menos acción de la esperada: jugó solo 16 partidos (13 de titular) de los 31 de River, totalizó 1128 minutos y aportó cuatro goles y una asistencia. Además, en el partido de vuelta contra Mineiro en los cuartos de final de la Copa Libertadores –quizás el más crucial del semestre–, debió empezar en el banco de suplentes justamente por una fatiga en el gemelo izquierdo y jugó sólo el segundo tiempo, con el marcador ya en desventaja (0-2 en el partido y 0-3 en el global).

La trombosis fue un freno tan extraño como inesperado. Según se supo para LA NACION, el cuerpo médico no pudo determinar la causa exacta del problema por las dificultades que eso conlleva en un caso así y el enfoque estuvo siempre en su recuperación, que comenzó con reposo inicial y diferentes consultas con un hematólogo y un flebólogo. Luego, se inició un tratamiento de mesoterapia y medicación con anticoagulantes, que recién terminó tras los primeros días de diciembre. Como el coágulo podía tardar hasta tres meses en disolverse, el cuerpo médico nunca apuró la recuperación: más allá del deseo del futbolista de llegar a los últimos partidos del año, no se quiso sobreexigirlo para prevenir un problema de salud aún más grave. Pese a eso, hasta el propio Gallardo había dicho en noviembre que evolucionaba y que existía optimismo en cuanto a tenerlo entrenándose con normalidad y hasta jugando en los últimos partidos del año.

Pero su reincorporación a la actividad fue lenta y medida y nunca hubo plazos oficiales para el regreso para que la sangre volviera a circular normalmente en la zona afectada. Primero se movió de forma liviana con el objetivo de ayudar a diluir el coágulo de sangre en el pie: hizo trabajos de gimnasio enfocados en el tren superior y algunos desplazamientos poco intensos en el campo. Luego, comenzó a hacer ejercicios físicos más dinámicos, pero siempre de manera individual y sin contacto. ¿Por qué? Porque no podía exponerse ni a actividades muy exigentes ni a una práctica de fútbol por el roce y los golpes: una herida podía provocarle una hemorragia.

Así, a mediados de noviembre, el jugador ya sentía mucho menos dolor en la zona y aceleró para intentar estar en el cierre del 2021. En un momento, de su propia boca surgió el deseo de poder jugar contra Atlético Tucumán en la última fecha de la Liga Profesional y estar presente en el Trofeo de Campeones que se jugó el 18 de diciembre contra Colón en Santiago del Estero. Pero la decisión de los médicos, más allá de que finalizó la medicación, fue preservarlo y apuntar directamente a la preparación de enero que comenzará el próximo lunes.

Ahora el enfoque será la pretemporada. Mientras Real Sociedad y Villarreal, ambos de España, aparecieron en el radar como posibles interesados en su pase y se suman a los seguimientos que Roma y Fiorentina, de Italia, De la Cruz sabe que necesita recuperarse para retomar su lugar en River y volver a estar en el foco del mercado de pases para cumplir el sueño de dar el salto al fútbol europeo en un mediano plazo. En la renovación de su contrato en febrero pasado extendió su vínculo hasta diciembre de 2022 con una promesa de venta en caso de conseguir una oferta que contente a todas las partes, pero hoy el foco está puesto en reiniciarse en un equipo que terminó en alza el año y en recuperar el terreno perdido.

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