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Julián Álvarez a Atlético de Madrid: un delantero ideal para el Cholo Simeone, con el peligro de perder lo más valioso
El pase del atacante de Manchester City se haría en unos 75 millones de euros
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Vale la referencia, ahora que vuelve al fútbol argentino. Julián Álvarez es un producto de puño y letra de Marcelo Gallardo, el otra vez entrenador de River, en el regreso que eclipsa a nuestro medio. Lo pulió con sus ideas y se sostuvo con el talento del cordobés: de primer defensor a goleador implacable. De pequeño y después de jugar dos finales de Copa Libertadores antes de los 20 años, construyó su marca. Correr, meter, jugar, asociarse, finalizar las jugadas. Un 9, falso 9, hasta un volante que corre desde la vieja posición de número 8 al área, de frente al arco.
Brilló en el Mundial de Qatar, al punto de quitarle el puesto a Lautaro Martínez, el goleador del ciclo de Lionel Scaloni. Fue una revelación: por sus goles y a puro galope, la Argentina consiguió el Mundial, entre un puñado de razones más, desde ya, con Lionel Messi como espíritu supremo. En Manchester City, Pep Guardiola solía adorarlo, lo aplaudía en las prácticas y desde sus palabras, pero le dio poco impulso en cuanto a minutos, en un verdadero equipo de estrellas.
Guardiola pensaba exactamente lo mismo que el Muñeco, largos años atrás. “Es un jugador que a los entrenadores nos encanta. Por su calidad, por su generosidad, por su picardía. A cualquier cuerpo técnico le gustaría tenerlo. Es un chico muy joven y tiene mucho recorrido por delante”, contaba el Muñeco. Ese desgaste, ese trajín físico y mental, lo condujo a una nueva era en la Premier League, algo tapado por Haaland, Foden, Grealish, Doku, Bernardo Silva, De Bruyne y tantos otros con pasta de crack y de delantero.
El ejemplo ideal que encontró la prensa especializada británica es Julián Álvarez con el último invento: “el 8 y medio”. The Athletic, un medio prestigioso, lo define como un “puesto híbrido”. Así como cita a Julián en el City, suma a Cody Gakpo, de Liverpool y Kai Havertz, de Arsenal. Pero hay muchos más, en la Premier League y en el mundo. Describió el medio a Julián: “Ganó el Mundial hace poco más de un año jugando como número 9, y al mismo tiempo superó en trabajo defensivo a Lionel Messi, que jugaba como número 10. Eso convenció a Guardiola de que podía jugar junto con Erling Haaland”.
Guardiola explicaba cuál era la función de Álvarez, exactamente. “Puede jugar como delantero centro o detrás de él. En posiciones centrales, cerca del área. Puede jugar ahí por su intensidad, por su alta presión. Además, cada vez se mueve mejor en las bandas. Normalmente es un nueve, pero puede jugar como segundo delantero detrás de Erling (Haaland). En la Argentina, con Messi puede jugar más arriba, junto a Lautaro (Martínez). En posiciones centrales, se está adaptando realmente bien”, analiza. Exactamente, se trata de ese supuesto 8 y medio.
Esa posición se convirtió en una trampa para Julián. Desgastado en una temporada interminable (campeón de la Copa América, con “apenas” dos goles y Lautaro de goleador entrando desde el banco, y sin clase ni tantos en los Juegos Olímpicos), sin vacaciones, su capacidad de asombro en los metros finales como una suerte de defensor que no para de correr y destruir psicológicamente a los rivales, le empieza a pasar factura. Tiene 24 años, es cierto: una carrera extraordinaria detrás y una trayectoria seguramente exitosa a partir de ahora. Pero atención: tanto laburo de obrero, que admiran tanto los entrenadores, puede jugarle una mala pasada a su puesto natural. Es delantero, es goleador. Nunca fue egoísta. Y siempre jugó en equipo, lo que lo dignifica. Pero...
Su arribo a Atlético de Madrid se debe a varias posturas. Por un lado, los que lo conocen dicen que el clima de Manchester lo tiene aturdido. Además, juega poco, lo cual es natural: se trata del mejor equipo del mundo. Y va a pasar al tercer conjunto más importante... de España. Pero va a jugar más. Incluso, se supone que el estilo del Cholo Simeone lo hará sudar la gota gorda aún más. ¿Y el ataque? ¿Y los goles? Su esencia, la primitiva, está quedando a un costado en bien del equipo. Y se trata de una decisión personal.
Contó Simeone tiempo atrás: “Ha mostrado cosas importantes, pero como siempre, no hay que apurarse porque todavía es joven. Tiene condiciones, me gusta porque tiene fuerza, velocidad, tiene gol, buen golpeo. Ojalá que pueda mantenerlo”. Lo mantuvo: de hecho, lo acrecentó. Ese estilo que enamora a los técnicos hoy lo encuentra en una encrucijada. En una bonita encrucijada: se trata de uno de los mejores delanteros del mundo y una pieza indispensable del campeón del mundo.
Según se supo, Atlético de Madrid ofreció 75 millones de euros a Manchester City. Sin embargo, todo depende de la salida del jugador del Atleti, Samu Omorodion a Chelsea, un pase que estaría encaminado y le permitiría al Colchonero tener el dinero para adquirir la figura del argentino.
Para el campeón del mundo se trata de una oportunidad y lo dejó en claro mientras formaba parte del seleccionado argentino Sub 23 que disputó los Juegos Olímpicos en París. En declaraciones a TyC Sports y DSports expresó que iba a tomar una decisión sobre su futuro después de la participación albiceleste en suelo francés. “Cuando terminen los Juegos Olímpicos, me pondré a pensar tranquilo qué es lo que quiero para mí. Ya tendré tiempo para ver mi decisión. No me detuve a pensar en frío. Recién ahí me pondré a pensar tranquilo qué es lo que quiero”.
El delantero cordobés pretende más continuidad: “Es verdad que, en algunos partidos importantes, cuando toca estar afuera, a uno no le gusta. Uno quiere ayudar”. La frase de Álvarez no tardó en llegar a oídos de Pep Guardiola, que replicó: “Entiendo que quiere jugar en los partidos importantes, pero los otros jugadores también. Tenemos unos 18 o 19 jugadores buenos que también quieren estar en los partidos importantes. Jugó mucho, pero quiere jugar más, y está bien. Leí que él tiene que pensar. Bueno, que piense y cuando termine de pensar, nos informará”, agregó.
El año pasado, horas después de rubricar su contrato hasta marzo de 2028, le contaba al canal oficial del City algunos de sus secretos más íntimos. Entre ellos, estaban el clima... y la sutileza de jugar muy de vez en cuando. “El clima fue algo que mucha gente mencionó sobre este país y esta ciudad, pero, como siempre digo, trato de adaptarme a todo. Extraño un poco el clima cálido y el sol, pero también me gusta aquí”, decía. Y fue más allá: “Mis objetivos para lo que queda de temporada es estar ahí, ayudar al equipo cuando tengo la oportunidad, dar todo lo que tengo para seguir creciendo como persona y como jugador”.
No debe ser sencillo abandonar el mejor equipo del mundo y al entrenador más respetado. Julián ya lo pensó, evidentemente.
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