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River, antes de la vuelta con Palmeiras: nervios, apatía y apelar a la fibra íntima para no quedarse sin nada en la Copa
El gol de Sebastián Villa que decretó el agónico 2-2 en el superclásico en la Bombonera fue un cachetazo inesperado para River. Un golpe que le dolió más de lo que debía. Ni con Palmeirasni con Independiente logró estar a la altura en dos compromisos trascendentales. Y aquella versión competitiva y guerrera de un rival duro de demoler se desvaneció en el momento menos indicado. El equipo de Marcelo Gallardo inició el 2021 con un empate y dos caídas (las mismas que en los 27 partidos de 2020) y, en medio de un declive futbolístico, sufre desde lo anímico y lo mental. Hace seis goles que padece. Y necesita reaccionar en un contexto más que desfavorable: este martes necesitará marcar tres goles o más en Brasil para alcanzar la final de la Copa Libertadores.
Fueron siete veces las que Gallardo le dijo "payaso" al juez de línea Hernán Maidana mientras veía como a se le escurrían las chances de clasificar a la final de la Copa Maradona. "No te hagas el boludo. No ves un carajo. Te hacés el guapo conmigo, payaso", fue otra frase del DT, que sufrió su sexta expulsión y la primera desde 2016. Un síntoma más de los nervios que atraviesan a un equipo al que se le corrió el eje en los tres partidos iniciales.
El comienzo del año le presentaba dos oportunidades únicas: dependía de sí mismo para poder conseguir el boleto a las finales en el ámbito local e internacional. Pero, tras mostrar una buena versión futbolística en el superclásico, el empate en el final lo dejó con la famosa mandíbula de cristal. Lleva seis goles en contra de forma consecutiva y las últimas dos noches mostraron a un River desenfocado, muy alejado de aquellas buenas actuaciones que había tenido desde el retorno del fútbol tras el parate por la pandemia.
Por fuera de los bajones futbolísticos, que se dieron tanto individual como colectivamente, el cuerpo técnico necesitará lograr un lavado de cabeza instantáneo. El foco deberá estar puesto en lo cerebral y espiritual. Es que, desde el juego, si el Millonario logra ajustar sus piezas defensivas para dejar de repetir errores y erradicar esa sensación de liviandad, tiene armas necesarias en ataque como para pensar en marcar esos tres ansiados goles. Pero, desde lo emocional, se vio un equipo apático. Casi abatido y resignado.
"Apelar a la rebeldía y tocar las fibras más íntimas". Ese siempre fue el discurso de Gallardo cada vez que debió levantarse cuando parecía estar knock-out. Tirar la toalla no es una opción. Pero para poder soñar con esa "noche épica" necesita hacer un click total que le permita despabilarse y salir de este pequeño agujero negro en el que cayó. Ni en la ida con Palmeiras ni contra Independiente pudo transformar la bronca que le dejó la igualdad con Boca en un alimento para revitalizarse. Ahora ya no tiene otra opción: o cambia su imagen o se queda sin nada.
El martes a la noche el futuro ya estará encaminado: puede alcanzar la final de la Copa Libertadores con una victoria histórica en Brasil o empezar a diseñar un futuro con cambios después de dos golpazos inesperados por las formas de la derrota y la opaca imagen mostrada. En un club golpeado por la crisis económica y frente a la necesidad de tener ingresos en el mercado de pases que ya comenzó, ya hay diferentes apellidos que comenzaron a desfilar por la vidriera con posibilidades de emigrar en las próximas semanas.
Gonzalo Montiel aparece en carpeta de diversos clubes europeos y es uno de los candidatos a partir. Mientras tanto, en Núñez esperan poder acordar la renovación de su contrato que vence en junio, tal como ocurre con Nicolás De La Cruz y Rafael Borré, otras dos figuras del equipo titular que tienen su futuro en pausa. Y también Ignacio Fernández es otro jugador que hace tiempo analiza una salida al exterior para asegurar su futuro económico.
Pero el foco está puesto en el ahora. "Tenemos dos o tres días para recuperarnos y mentalizarnos. El martes es lo que nos queda. Es difícil, pero el fútbol tiene muchas cosas. Vamos a jugar una semifinal muy importante, sabemos a lo que vamos y no podemos recaer en algo anímico", dijo el capitán Leonardo Ponzio. Y a eso se aferra River. En medio de un presente inmediato sin respuestas, se aferra a recuperar sus virtudes y su mentalidad en el momento más crucial. La necesidad es total.
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