River necesita fortalecerse para no llenarse de frustración

Sin término medio: de la prueba saldrá fortalecido o frustrado. Una situación impensada, casi de ficción, pero al abrir los ojos River se choca con un presente que lo decepciona en el recorrido de la Copa Libertadores, el objetivo de máxima que se trazó el club para la temporada. Es curiosa la realidad: llegará al examen con parciales reprobados, con números que lo angustian, pero en esa última bolilla puede aprobar la materia y reacomodarse a un plan de estudios que asomaba fácil y se hizo agotador. Sin victorias en cinco partidos, el equipo está obligado a sumar los tres puntos, ganar por una diferencia de dos goles cuando reciba a San José, de Oruro, mañana, en el Monumental. Pero precisa algo más, una ayuda externa que se la tiene que brindar Tigres, de México: el conjunto de Monterrey deberá, al menos, empatar frente a Juan Aurich, en Perú. Esa combinación de resultado traerá alivio y River podrá proyectar el futuro a partir de sus propias fuerzas.

La definición del Grupo 6 empezará a las 19.45, en simultáneo, en Núñez y en Chiclayo. River resguardó a la mayoría de los jugadores titulares, cuando por el torneo local superó 2-1 a Argentinos, por el campeonato local. Descansaron Maidana, el uruguayo Carlos Sánchez, Pisculichi y Teo Gutiérrez, y el goleador Rodrigo Mora apenas jugó 25 minutos. Hoy, el técnico Marcelo Gallardo ensayará con el equipo; el técnico no tiene ninguna confirmación sobre una nueva sanción de parte de la Conmebol, que ya le aplicó dos fechas de suspensión, tras haberle dicho "sinvergüenza" al árbitro paraguayo Julio Quintana. La utilización de un handy para comunicarse con Matías Biscay, su ayudante de campo, la semana pasada, en México, sería el motivo del nuevo castigo.

El Muñeco recuperará a Vangioni, repuesto de un desgarro en el isquiotibial izquierdo, lesión que sufrió con Juan Aurich, en el Monumental, pero no dispondrá de Mercado, que fue expulsado, luego del empate 2-2 con Tigres, en Monterrey, partido en que se lesionó Leonardo Ponzio. El volante, emblema en la conquista de la Copa Sudamericana, podría ausentarse del superclásico por el campeonato doméstico. Develar quién ocupará el lateral derecho, en el caso de jugar con una línea de cuatro defensores, es la incógnita para confirmar la formación; Solari o Mammana son los candidatos.

Enfrente, el plantel boliviano llegará al país envuelto en una crisis: se le deben más de dos meses de sueldos y primas y los futbolistas no confían en la promesa que realizaron los dirigentes de ponerse al día con la deuda.

Para River no clasificarse a los 8avos de final significará una desilusión deportiva y también un agujero económico. Después de seis años sin jugar la Copa Libertadores, ese trofeo que le arrancó más lágrimas que sonrisas, quedar eliminados en la fase de grupos retrotraería el calendario, casualmente, a su última participación, en la que jugó la última fecha ya sin posibilidades. La apuesta de no desprenderse de sus figuras fue una jugada que precisa encontrar respuestas en la cancha, con resultados; los jugadores se desvalorizarían respecto de la cotización del último mercado de pases, donde River enseñaba una vidriera de jerarquía entre tantas vueltas olímpicas. Y la pérdida de ingresos -sólo por jugar los 8avos de final embolsaría alrededor de 500.000 dólares, de parte de la Conmebol- sería la punta del iceberg.

Con la vista en el Monumental y el oído en Chiclayo, así saldrá a jugar River. Con mucho en contra, pero con la ilusión de atravesar la tormenta, e intuyendo que la recompensa puede ser fabulosa.

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