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River: Martín Demichelis y las dos caras del nuevo equipo millonario
Con recursos y capacidad para convertir de varias formas en ataque, pero vulnerable y sin solidez en defensa; más allá de los resultados positivos, el rendimiento volvió a generar un interrogante en el equipo millonario
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Dos caras. Una en ataque, otra en defensa. La victoria de River frente a Banfield por 3-2 en Córdoba en la semifinal del Trofeo de Campeones dejó una sensación ambigua dentro del plantel y el cuerpo técnico. Porque más allá de haber logrado un importante triunfo que le permitió meterse en una nueva final con Boca y alcanzar los cuatro éxitos en los primeros cinco partidos oficiales del ciclo de Martín Demichelis, el rendimiento volvió a abrir una vieja cuenta pendiente: los problemas defensivos. El Taladro le llegó más de la cuenta a una defensa endeble con muchas complicaciones que exponen una marcada diferencia en la construcción de este nuevo equipo. Tiene mucho por exprimir adelante y mucho por estabilizar atrás. Es el comienzo, pero hay parámetros que se repiten.
“No nos gustó la imagen con la que terminamos. Más allá de los dos goles de ventaja, nunca nos hicimos dueños del partido y de la pelota. Eso se notó durante todo el segundo tiempo. Son cosas que tenemos que ir mejorando”, destacó el capitán Enzo Pérez tras el partido. La autocrítica retumbó fuerte puertas para adentro y para afuera por la claridad de su concepto: una vez más, River no pudo dominar y asegurar el partido con la ventaja a su favor en el marcador. Con sus matices, también mostró falencias similares en el fondo frente a Belgrano y Argentinos en la Liga Profesional.
Así, después de haber dado un paso adelante con otra seguridad el sábado pasado frente a Tigre, la cita en Córdoba dejó ese saldo negativo: un equipo largo con la línea de fondo adelantada en un posicionamiento que no le favoreció ni a Robert Rojas –que está recuperando el ritmo perdido– ni a Jonatan Maidana –que no gana por velocidad– por el sector derecho. Sumado a eso, esta vez Enzo Pérez no tuvo rueda de auxilio en un esquema 4-3-1-2, por momentos quedó expuesto por su constante vocación ofensiva y el retroceso fue un dolor de cabeza que su rival aprovechó para lastimarlo.
“Banfield tuvo que reaccionar porque estaba dos goles abajo, también es mérito de ellos. Nos vamos contentos por el resultado, pero disconformes con la manera en que terminó el partido. Hemos trabajado durante toda la pretemporada y en el inicio del campeonato. El otro día contra Tigre no sufrimos para nada, excepto un cabezazo en el segundo tiempo porque González Pírez había salido y nos faltaba un hombre en la zona central. Pero esta vez sí lo sufrimos, más que nada en el segundo tiempo y en el retroceso”, agregó Enzo en su análisis. “En el segundo tiempo quedamos muy largos y muy anchos, ellos encontraron espacios para meter pelotas filtradas, para tirar pelotazos y a nosotros nos costó acomodarnos, por eso Banfield terminó de crecer y, más allá de que no eran dueños de la pelota, estaban mejor que nosotros. En la semana vamos a tener que arreglarlo”.
Como contracara, River tuvo una voracidad y una intensidad ofensiva que le permitió no solo convertir tres goles, sino contar con numerosas situaciones de gol: con el 53% de posesión, pateó 19 veces (6 al arco) y fue muy peligroso cuando se asoció lúcidamente con la técnica de Santiago Simón, Esequiel Barco y Nacho Fernández, más la potencia de Miguel Borja y Salomón Rondón, quienes convivieron bien en el ataque.
Luego, en el segundo tiempo, ingresaron Rodrigo Aliendro, Pablo Solari, Franco Alfonso, José Paradela y Lucas Beltrán para exponer la cantidad de variantes que tiene –Agustín Palavecino no estuvo por fiebre–. Pero en el fondo nunca pudo corregir las falencias, al punto tal que Banfield tuvo 18 tiros (5 al arco) que obligaron a responder hasta el final a Franco Armani.
Arriba, sobra. Abajo, falta. Esa es la sensación que hoy invade al mundo River. Y los imponderables siguen generándole un dolor de cabeza a Demichelis: el martes se confirmó que David Martínez será intervenido quirúrgicamente la próxima semana por la tendinopatía rotuliana de su rodilla derecha. El único defensor central zurdo natural del plantel fue al banco ante Argentinos Juniors y Tigre, pero se resintió de la lesión y la decisión del cuerpo técnico fue operarlo: tendrá al menos tres meses de recuperación hasta poder volver.
Así, hoy el DT espera por dos piezas importantes: Paulo Díaz ya está en condiciones aunque aún no sumó minutos y Emanuel Mammana podría volver a entrenarse con normalidad recién la próxima semana tras sufrir un desgarro en el isquiotibial izquierdo. Con ellos, tendrá más variantes para empezar a consolidar una defensa titular. Mientras tanto, Enzo Díaz –único refuerzo en la zona– ofició como marcador central izquierdo en los últimos cuatro juegos y tuvo un nivel en alza. “Le está haciendo un favor al equipo”, dijo Demichelis hace unas semanas sobre esa decisión.
Repleto de alternativas en ataque, River necesita seguir construyéndose de atrás hacia adelante para forjar ese equilibrio lógico que el entrenador quiere imprimirle a su equipo. “Intentaré darle solidez defensiva al equipo, pero no voy a negociar el ir para adelante”, explicó el flamante DT cuando fue presentado en noviembre pasado. Hoy su equipo lo demuestra.
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