River - Boca: los números de Marcelo Gallardo en el superclásico, antes del que puede ser el último capítulo para él

Ningún integrante del mundo River puede asegurar que el superclásico del domingo en el Monumental no sea el último de Marcelo Gallardo en su exitoso ciclo como entrenador que ya lleva más de siete años. Mientras en España figuró en las últimas horas como uno de los candidatos de Barcelona para reemplazar a Ronald Koeman, el DT no pone la energía en el futuro de su carrera y se enfoca al 100% en el compromiso que tiene por delante frente a Boca con un objetivo claro: ganar por primera vez en torneos locales en el Monumental y dejar atrás los últimos cuatro empates desabridos. Justo cuando vuelve a reencontrarse con su gente 582 días después de la última cita.

No hay dudas de que Gallardo rompió para siempre el paradigma de la historia moderna del superclásico con las cinco eliminaciones consecutivas, dos finales ganadas y la recomposición de River en el plano internacional. Pero, por fuera de las dos recientes derrotas por penales en la Copa de la Liga y la Copa Argentina, todavía tiene una pequeña cuenta pendiente. A lo largo de sus seis clásicos en Núñez por la liga doméstica, nunca pudo festejar con tres empates y tres caídas. En 2014 igualó 1-1 en su debut bajo la lluvia; cayó 1-0 en 2015; empató 0-0 a comienzos de 2016 y luego perdió 4-2 a fin de año; volvió a perder 2-1 en 2017; e igualó 0-0 en un apático cruce en 2019.

A lo largo de todo su ciclo, el Muñeco tiene superioridad en el historial: enfrentó 23 veces a Boca en todas las competencias con siete triunfos, 11 empates y cinco caídas, más 23 goles a favor y 20 en contra. Curiosamente, en competiciones locales solo tiene un escaso 37% de efectividad en 15 partidos con tres éxitos (dos en la Bombonera y uno en Mendoza), ocho empates y cuatro caídas (una en la Bombonera y tres en el Monumental) en los que anotó 15 goles y recibió otros 15. Esa será la gran barrera a cruzar.

Con la incertidumbre de su continuidad a cuestas, Gallardo afrontará un clásico crucial para las aspiraciones de su equipo en la Liga Profesional. Ubicado como escolta de Talleres a dos puntos de distancia, un triunfo le permitiría quedar como único líder hasta el lunes y sacarle nueve unidades de ventaja a Boca en la tabla.

Además, generaría un envión anímico como ningún otro en el año y lo marcaría a fuego como el gran candidato a quedarse con el adeudado título de liga local. Por eso tampoco es un superclásico más. Tiene componentes de sobra que lo presentan como un duelo que puede volverse trascendental.

“El partido del domingo no define el campeonato, pero sí puede marcar una situación y ponerte como candidato. Eso no lo vamos a obviar porque ganar sería afianzarnos en la pelea del título. Estamos a mitad de torneo y los equipos que vienen en el lote de los primeros puestos empezaron a perder puntos. Los más regulares, los que sigan sumando, van a terminar desprendiéndose”, comentó Gallardo este viernes en conferencia de prensa. Y avisó que espera un cambio de postura tras la llegada de Sebastián Battaglia, a quien enfrentará por primera vez:

“Necesitamos jugar bien. Debemos intentar ser superiores. En esta actualidad estamos más igualados en condiciones. Boca en este último tiempo ha encontrado en su funcionamiento algo diferente, contrariamente a lo que venía pasando en los partidos anteriores. Esta vez va a ser compartido el protagonismo y a nosotros también nos motiva para intentar jugar bien y lograr el resultado que queremos”.

En las últimas cuatro presentaciones, después de un 2020 sin clásicos, ese aura de invencibilidad y superioridad que siempre tuvo su ciclo pareció romperse. No solo porque no ganó y hasta perdió el invicto en los mata-mata, sino porque además sólo estuvo nueve minutos en ventaja en el marcador de los 360 que existieron y en tres encuentros se fue 0-1 al vestuario. Pero para el DT este domingo puede darse un clic.

“Se dieron partidos diferentes y en situaciones atípicas. Nosotros no pudimos marcar la diferencia, pero tuvimos mejores posibilidades. En otro llegamos muy golpeados y en desigualdad de condiciones. Y este puede ser diferente. Llegamos con casi todos nuestros futbolistas, con más posibilidades y nos medimos con una propuesta diferente de Boca que puede ser buena para el espectáculo. En ese medir de fuerzas se puede dar un buen partido con el aliciente del público”, aseguró el director técnico.

Sin el equipo definido, Gallardo empieza a mover las últimas piezas antes de otra batalla superclásica que puede ser la última de su paso como entrenador de River. Y mientras los dirigentes, socios e hinchas están expectantes sobre lo que ocurrirá en diciembre al finalizar su contrato, el entrenador todavía no se permite mirar allá. Este domingo se juega una ficha demasiado importante. Necesita dejar atrás el pasado más reciente y encaminar el futuro más próximo. Para el resto todavía hay tiempo.

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