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River goleó a Banfield, alcanzó la cima y sólo piensa en Boca
En el Monumental, los de Gallardo ganaron 4 a 1; en la próxima fecha jugarán contra los xeneizes
Como si hubiera sacado un tapón que retenía lo que debía fluir. O como si hubiera eliminado un cuerpo extraño que lo trababa. River estuvo dos largos meses lidiando con sus desventuras en la Copa Libertadores hasta que el miércoles consiguió una clasificación tan angustiosa como balsámica. Se sacó tal peso de encima que ni siquiera el inminente choque con Boca lo descoloca. Al menos por ahora, todavía se nota el efecto liberador de haber evitado una eliminación que hubiera sido casi imposible de no calificar como un fracaso.
No es que River se haya acordado de ganar. De hecho, anoche encadenó el quinto triunfo consecutivo por el torneo. La novedad estuvo en las formas, en la autoridad para construir una victoria con escasos baches, en la convicción para volver a mover la pelota con un ritmo alto, en el crecimiento de varias individualidades, como en los casos de Kranevitter, Rojas y Cavenaghi.
Cuando todo encaja hay también solución para los imponderables, para los problemas de último momento. Veinticuatro horas antes del partido, River se quedó, a causa de una leve lesión en una rodilla, sin Mora, su mejor delantero en este año. No lo extrañó porque Cavenaghi tuvo un nivel que, de ser más habitual, ni el cuerpo técnico ni él tendrían dudas sobre la conveniencia de renovar el contrato en junio.
Cavenaghi hizo un partido casi completo, dividido en dos facetas. En el primer tiempo jugó más lejos del área; retrocedió para hacer de pivote, asociarse y descargar. Rindió más en función de equipo y de una intervención suya llegó el estupendo gol de Driussi, que le entró de aire desde fuera del área. La otra contribución decisiva de Cavenaghi fue la que le permitió construir toda una carrera: la de goleador. No apareció en un momento cualquiera, sino cuando el partido podía complicarse por el descuento de Banfield. Transformó en una goleada lo que era un éxito ajustado en las cifras. Aprovechó una terrible parálisis de la defensa de Banfield.
Ya había salido Teo Gutiérrez y la función de N° 9 de área era exclusivamente suya. Ante el estatismo de los zagueros Rodríguez y Bianchi Arce apareció para definir asistencias desde los dos costados. En el tercer gol hubo un pase de Rojas, que a menos de diez minutos para el final se movió con una energía como si el encuentro estuviera empezando. Rojas recuperó una pelota y desbordó con espíritu de wing para asistir a Cavenaghi, que definió tras un control orientado. Ya en el descuento, ornamentó el triunfo con un taco artesanal para conectar un centro desde la derecha de Solari.
Imposible mejor cierre de partido para River. El primer puesto asegurado y la comunión festiva entre Cavenaghi y una multitud que por un momento dejó de cantar contra Boca para envolver en afecto a su capitán y uno de los últimos ídolos.
Sin Noir ni Bertolo, Banfield no fue ese equipo que se estira en ataque y se hace profundo. El colombiano Cuero estuvo incisivo y le dio más de un dolor de cabeza a Vangioni, pero lo acompañaron poco. Viatri fue absorbido por Maidana, que casi nunca lo dejó recibir y girar. El ex Boca sólo tuvo una oportunidad, cuando Kranevitter -en su único error- erró un despeje y le quedó una pelota que remató apenas desviado.
Mientras Kranevitter cortaba y era salida en el medio, Rojas le ganaba el duelo a Erviti, cuya escasa influencia en el juego fue un perjuicio para Banfield. Al equipo de Almeyda le gusta correr y desplegarse, es generoso, pero sólo inquietaba a River con la pelota detenida por la vía área, con algunos cabezazos de Civelli (muy sacrificado para cubrir la banda izquierda), Noguera y Viatri.
De los juveniles que Gallardo tiene como recambio, Driussi es el que más está aprovechando las oportunidades. Es un jugador un tanto inclasificable en cuanto a lo posicional; puede ser volante o delantero. Tiene potencia para arrancar y llegar, no se hace el distraído cuando hay que retroceder. Menos favorecido pareció ayer Pity Martínez sobre la derecha; necesitó cerrarse para hacer valer su gambeta.
Cazares se perdió increíblemente el empate al comienzo del segundo tiempo tras un desborde de Cuero y un Barovero que quedó a mitad de camino. Almeyda se la jugó con un delantero (Asenjo) por un volante de contención (Yeri). Con el reemplazo de Kranevitter, River se quedó sin un volante central de oficio y por ese hueco se filtró a pura velocidad Cazares para asistir a Cuero, autor del empate.
Quedaban diez minutos y Banfield es un equipo con vocación ofensiva. Puede ser tan peligroso para el rival como para sus propios intereses, con concesiones defensivas que este River, ya sin la venda obstructora que fue la Copa Libertadores, aprovechó con los ojos bien abiertos.
El gol de Driussi
El gol de Funes Mori
lanacionar
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