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Recolector de pasión: Alejandro Ayala, el goleador que a los 42 años jamás pierde la ilusión con Sacachispas
A los 42 años, Alejandro Ayala se divide entre su trabajo de basurero y la delantera de Sacachispas
-Hagamos cuentas. Llevás 24 años recorriendo las canchas y 12 trabajando en la recolección de residuos. ¿Es así?
-Sí, exacto.
-Entonces nadie mejor que vos para decirlo, ¿dónde hay más basura, en la calle o en el fútbol?
Alejandro Ángel Ayala, 42 inocultables años en la cara y en el cuerpo, suelta la carcajada limpia; con la rapidez que siempre mostró para moverse en las áreas rivales elude la pregunta y emplea toda su experiencia para acomodar la respuesta contra el palo más lejano: “Mitad y mitad, dejémoslo ahí”, dice, y guiña el ojo derecho.
El mundo de Sacachispas es pequeño, alejado de los focos. Afiliado a la AFA en 1954, el equipo de Villa Soldati siempre se movió entre la C y la D y, aunque el estadio Beto Larrosa luzca hoy coqueto, no deja de estar en un rincón algo apartado de la ciudad. Sin embargo, esconde una historia grande.
“Llevo 180 y pico de goles convertidos, la cantidad exacta no la sé, y tampoco sé si hay alguien jugando en la Argentina con más goles que yo, pero es posible que no”, dice.
Alejandro “Conejo” Ayala es dueño de una carrera admirable, casi dos décadas y media sudando los campos más modestos de nuestro fútbol, sacudiendo redes en todos ellos (la última vez, el domingo pasado, de cabeza y en el minuto 88 para darle a su equipo un triunfo clave), empujado exclusivamente por el sentimiento.
“Para mí el fútbol es pasión y alegría. Apenas durante un tiempo muy corto, cuando el mayor de mis hijos era el único (ahora suman cinco, y pronto serán seis) pude dedicarme sólo a jugar. Después, siempre tuve que vivir de mi trabajo. Pero cada mañana cuando suena el despertador de mi casa en Burzaco me levanto con unas ganas bárbaras de entrenarme”. Nunca duda.
Ayala no es el futbolista más longevo de las canchas argentinas. Sin ir muy lejos, en Mataderos, zona que cada tarde el Conejo recorre con el camión de la empresa Níttida, brilla los fines de semana Christian Gómez, el 10 de Chicago, apenas tres meses mayor, pero son contados los jugadores que logran atravesar los 40 sin renunciar a la ilusión de pisar una cancha fecha tras fecha. “Ahora juego poco, pero no puedo quejarme. El equipo anda bien y los delanteros están haciendo goles, así que hay que cerrar la boca y aguantar hasta que a uno le toque”.
–Todo empezó en Claypole, en 1993, y continuó por San Martín, Excursionistas, Deportivo Paraguayo, Central Ballester, Camioneros y, sobre todo, durante cinco etapas diferentes en Sacachispas.
–Esta es mi casa, acá hice la mayoría de los goles. Me los acuerdo todos, desde el primero con esta camiseta, a Muñiz en la cancha de Atlas, hasta el más lindo, el gol de oro a Fénix en la semifinal de 2004 que después nos permitió ascender a la C.
–¿Nunca tuviste la oportunidad de jugar en categorías mayores?
–Sí. En 2002 fui a Platense. Ahí pensé que si el de arriba me iluminaba podía dar el salto. El técnico era Carlos Trullet. Hice goles en los entrenamientos, pero se ve que no lo convencí. Nunca le pregunté. Ni siquiera llegué a jugar y tuve que volver a Sacachispas. Claro que hubiera querido ser profesional. Los de Primera van a entrenar a la mañana y a la tarde se quedan en la casa, con la plata guardada en el banco.
–¿Los envidiás?
–No, eso no. Pero a veces uno piensa: “Mirá vos éste, jugando en Primera cuando hay compañeros que tranquilamente podrían estar ahí”.
Ayala sabe que le queda poco hilo en el carrete. Pero el final de su carrera coincide con el momento más dulce de la historia de Sacachispas. Los de Soldati lideran la tabla, con 10 puntos de ventaja sobre Defensores Unidos de Zárate, y el sueño de llegar por primera vez a la B parece cercano. Sería la coronación de la carrera del máximo goleador de los lilas.
“Con el presidente del club ya está hablado y, si llega el momento, tendré que charlarlo con el DT. Me gustaría darme el gusto de jugar algún partido en la B, o aunque sea de ir al banco o firmar una planilla. Entonces sí, el día siguiente ya le prometí a mi mujer que dejo el fútbol.
Aquel cruce con Orion
El encuentro fue en la cancha de Midland. Ahí fue a jugar el Conejo Ayala un partido de la C hace un par de años y se encontró con el hincha más caracterizado del “funebrero” de Libertad, Agustín Orion, actualmente en Racing. “Me quiso hacer una broma –cuenta el goleador de Sacachispas– y me preguntó qué había ganado. Le dije que un ascenso y el respeto de mucha gente. Pero como me pareció poco, le devolví la broma y le tiré: «Si querés saber más, googleame».”
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