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Ramón Díaz: “Paraguay también le puede ganar a la Argentina”
El DT del próximo rival de la selección habló de casi todo: Messi, River, Boca y Grondona
ASUNCION.– El complejo Los Aleros, el escenario que supo ser el búnker de Olimpia, recorre sus huellas con aroma a nuevo. El mediodía invita a pasear por los bosques que lo rodean, aunque el confort tecnológico se ofrece como bienvenida ideal. Instalado en Fernando de la Mora, suerte de oasis en las afueras de Asunción, el escenario respira fútbol en cada esquina. Unos 15 jóvenes analizan tácticas y estrategias: pausan y rebobinan videos de figuras argentinas. Cuqui Silvera y Emiliano Díaz lideran el proyecto: están tapados de papeles con flechitas que suben y bajan.
No hay tereré en ningún lado. Hay, eso sí, mates de cuero con termos de agua caliente tapizados con los colores de River. Ramón Díaz, el entrenador de Paraguay, que se frota las manos en la espera del choque contra la Argentina, previsto para pasado mañana, en un atiborrado Defensores del Chaco, se siente en el paraíso. Más aún, luego del debut triunfal en las eliminatorias contra Venezuela. "Recuperé la tranquilidad. Estoy con mi mujer; también Emiliano, que está con su familia. No suelo viajar seguido a Buenos Aires, me quedo acá, porque estoy entusiasmadísimo", asume el conductor, que invita a LA NACION a una hora de intensidad, picardía y carcajadas. Recorre las instalaciones con complicidad riojana: "Esto lo hice todo yo, no había nada, mirá cómo laburamos", advierte el protagonista, que compró una casa en el Paseo Carmelitas, epicentro del confort. "¿En qué otro lugar voy a vivir?", pregunta, con chispa.
"La presión que tengo acá no es la misma que existe en la Argentina. Trabajar en una selección es aprender a planificar, aunque el tiempo pasa volando, es todo muy dinámico. Me gusta organizar todo. Ahora esto es una selección, cuando llegamos nosotros no había nada de nada. Lo tengo que decir: comenzamos de cero, no había ningún informe. Es un proyecto lindo a largo plazo; por supuesto que necesitamos de buenos resultados. Cuando jugamos por los puntos, es otra cosa", reflexiona.
–¿Si no se consiguen resultados, no sirve de nada?
–El proyecto de la selección es diferente al de los clubes. Porque las eliminatorias duran cuatro años; yo entiendo que la gente quiere resultados de forma inmediata y vamos a tratar de hacerlo, pero hay que proyectar, no quedarse con lo que pasa ahora. Cuando agarramos, Paraguay estaba en el puesto 86 y con nosotros pasó al 47, es un dato concreto. Confiamos mucho en el jugador paraguayo, en su temperamento, en su capacidad. Nosotros jugamos a la tarde en Venezuela, con 38 grados: el paraguayo sabe sobreponerse a todos los inconvenientes.
–¿Te dolieron las críticas de algunos, como de Chilavert?
–No. Porque no me conocen. Y cuando realmente te empiezan a conocer, dicen: "uyyy, qué boludez dije". Y más, estando en este ambiente, en el que un resultado te puede hacer cambiar. La gente festejó mucho haber llegado a una semifinal de Copa América, haberle ganado a Brasil, jugar con la Argentina…
–¿No te dolió nada, nada?
–… (piensa exactamente durante seis segundos) Tengo 56 años, gané 18 títulos, ¿qué me puede doler? ¡Nada! (carcajadas).
–¿Te agrandan las críticas?
–Sé cómo es este ambiente, estás en un país extranjero, en donde hay que demostrar el doble. La gente está contenta, mi llegada le renovó la expectativa al pueblo, porque nunca tuvieron un entrenador tan prestigioso y que haya conseguido tantos campeonatos…, estamos contentos todos. Son cosas que pasan.
–¿Por qué no pudiste ser técnico de la Argentina?
–Siempre hay que demostrar qué capacidad se tiene para un cargo tan importante. La Argentina tiene grandes entrenadores. ¿Qué le vas a enseñar a Messi? Que corra más, aunque siempre te resuelve todo. En el primer nivel, todos los jugadores son muy inteligentes.
–¿Nunca te sentiste cerca de dirigir al seleccionado?
–Grondona decidía. "Vas a ser vos y listo". A mí, me dijo en su momento: "Antes de dirigir a la selección, vas a tener que dirigir a Arsenal". "Yo lo quiero mucho –le contesté–, Arsenal es muy lindo, pero no se puede comparar…" Ahora, tal vez, cambie todo, esperaré un poco más… (risas)
–¿Sigue siendo una meta?
–Esas cosas pasan en el momento. Es un instante. Yo no me puedo quejar de mi carrera.
–En la Copa América enfrentaste dos veces a la Argentina. La primera, fue un empate. El segundo partido fue un golpe duro.
–Jugar contra la Argentina es especial. Es el mejor equipo. Ahora, la baja de Messi implica no tener al mejor jugador del mundo. Para el equipo argentino, en lo anímico y en todo lo demás, se nota que es distinto. Influye su ausencia, aunque tienen grandes jugadores. Será un partido completamente distinto. Fue muy linda experiencia aquel primer partido. Seis meses laburando y, de pronto, Samudio le da un pase gol a Agüero, que define solo. Esa clase de errores no se pueden cometer contra esta clase de equipos. Ese partido que se revirtió los hizo crecer, recuperaron la confianza. Presionamos más arriba y vimos que se sentían cómodos y la Argentina cometió el error de querer salir jugando. Y así le convertimos y los empatamos. Y en el segundo partido, cuando se inspiró Messi, fue imposible pararlo. Aunque ahora no estarán ni Messi ni Agüero.
–¿Cómo vislumbras el partido? La Argentina quedó golpeada.
–Va a ser diferente a los otros dos. En casa, con nuestra gente, con nuestro calor. Será otra estrategia. El calor y la humedad, juegan.
–¿Te alivió, de algún modo, la lesión de Messi?
–Nunca voy a querer que se lesione. Es una lástima, porque es una gran persona, es el mejor del mundo y, además, tiene una lesión delicada. Pero se va a recuperar rápido. No jugar contra Messi es una ventaja. Messi es lo máximo. Son increíbles las cosas que hace.
–¿Se puede ganarle a la Argentina? Sin Messiy sin Agüero...
–Por supuesto, pasó con Ecuador. Paraguay también le puede ganar a la Argentina. Jugamos como locales y, además, esta selección ya le ha ganado a la Argentina. Eso es lo que dicen todos los hinchas. "Mirá que nosotros ya le ganamos, eh", me cuentan en la calle. Paraguay tiene coraje y temperamento. Nosotros le vamos a agregar orden y juego.
–¿Comprendés a los que se enojan cuando festejas un gol contra la Argentina? ¿O cuando te pusiste contento por la clasificación de San Lorenzo contra River en aquel partido de Copa?
–Yo soy riojano, primero tienen que entender eso (risas). Soy riojano y tengo la sangre caliente. Me gusta la pasión, hay cosas que no se pueden controlar, por más que quieras. El hincha sabe, que no jodan, el que es futbolero lo entiende. En ese momento pensás en tu trabajo, en lo que estás haciendo. Nadie le desea el mal a nadie. ¡Hay que festejar más! Ahora veo que Boca está primero, está muy bien, pero hace como cinco años que invierte una fortuna para salir campeón y hasta ahora no ganaron nada… ¿Sabés las ganas que tienen de festejar algo? Ahora está encaminado, pero no se puede descuidar, porque detrás están San Lorenzo y Central.
–Es difícil que se le escape a Boca.
–Ojalá que se lo arrebate San Lorenzo. Me gustó mucho cómo le ganó en la Bombonera, le ganó con la historia, que pesa mucho.
–La historia pesa, pero River, justamente, le ganó dos series internacionales seguidas a Boca. Ahí se modificó la historia.
–Eso no se olvida más. Somos hinchas. No me sorprendió Gallardo, ya lo había visto en Uruguay. Conoce el mundo River, cómo jugar esa clase de partidos, lo tuve como jugador, siempre le gustó la conducción. Estoy contento porque River volvió a la normalidad, porque el ambiente cuando asumimos nosotros era complicado, desde lo político, lo deportivo. Retroceder a la B fue lo peor que le pasó al club, fue difícil. La mayoría de los jugadores, ahora, se liberaron, perdieron la presión. Juegan mucho mejor. Cuando volví a River, fue de cero, todo nuevo. Porque Almeyda hizo un buen trabajo, al subirlo otra vez, pero cuando llegamos nosotros era todo distinto. El equipo no estaba mentalizado para ganar. Ahora, River está preparado para ganar.
–Acostumbrado a la derrota.
–Claro. No había optimismo, el que siempre tuvo River. El que tuvo toda la vida, en realidad.
–¿Qué River jugaba mejor? ¿El campeón local o el rey internacional con Gallardo?
–El mejor River fue el nuestro. Porque fue campeón después de todo lo que pasó. Porque demostró carácter, determinación. Después fue fácil jugar, porque se había liberado, porque había salido campeón. Fue más difícil el torneo que conseguimos. Estuve seis meses sin cobrar, pero solo nosotros lo pudimos aguantar, porque estaba en mi casa. Son cosas que no se saben.ß
De la anécdota con los Funes Mori a la final del mundo
En la vorágine de los recuerdos, se planta en los primeros días de la última etapa en River. Y descubre una vivencia risueña. Una más. "Hay una anécdota muy divertida apenas llegamos al club, que recuerdo cada tanto. Ramiro y Rogelio Funes Mori estaban lesionados al mismo tiempo. Un día agarré a un mellizo y le dije: ‘Mirá que a vos te voy a sacar goleador, andá preparándote´. De pronto, alguien me dice, un poco incómodo: ´Ramón, mirá que éste es el defensor´…. No paraba de reírme y le insistí: ´Bueno, quedate tranquilo, vos también vas a marcar muchos goles´". En el presente, reconoce que se lleva "muy bien" con la dirigencia, pese a haberse alejado de modo sorpresivo, a fines de mayo de 2014. Si hasta tiene preparado un champagne para diciembre. "River le puede ganar a Barcelona, no es una locura pensarlo. El jugador argentino es jodido, tiene mañas, sabe jugar. Puede dar la sorpresa", suscribe.
Va a votar a Macri: "Que se termine todo esto"
Ramón Díaz está distendido y disfruta de la serenidad. "Cuando las cosas están bien y tenés tranquilidad para encarar un proyecto ambicioso de cuatro años, y ves que todo empezó bien, uno se pone contento. Lo que construimos es algo serio. Es un desafío muy lindo. Me respetan en todos lados", confiesa.
Esa tranquilidad lo moviliza para involucrarse en otros ámbitos, como la actualidad de la Argentina. "Estamos rogando que se elija a un nuevo presidente para que se termine todo esto de una vez. La gente está mal, hace falta que vuelva el optimismo. El país es maravilloso, pero todos tienen dificultades. Doy un ejemplo: la prepaga mensual allá está, como mínimo, 700 dólares por mes para una familia. Acá, al cambio, pago apenas 100, con el mismo servicio", confiesa. Y arriesga: "Voy a votar a Macri [Mauricio], es un amigo. Tiene otra mentalidad. Buenos Aires es una ciudad increíble. La gente pide un cambio".
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