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Maximiliano Moralez y Racing, una relación que renace después de 14 años de pausa
El santafesino saldó la promesa familiar y regresó al club que lo formó y con el que tuvo algunas situaciones tirantes; a los 35, llega a una entidad que nada tiene que ver con la que dejó en 2009
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El último partido de Maximiliano Moralez con la camiseta de Racing fue hace ya más de 14 años, el 13 de diciembre de 2008, una derrota por 3 a 0 ante Newell’s. El domingo siguiente, al cierre de aquel Apertura 2008, la Academia tendría por primera vez elecciones tras una década de caos institucional, con un combo que incluyó quiebra, gerenciamiento e intervención del club. En los casi diez años que vivió Moralez en la mitad celeste y blanca de Avellaneda, entre las inferiores y la primera divisiones, nunca convivió con la figura de un presidente.
Una muestra elocuente del contexto que transitó, en donde le tocó ser el héroe de la tarde en la que los corazones académicos se pusieron a prueba, en aquella promoción de 2008, ante Belgrano. Racing ganó 1 a 0 con gol de Moralez y eludió el descenso. Las dos salidas del santafesino del club fueron desprolijas, como era casi todo en aquel entonces. La primera fue una venta apurada al FC Moscú, por 6 millones de dólares, luego del gran Mundial Sub 20 que había tenido ‘Frasquito’ en Canadá 2007. El entonces entrenador Gustavo Costas intentó convencerlo de que se quedara hasta minutos antes de subir al avión, pero no hubo caso. El mediapunta no se adaptó a Rusia y volvió a préstamo a los seis meses, a comienzos de 2008. Una vez que venció ese préstamo, los tiempos del número 10 y de un Racing que transitaba por la reinstitucionalización no eran los mismos: aceptó la oferta de un grupo inversor que lo colocaba en Vélez y se marchó del club que lo formó.
Este miércoles, Moralez volvió a pisar el césped del estadio Presidente Perón, para el amistoso ante Bolivar. Jugó como mediocampista izquierdo y se dio el gusto de marcar un tanto en el segundo partido. El equipo que integró el ex futbolista de Atalanta, que parece ser la base del cuadro titular que imagina Gago, formó con: Arias; Cáceres, Sigali, Piovi y Opazo; Gómez, Moreno y Moralez; Rojas, Romero y Carbonero. La presencia y el tanto del surgido de las inferiores generó aún más ilusión en uno de los refuerzos que más ruido hizo en este calmo mercado de pases argentino.
Moralez se había ganado el cariño de los hinchas desde la primera vez que pisó el Cilindro: fue ovacionado en su estreno como local, por la 16a fecha del Clausura 05, un triunfo por 2 a 0 ante Colón en el que le cambió la cara al equipo con su ingreso, pese a sus escasos 17 años y su metro sesenta. Luego demostró toda su clase en 90 partidos, en los que tuvo de entrenadores a figuras como Reinaldo Merlo y Diego Simeone. La rápida salida a otro club local, y el hecho de que su nombre suene en cada mercado de pases desde 2016 sin concretarse su regreso, fue generando cierta distancia entre los hinchas y el futbolista.
Hubo dos escenas que también alimentaron esos desencuentros. En octubre de 2009, ya como jugador de Vélez, Frasquito fue a ver a Racing ante Argentinos, en La Paternal. El ex vocal Adrián Fernández intentó echarlo de la platea visitante a los gritos, entre insultos.
En la última fecha del Apertura 2010, Vélez visitó el Cilindro de Avellaneda con chances de ser campeón. Maxi marcó un golazo de tiro libre, justo en el arco de la tribuna local. El número 10 fortinero juntó las manos y pidió disculpas; la respuesta del público fue una silbatina.
Algunas jugadas de la carrera de Moralez
Por todos estos antecedentes, Moralez disfruta de estas dos semanas que lleva como jugador de Racing como un verdadero sueño. El santafesino siempre deseó terminar la carrera en el club que lo formó, con la ilusión de vivir un contexto distinto del que le tocó en aquel entonces. Se le cumplió a los 35 años. Moralez guarda un gran cariño deportivo por el club que le abrió las puertas desde adolescente pese a su escasa estatura, algo que no hicieron Rosario Central ni Newell’s, el equipo del que era hincha de chiquito. Miguel Ángel Micó, el entonces coordinador de inferiores, lo cobijó como una de las joyas de la cantera cuando llegó con 13 años.
Pese al descalabro institucional, la Academia tenía en la categoría 87 una camada prometedora. En 2004, la sexta división fue campeona con un verdadero equipazo, que tres años después aportó cinco jugadores al campeonato mundial Sub 20 que consiguió la Selección en Canadá. El 4 de julio de 2004, en la Villa Olímpica de Vélez, la Academia y Boca chocaron por el título. Cuando el Xeneize parecía que se llevaba el triunfo, Moralez lo empató sobre la hora. Hubo penales. Y brilló Sergio Romero, que atajó tres. La categoría 87 todavía tiene su grupo de WhatsApp en el que Racing es el tema principal.
Romero, Gabriel Mercado, Claudio Yacob, Matías Sánchez y Moralez también fueron campeones del Mundial Sub 20 de 2007, el último título argentino. Moralez fue figura: se llevó la bota de bronce por ser el tercer goleador del torneo y fue elegido Balón de Plata, el segundo mejor jugador del certamen, detrás de Sergio Agüero y delante de figuras estrellas como Piqué, Arturo Vidal, Alexis Sánchez, Alexandre Pato y Ángel Di María. Leonardo Sigali y Emiliano Insúa, actuales compañeros de Moralez, fueron elegidos como titulares por Hugo Tocalli para la final de aquel Mundial, ante República Checa. El resto de su carrera es conocida: brilló en Atalanta, de Italia (148 partidos, 20 goles y 26 asistencias), y también en New York City, donde jugó cinco temporadas y se convirtió en símbolo de un club en el que se dio el gusto de jugar con figuras como Andrea Pirlo y David Villa.
Lo que más unió a Moralez y a Racing a lo largo de estos 15 años fue su propia familia. Natalia, su mujer, es fanática de la Academia. “Mi cuñado sigue a Racing a todos lados, tiene una bandera muy conocida de Ciudad Evita. Antes de estar conmigo, mi esposa iba siempre a ver a Racing con el padre y la madre. Es una familia muy racinguista”, contó en 2016 en una entrevista con el diario Olé.
Sus hijos también son socios y fanáticos de Racing: se hicieron virales videos suyos alentando a la Academia por TV desde Nueva York. Su regreso al club que lo formó era una promesa para ellos. Cuando ya empezaba a dudar de que los sueños se hagan realidad, los planetas se alinearon. El acuerdo se selló en un viaje de Víctor Blanco a Estados Unidos, antes del Mundial de Qatar. En estos años, Blanco y el futbolista forjaron una relación cercana, que tuvo más obsequios y gestos que ofertas concretas para regresar, algo que por fin se concretó.
Ahora le llega el turno de llevar los deseos al césped. Fernando Gago lo imagina como el reemplazante de ideal de Emiliano Vecchio, por su capacidad para hacerse cargo del equipo a nivel futbolístico y personalidad, una falla que evidenció la Academia en el tramo final del 2022. Ya sea como volante interno o como mediapunta, el cuerpo técnico lo imagina con un papel importante. Moralez eligió usar el número 27, para cerrar su carrera exactamente con la misma camiseta con la que arrancó. Ahora, se sabe, el contexto es otro: el santafesino, de 1,60 metros, buscará aportar su fútbol para un equipo que sueña con la Copa Libertadores, ya no deberá llevar el peso de la tabla de promedios sobre su espalda.
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