Racing: una caída que le cerró la puerta de la Libertadores

Un héroe desconocido, Alexis Martín Arias, dejó a Racing afuera de la Copa Argentina. Las manos mágicas del arquero tripero, que se lució durante el segundo tiempo con media docena de atajadas maravillosas son la única explicación posible para explicar la eliminación de la Academia, que después del tanto de Diego Imperiale reaccionó como un equipo al que le arrebatan el único objetivo que le quedaba para este 2016. Después de un mal primer tiempo y de arrancar en desventaja la segunda mitad, fue a buscar el empate con agresividad. Pero chocó contra el arquero. Y fue un golpe fuerte. Porque lo que más duele en la mitad celeste y blanca de Avellaneda no es la derrota ante Gimnasia, la segunda consecutiva en cuatro días: es perder la posibilidad de jugar la Copa Libertadores del año próximo.

Fueron seis las tapadas espectaculares de Martín Arias durante el segundo tiempo. La primera llegó con el partido aun 0 a 0, a los seis minutos de la segunda mitad, luego de un cabezazo esquinazo de Gustavo Bou. La segunda fue la que se llevó todos los aplausos: una media vuelta de Oscar Romero que tenía destino de ángulo se cruzó con el guante izquierdo del arquero del Lobo. Después se lució dos veces ante Nicolás Sánchez, que no pudo ni de cabeza ni con un puntinazo de zurda. Y a Bou le volvió a ahogar el grito, luego de que desviara un buen centro de Santiago Rosales.

El arquero de 24 años fue uno de las apuestas que hizo Gustavo Alfaro luego de la salida de Enrique Bologna. Manuel García llegó de Central para pelear el lugar bajo los tres palos. Pero a fuerza buenas actuaciones en la pretemporada el joven de las inferiores se ganó el puesto. Ayer devolvió toda esa confianza con una actuación estelar que deja a la Academia hundido en un mar de preocupaciones.

No es la primera vez que un héroe inesperado, casi anónimo, amarga a Racing este semestre. Por la Copa Bicentenario, cuando la temporada recién comenzaba y todavía estaba Facundo Sava en el banco, fue Brian Montenegro, delantero de Lanús, el que privó a la Academia de dar una vuelta olímpica con un gol agónico que definió aquella final. Después de ese traspié, el objetivo del plantel pasó a ser esta Copa Argentina, que podía significar nada menos que el boleto para la Libertadores del año próximo. Por eso duele tanto la derrota de anoche, porque este grupo de futbolistas venía de jugar dos años seguidos ese certamen y la espina había quedado atragantada. Al menos hasta el 2018, seguirá ahí.

Para el gran objetivo que tenían los cinco equipos grandes este año ya se pueden tachar dos candidatos: Racing e Independiente. Casualmente fue el mismo escenario el que vio caer a los dos equipos de Avellaneda por la Copa Argentina y perderse así la chance de participar del torneo continental más importante, si es que el Rojo no logra ganar esa pulseada ante Atlético Tucumán por lograr el sexto cupo vacante.

La semana fue de traspié en traspié para la Academia. A la inesperada derrota ante Atlético de Rafaela el fin de semana se fueron sumando noticias más duras. El lunes se conoció que Leandro Grimi, un jugador importante no solo en la cancha, sino por lo que contagia en el vestuario, sufrió la rotura de ligamentos y estará seis meses afuera de las canchas. El martes por la noche, en la concentración del Hotel Savoy la barra brava volvió a mostrar las garras de su interna con un pasacalle intimidatorio. Y ayer, en la humedad de la cancha de Lanús, llegó esta eliminación, acaso el golpe que más duele.

La Academia no tendrá demasiado tiempo para recuperarse en medio de un ambiente tirano. Fue otro golpe de esos que dejan cicatrices en las mejillas.

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