Racing. El estilo Gago, Cardona y los silbidos: por qué es el grande al que se le tiene menos tolerancia

Repleto de figuras, River jugó muy mal en su presentación en Santa Fe, ante Unión. Perdió. Con el foco en Benedetto, Boca jugó mal en su debut en la Bombonera, frente a Colón. Le empataron a cuatro minutos del final. Con entusiasmo, sin una gota de fútbol, San Lorenzo chocó con Banfield, en el Sur. Empató. Con una actuación errática en líneas generales, Independiente no despegó contra Estudiantes, en La Plata. Perdió.

La presentación de los poderosos fue un despiste. Pero solo Racing provocó un revuelo mayúsculo, el lado oscuro de la luna. Fue frustrante la igualdad sin goles frente a Gimnasia, en el Cilindro. Tanto, que generó silbidos en buena parte del estadio, no solo con Matías Rojas, uno de los señalados. Lo llamativo: los fanáticos perdieron la paciencia en el primer encuentro. Un 0-0 chato, pobre, que describe la actualidad de la Academia, pero es sorprendente el momento. Los primeros 90 minutos...

¿Por qué Racing vive envuelto en ebullición? Posiblemente, desde la salida de Diego Milito de la secretaría técnica, persiste un clima enrarecido en todos los ámbitos: deportivos, dirigenciales. En ese punto, es parecido a lo que sufre San Lorenzo, Independiente, con planteles con menores recursos y entrenadores que empiezan un nuevo camino, como Pedro Troglio y Eduardo Domínguez. Y con un pasado exitoso, que los respalda. Campeones, en Honduras y en Colón. La vara, en los grandes, es otra.

Del liviano empate sin goles contra Gimnasia resultó un reproche general. A diferencia de sus colegas de grandeza, la Academia le va a costar recuperarse rápido en la fecha entre semana: Defensa y Justicia, en Florencio Varela, el equipo de autor de Sebastián Beccacece, subcampeón en el torneo pasado, con una fórmula de ataque fulminante y, además, de reciente y aceptable paso por esa cuadra de Avellaneda.

El encuentro será este jueves, a las 19.15: una buena medida para advertir el temple de un conjunto con buenas intenciones, pero que casi siempre corre con las medias bajas. ”El equipo está comprometido y con entusiasmo. Obviamente que queríamos ganar, pero creo que vamos por el buen camino. Sabemos que el jueves (ante Defensa y Justicia) tendremos un partido muy complicado por delante, pero intentaremos imponer nuestro juego para ir en busca de los tres puntos”, apuntó Gago en su primera igualdad como técnico de Racing, en nueve partidos.

El caso del arribo de Edwin Cardona es testigo, más allá de las desventuras detrás del campo de juego. Errático en el primer capítulo; previsible, olvidable en la segunda mitad. Un retrato (recortado, es cierto) de su paso por Boca, con la excepción de algunos encuentros de ensueño. Si la formación debe girar en torno al colombiano, es todo un problema, más allá de su clase en el balón detenido y la inspiración de los pases entre líneas.

Troglio y Domínguez son dos entrenadores pragmáticos. Atacan lo justo y necesario. En Racing ocurre lo contrario. Fernando Gago tuvo un prólogo deslucido, errático, en Aldosivi, un equipo humilde. Luego de ese paso, subió de escalones demasiado rápido: un gigante, con un buen plantel. La idea es interesante, un hallazgo en el fútbol argentino, en el que son pocos los que arriesgan de verdad, los que prefieren con elocuencia el arco contrario.

El problema del entrenador y de su estilo -más allá de que el prestigio y el historial de su nombre siempre están en la marquesina-, es que suele caer en la misma trampa. El exceso en salir por abajo, el error de ensañarse con una fórmula previsible, el toque sin sorpresa, la falta de profundidad, la liviandad en la marca. ¿Por qué sobresalen las falencias por sobre las virtudes? El protagonismo, la idiosincrasia del juego asociado, el talento en función de equipo, las pequeñas sociedades, el control global del desarrollo... Los resultados no suelen acompañarlo.

Un 4-3-3 poco elástico. De Hauche-Correa-Cardona a Copetti-Chancalay y el colombiano, unos metros más retrasado. Mantiene la esencia: 65 por ciento de control del balón, con apenas tres tiros al arco, más allá del penal. Una mala presentación, como tantas otras... O no. A Gago -y su manera de jugar- se lo señala permanentemente. Y sus palabras, a veces, provocan cierta intolerancia. Marcelo Gallardo y Sebastián Battaglia, por caso, exhibieron las falencias de River y Boca. No fueron tan elocuentes, pero marcaron la cancha con cierto inconformismo. ¿Y Gago?

El entrenador de Racing quedó “muy conforme” con el rendimiento del equipo ante Gimnasia, más allá del gris empate y algunos silbidos. ”Me gustó el equipo. Nos faltó la última puntada, pero Racing fue protagonista y dominó. Me voy muy conforme”, expresó Gago en la charla con los medios.

“Creo que en líneas generales el partido fue bueno. Tuvimos la pelota y también las situaciones. Necesitamos ajustar un poquito más la zona de la definición”, en referencia al penal que Rodrigo Rey le desvió a Javier Correa. Y hasta tomó partido por Cardona: “Completó los 90 minutos de juego y eso es muy importante. Y además, creo que hizo un buen partido”.

Tal vez, la ausencia de autocrítica pública también incline la balanza. Solo va una fecha, es cierto. Sin embargo, solo en Racing el clima hostil marca el terreno. Más allá de Gago y el salir jugando.

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