LA NACION

Racing desperdició otra oportunidad y volvió a cosechar silbidos en Avellaneda

La Academia no logra salir de la mala racha y tuvo que resignarse a un discreto resultado frente al Guapo

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Nicolás Zuberman
Avilés, Nardoni y Tagliamonte buscan una explicación; a Racing se le esfumó la victoria de las manos
Avilés, Nardoni y Tagliamonte buscan una explicación; a Racing se le esfumó la victoria de las manosFotobaires

Racing desaprovechó otra oportunidad de por fin darle vuelta la página a una mala racha en el torneo local. Lo que parecía una noche tranquila, con la segunda victoria consecutiva y una presencia ya consolidada en los puestos de la mitad de la tabla, se transformó en un magro empate 1 a 1 ante Barracas Central en Avellaneda.

Desde los 25 minutos del segundo tiempo, el equipo visitante jugó con un hombre menos por la expulsión de Nicolás Capraro. Aunque Racing acumulaba chances desperdiciadas (dos de Gabriel Hauche en el primer tiempo, una de Maximiliano Romero en el segundo), el partido parecía controlado para el equipo local, que conseguía tres puntos necesarios.

Gago parece reclamar algo a sus dirigidos; el DT afrontará en pocas semanas un complejo mercado de pases
Gago parece reclamar algo a sus dirigidos; el DT afrontará en pocas semanas un complejo mercado de pases Fotobaires

Pero otra vez Racing sufrió de pelota parada. A cinco minutos del final, en un tiro libre frontal, Barracas Central transformó el césped del Cilindro de Avellaneda en un pizarrón. Y Francisco Álvarez convirtió el empate que volvió a instalar un clima enrarecido en la Academia. “Movete, Racing, movete, movete deja de joder”, fue la reacción inmediata al empate del Guapo.

A partir de ahí, lo que era una fría noche en Avellaneda empezó a levantar la temperatura. Cuando Nicolás Ramírez pitó el final del juego, se oyeron silbidos, la misma desaprobación que recibió el equipo cuando se retiró al vestuario. Aún le restan ocho partidos al flojo semestre de Racing, aunque con la clasificación asegurada en la Copa Libertadores y lejos de la pelea en el torneo, el final a veces resulta más cerca.

Contra eso debe pelear en este último mes de competencia, mientras Racing ya tiene sus ojos puestos en el mercado de pases. Como suele ocurrir con los clubes argentinos en el último tiempo, más importante que las incorporaciones serán las salidas. Fernando Gago tiene claro que, por una cuestión de tiempos y de finanzas, esta será otra ventana compleja.

Con la experiencia de lo que ocurrió el último verano (con las salidas de Enzo Copetti, Carlos Alcaraz y Eugenio Mena, piezas claves y de difícil reemplazo), Gago busca que su equipo se desarme lo menos posible. Ya resignado a la baja de Matías Rojas, la mayor preocupación del entrenador es demorar aún más la partida de Aníbal Moreno.

Gago, resignado a otra noche de frustraciones en Avellaneda
Gago, resignado a otra noche de frustraciones en AvellanedaFotobaires

El mediocampista fue el autor del gol ante Barracas Central, algo que le escasea en la Academia. Cuatro fechas atrás ante Defensa y Justicia, había convertido con una fórmula parecida: un centro de Facundo Mura a la salida de un córner. Fue el gol clave para cortar una pésima racha de cuatro caídas consecutivas en el torneo local. Ahora, su tanto ante el Guapo parecía ser el que iba a ponerle el sello a la recuperación. Pero el pizarrón de Rondina dejó a la Academia con un punto que no le alcanza.

El catamarqueño, de 24 años, con pasado en las selecciones juveniles argentinas y más de 100 partidos en Racing, tuvo la posibilidad de ser transferido en el último mercado de pases. Gago y la dirigencia pujaron para retenerlo. Aún sin una mejora contractual, Moreno parece ser uno de los nombres que llaman la atención en esta ventana que resulta fuerte para la mayoría de las principales ligas.

Matías Rojas, en la lucha; la salida del paraguayo será una fuerte baja en la Academia
Matías Rojas, en la lucha; la salida del paraguayo será una fuerte baja en la AcademiaFotobaires

Los de Moreno y Rojas son nombres que sirven para contar el ciclo de Fernando Gago en la mitad celeste y blanca de Avellaneda. Dos futbolistas de categoría, que ya estaban en el club pero que sin embargo parecían ser mirados de costado por el bajo rendimiento colectivo y grupal. El técnico les devolvió la confianza y fueron piezas clave del equipo que fue protagonista a lo largo de todo el 2022.

En esta temporada irregular, el equipo sintió su ausencia cuando las lesiones los mantuvieron lejos del césped. Ya resignado a la partida de Rojas, la pulseada de Gago será demorar la venta de Moreno para tenerlo en los octavos de final de la Copa Libertadores. Para eso, lo sabe el DT, falta mucho. Ocho partidos. Y eso en Racing en el fútbol argentino puede resultar demasiado para cualquier planificación, como lo demostraron los silbidos del final.

Por Nicolás Zuberman
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