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Racing - Boca: la Academia ganó el primer duelo en los cuartos de final de la Libertadores y va con ventaja al desquite en la Bombonera
El primer chico quedó para Racing. Una exigua diferencia de 1 a 0, gracias a una palomita del paraguayo Lorenzo Melgarejo, lo que deja la serie abierta de cara a la revancha del próximo miércoles en La Bombonera. El local fue más que Boca, en una diferencia justa en un partido que tuvo mucho de estudio entre rivales: se midieron fuerzas para lo que se vendrá el 23 de diciembre.
Los caminos por los que llegaron Racing y Boca a esta llave de cuartos de final fueron similares, con una angustiosa definición por penales luego de sufrir por 90 minutos ante un equipo brasileño. Pero esta Libertadores no significa lo mismo para cada equipo. Eso se hizo sentir en el partido de ida. Al sur del Riachuelo se palpita como una oportunidad histórica para meterse en semifinales por primera vez en 23 años, por segunda ocasión en más de medio siglo. Del otro lado de la Ribera, en cambio, se persigue la obligación que marca la historia xeneize, en la búsqueda infructuosa de ser campeón desde 2007, con el peso de la final perdida ante River en Madrid. Esa fue la cara de cada equipo.
Aunque no sólo esas diferencias se pusieron en juego en Avellaneda. También fue un choque de estilo de entrenadores. Por un lado, de semblanzas: el temple y la tranquilidad de Miguel Ángel Russo contra la electricidad y los nervios de Sebastián Beccacece. Eso también se lleva al césped, del equipo de Russo que intenta imponer el mismo plan en cada partido al de Beccacece, que cambia nombres, posiciones y tácticas según el rival. En ese juego de ajedrez, el local salió con la intención de lastimar por derecha, a la espalda de Sebastián Villa. Beccacece ubicó al paraguayo Lorenzo Melgarejo entre Frank Fabra y Carlos Izquierdoz, para que Fabricio Domínguez llegue lanzado y con espacio. El movimiento funcionó en algunas oportunidades durante el primer tiempo, pero no logró generar sensación de peligro. Por el lado visitante, lo conocido: un equipo que juega sin la pelota, que parece ausente, pero cuando logra salir de contraataque es imparable.
Por eso la búsqueda de de Racing fue bajarle el ritmo al partido. Posesiones largas, tenencia a pura paciencia, aún cuando el arco de enfrente pareciera muy lejano. Después de haber cambiado de ropa para los octavos ante Flamengo, la Academia ayer recuperó su esencia, la de ser el equipo con más tenencia en la Copa. Así llegó el 1 a 0. Una seguidilla larga de toques, toda la medialuna para cambiar de frente el ataque y una llegada profunda de Eugenio Mena, a la que Melgarejo conectó con una palomita. No sólo en el resultado. El local también fue más en intensidad: ganó la mayoría de las divididas.
Durante buena parte del juego los arqueros parecían los únicos espectadores. Recién a los 30 minutos de partido Carlos Tevez probó a Gabriel Arias. A partir de ahí, la Academia contestó: primero con un centro cruzado que Lisandro López no pudo interceptar, y luego con un zurdazo de Melgarejo y una excursión de Leonardo Sigali, en la más clara de la primera mitad. Villa volvió a poner a prueba las manos de Arias. Y eso fue todo lo que entregó el primer cuarto de este cruce que definirá a un semifinalista de la Copa.
Ahí, acaso, esté la explicación del poco ritmo que tuvo el partido. Fueron dos equipos que estudiaron, porque para la definición aún faltan siete días. Mostraron sus cartas conocidas. Se respetaron. Ni siquiera con la ventaja local cambió la intensidad. En el segundo tiempo, más allá de la emoción del gol, tampoco hubo mucho más.
El resumen del partido
Sin público en las tribunas, el condimento histórico de estos cuartos de final entre Boca y Racing se ve diluido desde lo emocional. Los cinco mil hinchas de la Academia que se acercaron al hotel donde concentra el plantel para demostrar su apoyo no parecen alcanzar. Cuando los futbolistas locales salieron a hacer el calentamiento previo bromearon con el Cilindro vacío, con gritos y chiflidos que el cemento devolvía como un eco. A esa ausencia de hinchas, casi un sello de esta Libertadores, la taparon durante los 90 minutos los gritos de los menos de 300 testigos de este cruce. El VAR y las dudas sobre el arbitraje habían sido protagonistas en la previa, aunque los dos técnicos decidieron bajar el tono en la conferencia previa al partido. A los 30 segundos de partido, el colombiano Villa se zambulló en el área y pidió penal por un manotazo de Sigali. Hubo algunos otros episodios mínimos, pero el uruguayo Esteban Ostojich evitó que la temperatura subiera en Avellaneda. Como si todo hubiera quedado para el miércoles próximo, en La Bombonera, en vísperas de Navidad.
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