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Quién es “Fierrito”: el amigo de Maradona sospechado de darle droga, que compartía las noches de “caravana” y lo ayudó con los controles antidoping
La historia de Carlos Ferro Viera, verborrágico empresario que acompañó al Diez entre 1996 y 2003; brindó su aporte para el documental sobre la vida de Diego estrenado por Amazon Prime Video
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La escena, en el primer capítulo de “Sueño bendito”, ficción sobre Diego Maradona estrenada por Amazon Prime Video, causa escalofríos (como tantas otras). El crack, con 39 años y después de un fin de año a puro exceso en Punta del Este, está semiinconsciente, al borde de la muerte. Desde la casa del empresario Pablo Cosentino, en José Ignacio, lo cargan en una camioneta para llevarlo al Sanatorio Cantegril. El traslado está a cargo de Guillermo Cóppola, su manager, y el médico Jorge Romero, en uno de sus primeros casos. Es la mañana del 4 de enero de 2000. Cóppola (papel desarrollado por Jean Pierre Noher), listo para conducir, tiene margen para planificar en medio de la contingencia. Se da vuelta y le da dos indicaciones concretas a su amigo…
-Vení “Fierrito”. La llamás a Claudia (Villafañe), no le cuentes todo, le decís que Diego se sintió mal, que lo llevamos a la guardia y que todo va a estar bien. Nada más que eso. Y vos, revisá la cabaña de punta a punta, levantá todo, que llega a venir la policía y terminamos otra vez presos. ¿Me entendés? Y aflojá un poquito con la cara”.
“Fierrito” es Carlos Ferro Viera, ex compañero suyo en el penal de Dolores unos años antes, cuando el manager estuvo preso por el caso de los 40 gramos de cocaína hallados en un jarrón en su casa. “Fierrito”, con una sobria interpretación de Gerardo Romano, asiente ante la indicación precisa. Y mientras Cóppola emprende el traslado al Cantegril con el médico, empieza con la limpieza de la casa de dos plantas, playera, que en los últimos días albergó a Diego Maradona. Hace su tarea con prolijidad, mientras la empleada doméstica cumple con su trabajo diario. Poco más tarde, con Maradona ya internado y su vida pendiendo de un hilo, “Fierrito” emprende la retirada de Punta y esquiva milagrosamente la orden de captura internacional.
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No fue, Ferro Viera, un personaje más en la vida de Maradona. Se conocieron en el penal, en unas de las visitas de Diego a Cóppola, que no dudó en presentarle a su nuevo amigo. Fue en 1996. “Fuimos amigos. La relación duró hasta 2003. Estábamos los dos presos con Guillermo, pero yo salí antes que él”, contó en diciembre de 2020 Ferro Viera, durante una entrevista televisiva por América TV, semanas después del fallecimiento de Maradona. A Ferro Viera lo acusó el entonces juez federal de Dolores, Hernán Bernasconi, de traficar drogas y lo mandó a la cárcel. Bernasconi también fue el juez del caso Cóppola y el jarrón.
Empresario platense, Ferro Viera era conocido como “El Rey de la Noche”. Y nunca controló su predilección por hacer públicas sus eternas noche con Maradona. Suele hablar de “salidas en caravana” para graficar el cuadro de situación. Claro que los comentarios sobre sus movimientos y características no eran festejados en la intimidad de la familia del Diez. Allí tenía un apodo elocuente: “Satanás”. Para Diego, en cambio, era “Ferro”. Durante mucho tiempo se lo señaló como el proveedor de droga personal de Maradona.
“A mi me decían el Rey de la Noche porque tenía un boliche, organizaba fiestas, pero nunca distribuí droga ni me dediqué a la prostitución. Gané la plata con mi trabajo. Lo hice durante casi 20 años. Después vendí todo eso y me metí en el mundo de la publicidad, una vida mucho más tranquila. Con Diego éramos parecidos, nos gustaba la noche, las mujeres, pero él tenía las suyas y yo las mías”, relató al programa de TV Secretos Verdaderos.
Ferro Viera fue uno de los “aportadores de datos” sobre la vida de Maradona para la producción de Amazon Prime Video, aunque en rigor sus declaraciones no han sido precisamente coincidentes a través del tiempo. Eso sí, en varias apariciones televisivas contó a su manera sus andanzas por el mundo junto con Maradona. Como el particular encuentro con el actor Leo Di Caprio en Roma.
“Con Diego viajamos por todos lados. Con Di Caprio coincidimos en el hotel Hilton de Roma, un día en que también vino a verlo Batistuta. Y pasó lo que tenía que pasar. La fiesta duró como 4 o 5 días y Di Caprio se fue sin poder filmar la escena que había ido a rodar. Se lo llevaron más duro que un paquete de pastillas. No me hagan hablar porque no quiero adelantar la segunda temporada”, dice, jocoso y presuntuoso, en una charla con Net. Cautela que se desintegra en una fracción de segundos… “Y la de Joaquín Sabina es divina. Estábamos en una tasca de Madrid, y yo voy con Diego a alcanzarle ‘la merluza’ al baño, Sabina empuja la puerta, yo lo empujo a Diego y cae la bolsa adentro del baño. Se comió un bife Sabina… arruinó todo”.
Con “Fierrito” en Boca
Cuenta y no cuenta Ferro Viera, mientras en el camino va salpicando de alquitrán a figuras relevantes del mundo deportivo y artístico con relatos pretendidamente graciosos. No ha perdido oportunidad de meter bocadillos impactantes, como cuando se lo consultó sobre qué información les brindó a los productores de “Sueño Bendito” para el documental. “Si la serie sale tal cual yo hice el relato, va a ser importante porque no va a hablar sólo de la “Mano de Dios”, de que hacía los goles con la chilena, va a hablar cuando estuvimos con Lula Da Silva, Maria Grazia Cucinotta, Raffaella Carrá, con Bono, Rod Stewart, con el que estuvimos encerrados en un baño tomando cocaína, lo que la gente realmente quiere saber”.
Antes de aquel episodio dramático en Punta del Este, la primera vez que Maradona estuvo cerca de morir, “Fierrito” desembarcó en Boca. Fue la segunda etapa de Maradona en el club de sus amores, tras aquel paso en 1981-1982 antes de partir rumbo a Barcelona. Volvió en 1995, bajo el mandato de Antonio Alegre, ya con 35 años y luego del escandaloso doping en el Mundial de Estados Unidos 1994. Su segundo doping en rigor tras el de 1991 jugando para Napoli. Diego se reencontraba con Silvio Marzolini, su DT en el Boca campeón 1981, aunque los dos ya no eran los mismos.
A fin de 1995, sin buenos resultados, Marzolini se fue y Boca eligió un nuevo presidente: Mauricio Macri. La sintonía de Maradona con el flamante mandatario del club no era la mejor. Sin títulos, pasaron como entrenadores nombres pesados como los de Carlos Bilardo y Héctor Veira, y compañeros como Claudio Caniggia. Hasta que un nuevo positivo, en agosto de 1997, terminó con su carrera. Fue tras la victoria por 4-2 sobre Argentinos Juniors en la Bombonera, meses después de haber hecho un entrenamiento especial en Toronto, para bajar de peso y lograr velocidad, con Ben Johnson, el gran farsante de los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 y por entonces ya suspendido de por vida por doble doping.
Eran años donde sucedían cosas extrañas en Boca. La Doce, con Rafa Di Zeo a la cabeza, jugaba al fútbol 5 en las canchas sintéticas de la entidad. “Son socios, no los podemos echar”, justificaban desde la institución xeneize sobre los barras. Pero lo que más llamaba la atención era la presencia, dentro del campo de juego los días de partido en la Bombonera, de un hombre para muchos desconocido. Que no era otro que “El Rey de la Noche”. Algunas veces, incluso, lo esperaba en la entrada del túnel para darle un abrigo a Diego antes de que el 10 emprendiera la retirada. Carlos Ferro Viera tenía privilegios que no eran para cualquiera. Los deseos personales de Maradona se cumplían a rajatabla, mientras su familia bramaba.
“Era un capricho de Diego. Quería que estuviera todo el tiempo en el banco de suplentes, le cuidaba sus cosas, la ropa y todo eso. Además, a Diego lo mataron políticamente; el caso del doping en Boca fue totalmente fraguado, Diego no consumió nada”, dijo el empresario durante una entrevista con la revista Noticias en enero de 2000, luego del episodio de Punta del Este por el que había quedado muy marcado por la opinión pública.
El descontrol por aquellos tiempos era tal que “Fierrito”, en ese ir y venir de su anecdotario incendiario, contó cómo operaban con Cóppola para que Diego no diera positivo en sus controles, casi como desacreditando su propio concepto anterior acerca de que el ex futbolista no consumía estupefacientes. “¿Saben las veces que Cóppola y yo orinábamos en los frasquitos en lugar de Diego para salvarlo del doping positivo?”, les dijo a los periodistas de Noticias. Y amplió: “Arreglábamos con los médicos y listo. Les tirábamos plata para proteger a Diego. No me preguntes en qué partidos ni qué fechas. Pero lo hicimos varias veces”.
Aquel accidente en Cuba “en el que Diego...quiso matarse”
Y contó que Maradona vivía en su casa cuando dio positivo por última vez. “Estaba en mi casa, él no tuvo nada que ver. Fue una cama de Duhalde (Eduardo, ex presidente de la Nación). ¿Dónde estaba su familia en ese momento? Yo era el que le iba a comprar tranquilizantes a la farmacia. Lo tuve alojado más de ocho meses en mi casa y nadie me ayudó”. La relación Maradona-Ferro Viera era estrecha. Incluso estuvieron juntos en Cuba, para iniciar la rehabilitación en la clínica La Pradera, en aquel 2000 en el que los recibió el mismísimo Fidel Castro. Es más, juntos, en un automóvil, sufrieron un accidente en una ruta cubana al chocar con un ómnibus de línea, incidente del que salieron ilesos, y que Ferro Viera vio “como un intento de Diego de querer matarse”. Y con el tiempo, también se conocieron historias de lo que fue la vida de Maradona en la isla caribeña
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Aquel fin de año descontrolado en Punta del Este fue recordado por Cóppola como un “Lollapalooza de tres días: descanso, almuerzos, fútbol”. Incluso, contó que el 1° de enero de ese 2000 inauguraron una cancha de fútbol en La Boyita. “Perdíamos por 3 a 1 contra un equipo fashion, con Alan Faena, Nicolás Repetto y Alejandro Gravier, después de haber pasado una noche larguísima. Diego se calentó, me dijo ‘no podemos perder con estos tipos’, me pegó tres pelotazos e hice dos goles de cabeza sin moverla. Ganamos 4 a 3. Y de ahí nos llevaron a un supermercado y Diego compró ubres. Se comió dos kilos de ubres de vaca. Fue un exceso todo”.
Por eso no extrañó lo cerca que estuvo de morir y el rol decisivo que tuvo el médico Jorge Romero, por entonces con 28 años y dando sus primeros pasos en la carrera. Enseguida tomó nota de la gravedad del problema. “Llamaron por teléfono pidiendo asistencia urgente. Me dijeron que tenían un problema y que llevara el tensiómetro. Hasta que pedí más datos, me habló Cóppola y me dijo que Maradona estaba dormido hacía dos días. Ahí le respondí que el tema era grave y que probablemente estuviera en coma y no dormido”, recordó el médico en una entrevista reciente.
Con Maradona internado, todavía inconsciente, Cóppola, de 51 años, fue llevado a declarar ante la justicia. Se lo acusaba de “obstrucción de procedimiento judicial en suministro de drogas ilegales”. Estuvo demorado y se le concedió la libertad luego de pagar una fianza otorgada por la jueza Adriana de los Santos. En la serie, Cóppola niega en primera instancia la presencia de una tercera persona en la casa, para luego admitir que, efectivamente, el relato de un testigo era verdad. Y que esa persona era Ferro Viera, “que tenía algunos problemitas”.
De acuerdo con los informes de aquella época, cuando Ferro Viera ya estaba de regreso en Buenos Aires, señaló que había vuelto un día antes de que Maradona se descompensara, es decir, el 3 de enero. Pero la Policía uruguaya comprobó que el empresario se había marchado el 4 por la tarde, cuando Diego ya llevaba al menos siete horas internado en el sanatorio Cantegril. Y de acuerdo con el relato de “Sueño Bendito”, con la limpieza encomendada por Cóppola completada.
En capítulos posteriores de “Sueño bendito”, Ferro Viera es buscado por un periodista que quiere entrevistarlo. El cronista había llegado hasta una dirección para ver si el empresario vivía allí. Es recibido en la callle por una acompañante de “Fierrito”, que le deja entrever que para hablar “tendrá que pagarle” y que ella puede intermediar para que se encuentren. Finalmente, Ferro Viera y el periodista aparecen otro día hablando en un patio interior de una casa. “Nos drogábamos mucho los dos. Quedamos varias veces duros”, relataba jocosamente Ferro Viera. Uno de los personajes más detestados por Claudia Villafañe y amigo personal de Guillermo Cóppola a través de los años. El famoso “entorno” que tan mal terminó haciéndole a Maradona y que nadie pudo sacar de su cercanía. Para todos, el 10 “era ingobernable”.
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