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¿Qué le pueden aportar los mayores de 30 años al juvenil Independiente que espera a Julio Vaccari?
Un análisis del plantel que encontrará el próximo DT, con un puñado de Sub 23 y una nutrida representación de experimentados
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El próximo jueves, una vez que, al menos para Independiente, la Liga Profesional entre en período de receso, Julio Vaccari debería firmar su vínculo como nuevo director técnico del Rojo. Lo hará con un mandato claro: potenciar a los chicos de las categorías menores del club. Pero también con la certeza de que será muy difícil la incorporación de nuevos jugadores en este mercado de pases, y que incluso si se resuelven las múltiples inhibiciones impuestas por la FIFA, las llegadas serían limitadas y económicamente modestas.
En tal caso, el exentrenador de Defensa y Justicia, tal como le sucedió a Carlos Tevez y a Hugo Tocalli en su breve interinato, tendrá que contar con la “vieja guardia” del vestuario, esa que en buena medida es cuestionada por los hinchas y ha dado un resultado dispar en el último año.
🔴 DOMINICO | Charla de dirigentes y referentes en Villa Dominico.
— De La Cuna Al Infierno (@DeLaCunaAlInf) June 7, 2024
▶️ Rey, Marcone, Mancuello.
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🔙El plantel regresa el 27/6 a los trabajos. pic.twitter.com/0hVxHcysbb
Pocos planteles como el de Independiente demuestran con tanta claridad los parámetros en los que se mueve el fútbol argentino. Por un lado, un puñado de Sub 23 (la edad de Juan Manuel Fedorco, el mayor de los más jóvenes), en el que se integran David Martínez, Lautaro Millán, Alex Luna, Diego Tarzia, Ignacio Maestro Puch, Santiago Salle, Javier Ruiz y Santiago Toloza, y que se prolonga en el banco de suplentes, con Tomás Parmo (16 años) como emblema más reconocible.
Por el otro, la legión de los +30, una nutrida representación que ya con el Apache formaba la columna vertebral del equipo: Rodrigo Rey (33 años), Joaquín Laso (a punto de cumplir 34), Iván Marcone (34) y Gabriel Ávalos (33), con dos brazos sobre los laterales, Mauricio Isla (soplará las velitas de los 36 la semana próxima) y Damián Pérez (35), a los habría que sumar a Federico Mancuello (35), Alexis Canelo (32), Felipe Aguilar (31) y Julio Buffarini (35).
Los componentes de la franja central etaria son pocos -Lucas González, Adrián Spörle, Matías Giménez, Gabriel Neves y Jhonny Quiñónez- y en general, ninguno pudo asentarse como fijo en el elenco titular.
Lograr que esta mezcla de veteranos e inexpertos por fin cuaje en un equipo con un funcionamiento aceitado y un mínimo de regularidad será el gran reto que afrontará Vaccari. El interrogante es si podrá apoyarse en los supuestos referentes del plantel, y un análisis individual de lo realizado por ellos en los últimos 18 meses apenas consigue despejar las dudas.
Rodrigo Rey es, con diferencia, el que saca mejor nota de todos. Las actuaciones del arquero, de asistencia perfecta en todos los partidos disputados desde su llegada al club en enero de 2023, fueron en buena medida responsables de sostener las opciones del Rojo, finalmente fallidas, por colarse en la definición de las Copas de la Liga 2023 y 2024, y de clasificarse para la Copa Sudamericana de este año.
En la tabla de méritos le siguen Iván Marcone y Mauricio Isla. Al volante central y capitán -ausente en los últimos encuentros debido a una fractura en el pie izquierdo- le costó varios meses ponerse físicamente a tono, pero desde que lo hizo, en el segundo semestre del año pasado, fue varias veces el mejor jugador de campo del equipo, y el único capaz de brindar una salida limpia de la pelota en la mitad de la cancha. El lateral chileno, cuya continuidad tras el receso no está asegurada, tuvo un arranque deslumbrante. Luego fue bajando su nivel, con deficiencias notorias en la marca y resoluciones poco felices de sus continuas proyecciones por la derecha, pero siempre aun así siguió siendo la vía de llegada al área rival más fiable de un equipo al que le cuesta un mundo generar jugadas de gol. Hasta dar con otra mejor, el dato debería alcanzarle para ganarse la confianza del nuevo técnico si finalmente sigue en el plantel.
Un escalón más abajo aparece Joaquín Laso. Objeto de las iras y hasta las burlas de la hinchada hasta el arribo de Tevez, el marcador central se hizo insustituible durante la Copa de la Liga 2023 con actuaciones sobrias y errores mínimos. Este año no repitió el mismo rendimiento, pero tampoco se le pueden objetar fallos groseros en defensa. Su permanencia entre los fijos dependerá entonces de su adaptación a lo que pretenda Julio Vaccari. Si, como se vio en Defensa y Justicia, plantea una presión adelantada y constante, el espigado zaguero podría verse en dificultades. Si no es así, y salvo que desde la cantera surja un intérprete más cualificado (también en el manejo de la pelota), su posición en el fondo no parece peligrar.
El de Gabriel Ávalos es, en cambio, un caso aparte. Dos goles -uno a River y otro a Vélez- en casi seis meses es una cifra ridícula para quien fue el máximo artillero del fútbol argentino en 2023. Los gestos evidentes de quitarse la mufa expresados al marcar el tanto frente a Vélez en la segunda fecha del presente torneo fueron la mejor evidencia del malestar consigo mismo que arrastra el paraguayo. Sin embargo, un análisis más profundo muestra que su trabajo es mejor de lo que enseña su acierto con las redes rivales. Generoso para tirarse atrás o a las bandas, Ávalos ha sido uno de los jugadores más participativos en las acciones de ataque, con 17 ocasiones de gol creadas, aunque solo una de ellas se haya transformado en asistencia efectiva. A su favor juegan su altura, su movilidad y la falta de competencia en el puesto. A Vaccari le cabe la tarea de conseguir lo alimenten más y mejor para multiplicar sus festejos.
El resto de los veteranos, en cambio, están en deuda, y tendrían que dar un vuelco notable a sus situaciones para competir de igual a igual con los pibes. Federico Mancuello nunca pudo recuperar la imagen física y futbolística que brindó durante su anterior paso por nuestro fútbol (Vélez 2021); Damián Pérez alterna picos y caídas sensibles; Alexis Canelo no logra agregarle eficacia a su innegable voluntad y Felipe Aguilar tendrá que recuperar la confianza que le quitaron lesiones y errores puntuales.
Aunque, probablemente, el aporte más valioso que todos ellos puedan dar sea en conjunto, y sólo se conocerá y será valorado en la intimidad del vestuario. Porque en un plantel que quiere apostar por la juventud, los +30 deberían ser los encargados de conducir, aconsejar y contener los lógicos vaivenes emocionales que vayan a atravesar los más pibes, y ahí descansará buena parte del trabajo de Vaccari en la nueva etapa que está a punto de comenzar en Independiente.
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