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Qué es de la vida de Naohiro Takahara: lo que dijo de Riquelme y Bianchi y su homenaje a Boca a 19 mil kilómetros de distancia
El futbolista japonés recordó su pasó por Boca: "La Bombonera es el mejor estadio del mundo", definió, orgulloso de haber jugado allí
Naohiro Takahara desembarcó en La Ribera como una apuesta de Mauricio Macri, por entonces presidente de Boca, que estaba ávido por capitalizar los beneficios de la incipiente globalización. Su club arrasaba a nivel internacional y había vencido a Real Madrid en Tokio, por lo que incorporar a un japonés amagaba con ser la última escalada en una planificación maestra para instalar definitivamente al club en el atractivo mercado oriental. El primer nipón en jugar en la máxima categoría del fútbol argentino era una de las gemas de su país: se había mostrado como uno de los proyectos con mayor potencial en las juveniles de su selección y quemaba redes con la camiseta de Jubilo Iwata.
“Estoy realmente orgulloso de haber podido jugar junto a Juan Román Riquelme y de haber sido dirigido por Carlos Bianchi
El desarrollo de su vínculo con Boca es toda una leyenda: apenas defendió la camiseta azul y oro en siete partidos, marcó un gol insignificante en un 6-1 frente a Lanús, falló otros tantos, fue ridiculizado por algunos medios y protegido por una hinchada cuyo cariño fue instantáneo gracias a su exótico carisma. Apenas seis meses duró su aventura en Buenos Aires y ni siquiera se subió al avión que llevó al equipo de Carlos Bianchi nuevamente a la capital japonesa para afrontar una otra Copa Intercontinental. La estrategia de Macri había sido un fracaso, pero Takahara, que en su regreso a Jubilo Iwata anotó 26 tantos en 27 encuentros y se consagró campeón como goleador y estrella, jamás se olvidó de Boca.
Trece años después, Takahara fundó el club Okinawa SV junto al judoca Tadahido Nomura, campeón olímpico en la categoría de menos de 60 kilos en Atlanta 1996, Sidney 2000 y Atenas 2004. Entre su partida de la Argentina y la constitución del club del que que también es presidente, director técnico y jugador, Takahara se afianzó en la liga de su país, emigró rumbo a la Bundesliga convirtiéndose en el tercer japonés en la historia de la liga, ganó la Copa Alemana con el Hamburgo, disputó el Mundial de Alemania 2006 y recorrió el planeta. Sin embargo, cuando tuvo que elegir los colores de la camiseta de Okinawa SV, no dudó: le puso los colores de su amado Boca Juniors, una noticia que rápidamente se hizo eco entre los hinchas xeneizes y que el propio protagonista confirmó a LA NACION a través de Yuji Nakamura, jefe de prensa del Okinawa SV.
Creo que el periodismo fue imparcial conmigo, no creo que haya tenido que ver con mi partida del club
“Si, es cierto que los colores de mi club los elegí por los colores de Boca. Yo soy fanático y recuerdo absolutamente todo de ellos. La Bombonera es el mejor estadio del mundo y sus hinchas son los mejores del mundo. Lo recuerdo de cuando jugué allá, yo aún era chico e inmaduro como persona y como jugador en ese momento, pero aún así recuerdo cómo me recibieron y estoy realmente agradecido con todos ellos”, explicó el japonés, a 19 mil kilómetros de Buenos Aires.
Takahara sólo utiliza palabras de agradecimiento cuando rememora aquellos días, incluso sintiéndose un privilegiado por haber podido coincidir con algunos de los máximos ídolos de la historia del club en su era dorada. “Estoy realmente orgulloso de haber podido jugar junto a Juan Román Riquelme y de haber sido dirigido por Carlos Bianchi. Tuve realmente muy buena suerte”.
Ni siquiera guarda rencor por aquella recordada tapa de Olé que lo definió como Van Pasten, un juego de palabras rayano con la humillación. Es que Takahara había sido protagonista de un intrascendente empate entre Boca y Colón por desperdiciar una jugada inmejorable de gol en la que terminó pegándole al pasto. “Creo que el periodismo fue imparcial conmigo, no creo que haya tenido que ver con mi partida del club. Yo era un miembro de Boca Juniors y debía ser juzgado por los resultados”.
Takahara tiñó con los colores de Boca sus sueños. Okinawa SV es, además de un club de fútbol que milita en la tercera división japonesa, la retribución de un hombre agradecido que se consagró futbolísticamente a una sociedad que lo impulsó a crecer. Es por eso que eligió la isla de Okinawa, una zona con carencias económicas que aún sufre las consecuencias de la segunda guerra mundial, para instalarse con su proyecto.
“La razón por la que decidí fundar el club es porque quería devolverle algo a la sociedad a través del fútbol, el deporte que me dio tantas alegrías. Okinawa es una isla que aún tiene muchos habitantes que no gozan de muchos ingresos, en comparación a otras áreas de Japón. Es por eso que decidí entregarles un sueño y una ilusión a los chicos de Okinawa a través del fútbol, con la esperanza de que podamos mejorar la situación de la región. Quiero que el equipo llegue a la Primera División de Japón, sé que nos va a llevar un par de años pero haré todo lo que pueda para ello y espero que los hinchas de Boca me brinden su apoyo para lograrlo”.
mb/jp
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