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¿Qué es de la vida de...Gheorghe Hagi?
El "Maradona de los cárpatos", como lo consideran en Rumania, tras probar suerte como entrenador fundó su propia academia al estilo "La Masía"; invirtió 11 millones de euros y hoy se dedica a promover nuevos talentos.
"Quiero apoyar a los niños de este país, porque también a mí me apoyaron mucho para llegar lejos". Con esas palabras se refirió Gheorge Hagi a su nuevo presente como fundador de "La Masía rumana". Una academia de fútbol, que lleva su nombre, ubicada a orillas del Mar Negro, más precisamente en la ciudad de Constanza, donde nació el mejor futbolista rumano de todos los tiempos.
Hagi, más conocido como "el Maradona de los Cárpatos", nació en 1965 en una Rumania que intentaba salir del régimen comunista. Por ese entonces, nada resultaba fácil en la golpeada Europa del este. Desde muy pequeño, "Gica" supo destacarse con la pelota. Esa fiel amiga que le iba a permitir encontrar un rumbo en su vida, mientras a sus alrededores veía a un país golpeado y con poca expectativa de progreso. Así fue como a la corta edad de 14 fue a probar suerte al club Farul Constantza, donde permaneció por cinco años e inició una carrera digna de ser destacada. "Cuando tenía 18 años, sentía un enorme entusiasmo y una gran diversión cuando jugaba. Durante un año, jugué en la selección nacional juvenil y en primera división con el Farul Constanta, y después también fui llamado con la selección absoluta", relató "Gica" en una entrevista con el sitio oficial de la UEFA.
Hagi fue de menor a mayor. Después de haber cumplido sus dos principales objetivos –debutar en primera y, a su vez, hacerlo en el club de su ciudad natal-, buscó nuevos horizontes. Llegó al Sportul Studentesc, también de Rumania, en el año 1983, y esa misma temporada hizo su debut oficial con la selección de su país. Pero tres años más tarde llegaría a una de las instituciones que más alegrías le daría como profesional: el Steaua Bucarest. Allí rápidamente se convirtió en amo y señor del equipo, y en cuatro años consiguió cinco títulos. La gran performance que demostró en el equipo más grande de Rumania le permitió no sólo jugar su primer Mundial (Italia 1990), sino también recalar en la Casa Blanca del Real Madrid. Después de dos temporadas con el conjunto merengue, Gica se tralsadó a la bella Italia, donde militaría en las filas de Brescia.
Uno de los puntos más altos en la carrera deportiva de este exquisito jugador, que se destacó entre los años ochenta y noventa, se dio en el Mundial de Estados Unidos 1994. En aquella oportunidad, Rumania logró conformar un gran plantel, liderado lógicamente por Hagi, y alcanzó los cuartos de final de la competencia, cumpliendo la mejor actuación de ese país en un campeonato mundial –finalizó en la sexta ubicación-. Este despegue que logró el seleccionado rumano le permitió obtener un sorpresivo, pero a la vez gratificante, reconocimiento al ser cabeza de serie en la siguiente cita mundialista en Francia edición 1998.
Dueño de un juego agradable para el paladar de cualquier amante del fútbol, después del Mundial del 94 dio un nuevo paso en su rica carrera al fichar para el Barcelona, donde defendió los colores blaugranas por dos temporadas. Luego de su paso por el Camp Nou, transitó los últimos caminos de una carrera llena de éxitos y reconocimientos. Su próximo destino fue el Galatasaray de Turquía, donde cosechó seis títulos y puso punto final a su carrera como profesional en 2002.
Después de dos décadas como profesional, Hagi consiguió lo más difícil que puede lograr un deportista: el reconocimiento no sólo a nivel nacional, sino también en el plano internacional.
Sin mucho éxito en su nueva etapa como entrenador, en la que supo dirigir a su seleccionado y al Galatasaray, entre otros, "el Maradona de los Cárpatos" está abocado de lleno en la formación de nuevos talentos en su país, donde fundó una academia a la que se consideró como "la Masía rumana", en alusión a la reconocida fábrica de cracks del Barcelona español, justamente por tratar de emular varios conceptos de esa cantera de la que salieron grandes valores del fútbol actual. Sin embargo, "Gica" reconoce que su idea de juego a seguir es la del Ajax holandés: "Mi inspiración ha sido el Ajax de Amsterdam, el club que produce más jugadores en Europa, el club en el que jugó mi ídolo, Johann Cruyff".
Hagi es un convencido de que las experiencias a nivel juvenil son un gran soporte para todos los jugadores. Incluso lo fue en su carrera: "Jugar al fútbol en las categorías inferiores de la selección de Rumanía me preparó para el futuro, para toda mi carrera. Aprendí cómo ser una persona responsable, cómo tener el máximo compromiso para conseguir los mejores logros en el terreno de juego, porque estos son los primeros y más importantes 'deberes' a nivel internacional".
El crack rumano invirtió 11 millones de euros para poder cumplir su sueño. Y, al parecer, esa inversión está rindiendo sus frutos. Con un caudal de cerca de 300 alumnos, la Academia Gheorghe Hagi ya supo acercar a 20 de sus jugadores en las selecciones juveniles de ese país.
Pero para él, el fútbol se resume sólo en cuatro palabras. Esas que día tras día intenta inculcarle a las futuras promesas de su país: "Cuatro palabras son esenciales para un jugador, y no sólo cuando juega por primera vez: honor, orgullo, realización y responsabilidad".
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