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Prátola: el adiós a un luchador contra la adversidad
A los 32 años, víctima de un cáncer de colon contra el que luchaba desde hacía trece meses, falleció ayer Edgardo Fabián Prátola, jugador de Estudiantes, en el Hospital Italiano de La Plata. Por propio pedido del futbolista, no se realizará velatorio y sus restos serán cremados.
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Aguerrido, decidido, sólido. Un símbolo de la escuela de Osvaldo Zubeldía, un defensor que burló la técnica a fuerza de coraje y corazón. Así fue Edgardo Prátola, futbolista. Un emblema de Estudiantes. Ganador, siempre ganador.
Compañero, generoso, valiente. Aferrado a su familia, a sus afectos, convencido aun cuesta abajo de que la esperanza no era una quimera. Peleador, luchador hasta el final. Así fue Edgardo Prátola, el Ruso, el hombre que supo ganarse el cariño de todos. Ganador también fuera del campo de juego.
El 12 de abril de 2001, Prátola confesó que padecía cáncer de colon, en un testimonio que despertó la sensibilidad de todo el ambiente del fútbol; se lo habían detectado un mes antes. Desde entonces peleó y peleó contra la adversidad, sumó afecto en cada exposición pública y nunca se dio por vencido. Casado con Ana Laura y padre de dos hijas, Camila, de tres años, y Lara, de 11 meses, se aferró a los suyos con la ilusión de volver, algún día, a los campos de juego.
Con los botines a medio colgar, se preocupaba con el desteñido presente económico; y hasta se ilusionaba con un buzo de DT, para enseñar la mística que aprendió cada mañana en City Bell. “Pude ahorrar algo. Pienso en eso porque soy joven y si no juego al fútbol tengo que vivir de otra cosa para mantener a mi familia. Me di plazo hasta fin de año para ver cómo conseguir algún ingreso. Si puedo jugar al fútbol el año próximo, explotaré mis últimos cartuchos. También tenía pensado hacer la carrera de DT, pero con lo de la enfermedad se complicó. El año que viene sí lo voy a comenzar”, le decía Prátola a La Nacion, en una nota publicada el 25 de agosto de 2001.
Fanático del Pincha, su último encuentro tuvo el sabor de lo inolvidable: el 11 de marzo de 2001, Estudiantes venció a Gimnasia, el clásico rival, por 2 a 1. El Ruso, semanas atrás, ya había perdido bastante peso y su presencia estuvo en duda hasta minutos antes. Pero él mismo pidió jugar, acaso con la convicción de que sería la última vez.
Su carrera comenzó en el equipo platense; luego, su espíritu combativo continuó en León, de México; estuvo en préstamo en Unión, de Santa Fe, y culminó en su querido Estudiantes, en donde jugó 234 partidos y anotó siete goles.
Interminables sesiones de quimioterapia, semanales estudios médicos, varias operaciones. Ni en los peores momentos el Ruso se dejó vencer. El 26 de marzo del año último fue operado en el Instituto de Medicina Central de La Plata, estuvo una semana internado, perdió más de diez kilos y salió con la valentía de seguir luchando.
Cinco meses más tarde, empezó a trotar con la ilusión de... Sí, de volver a vestirse de zaguero. Fue en el country de Estudiantes, en City Bell. Y cerca estuvo de sumarse al cuerpo técnico de Néstor Craviotto, pero la negativa médica fue más fuerte.
“Con Gimnasia jugué con cuatro kilos menos. Tenía que tomar laxantes para ir de cuerpo y llegó un momento en que le dije al médico de hacer los estudios. Me operé a los diez días y ahí se enteraron mi mujer, que estaba embarazada de ocho meses de Iara, y Micaela. Diez días más tarde me enteré yo; mi mujer se puso a llorar. El médico me lo dijo y pensé que era boleta, que no iba a poder disfrutar a mis hijas. Llegué a mi casa y cuando abrí la puerta estaba mi nena con mi cuñada viendo una película, y me dije: “No me puedo quedar. Tengo que salir a pelearla también por la que venía”. Decía Prátola, en la citada entrevista.
Edgardo Cicchetti, presidente de Estudiantes, le comunicó la noticia al plantel platense, concentrado a la espera del partido de ayer ante Independiente.
Los hinchas de Gimnasia, el rival de siempre, le pedían en la calle que volviera. Lo aplaudieron todos aquella noche del 22 de enero último, cuando Estudiantes le ganó a Gimnasia por 3 a 0, en un amistoso en Mar del Plata, y el delantero Mauricio Piersimone lo llevó en andas. Fue la última gran alegría de Prátola. “...uno se pregunta, ¿existe Dios? A mí me pusieron una piedra en el camino y me dijeron: arreglátela”, le había confesado a La Nacion. Y se las arregló con coraje Edgardo Prátola, un luchador de la vida.
Una carta conmovedora
“El Ruso tiene fuerza para todos. Me sobra fuerza para todos. Tengan ánimo para salir adelante”, rezaba la carta que Prátola dirigió al plantel de Estudiantes y que fue leída ayer por el padre del ex jugador. Mientras, en los tres partidos de primera disputados en la víspera se realizó un minutos de silencio en homenaje al zaguero. En las imágenes, dos símbolos: a la izquierda, Estudiantes, con la leyenda Fuerza Ruso, el viernes de la semana última, antes del 3 a 2 ante Vélez. A la derecha, su último partido: el 11 de marzo de 2001, en el 2 a 1 a Gimnasia: arriba, de izquierda a derecha, Zapata, Prátola, Tauber, Azconzábal, Testa y Quatrocchi; abajo, J. Fernández, Osorio, Pompei, Farías y Galletti.
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