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Portugal: dos arqueros titulares, dos jugadores menos, una goleada 7-0 y el partido de la vergüenza
Apenas se jugaron 46 minutos de Belenenses vs. Benfica; el local tuvo un brote de coronavirus
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Benfica y Belenenses jugaron este sábado por la Liga de Portugal. Es un miniclásico de la capital, Lisboa. Sin embargo, todo lo que rodeó al partido y los 45 minutos que, de hecho, se disputaron, son dignos de un cuento del mejor Roberto Fontanarrosa. La planilla, fría, dirá que el equipo colorado, en el que Nicolás Otamendi fue titular, goleó por 7-0 y que el espectáculo se interrumpió al minuto del segundo tiempo porque Belenenses, el local, se quedó con seis jugadores. El trasfondo, en realidad, tiene que ver con el coronavirus y la burocracia.
El partido, correspondiente a la fecha 12 de la Liga lusa, estuvo en duda hasta último momento: Belenenses, el local, que pugna por no descender a la segunda categoría, tenía 14 futbolistas con PCR negativo. Y otros tantos fuera de la convocatoria entre contactos estrechos y lesionados. Su presidente había adelantado que el plantel completo era de 38 jugadores y que no habría problemas en alistar un equipo. En realidad, esperaba que las autoridades sanitarias y la Liga portuguesa se apiadaran de Belenenses y pospusieran el partido por razones de fuerza mayor.
Filipe Candido, el entrenador de Belenenses, comenzó a hacer números. Se fijó en la cantidad de efectivos que tenía para el pleito, como los comandantes del ejército antes de una batalla crucial. Se encontró con una sorpresa: apenas dos arqueros y siete futbolistas de campo. Entonces, precisaba de una ayuda de las autoridades para evitar el ridículo. Podía presentarse con los nueve, y reglamentariamente el encuentro podría disputarse sin problemas. Pero era demasiada ventaja contra un equipo grande como Benfica.
Sin saber si Belenenses tenía o no jugadores suficientes, Benfica viajó al estadio y se presentó en el campo. De no hacerlo, hubiera corrido el riesgo de perder los puntos. Hubiera sido otra ridiculez: una derrota de escritorio contra un equipo súper diezmado por el coronavirus. Las Águilas, en rigor, pasaron el año pasado por algo parecido con el covid-19 y eso les provocó perder el título de liga y quedar eliminado de la copa doméstica. Ahí estaban los jugadores rojos realizando el precalentamiento previo sin saber si el partido se jugaba o no.
De repente, las redes sociales de Belenenses anunciaron la formación inicial del equipo. Nueve jugadores. Dos arqueros, uno en el arco y otro en el lateral izquierdo. Ningún delantero. Apenas tres jugadores del equipo principal. Los otros seis, del Sub 23. Ningún suplente. Y a rezar. Porque ni la Dirección de Salud (DGS) portuguesa ni la Liga habían decidido posponer el encuentro, más allá del brote de coronavirus en el conjunto local. Entonces, a jugar.
El comienzo del partido provocó las primeras muestras de repudio. Uno de los que escribió fue Bernardo Silva, ídolo de Benfica y actual futbolista del seleccionado portugués. “¿Esto qué es? ¿Soy el único que no entiende por qué no se ha aplazado el partido?”, publicó el mediocampista creativo en su cuenta de Twitter. “Vergonzoso”, calificó Alfonso Sousa, futbolista de Belenenses, al partido, disputado pese a todo en el estadio Nacional de Portugal, también conocido como Estadio Jamor.
El resumen del escándalo: Belenenses 0 - Benfica 7
Los nueve entusiastas de Belenenses no resistieron ni un minuto. Primer ataque de Benfica y...¡gol en contra! del zaguero brasileño Eduardo Kau. Ni siquiera hubo reproches. A esa conquista le siguió una andanada de goles en un partido que era desigual desde su pitazo inicial: el uruguayo Darwin Núñez convirtió por triplicado y también festejaron el suizo Haris Seferovic (2) y el alemán Julian Weigl. ¿El marcador al descanso? 7-0 para Benfica.
El fútbol portugués asistía a un ridículo con letras de neón. Y el papelón se agrandó aún más tras el regreso de los futbolistas desde el vestuario: ya no hubo nueve camisetas de Belenenses, sino siete. Y bastó algo menos de un minuto de juego para que uno de los jugadores locales se tirara al piso y acusara una lesión. Fue como tirar la toalla en el boxeo: el reglamento impide que un partido continúe cuando uno de los dos equipos tiene menos de siete jugadores. Fue el final del ¿espectáculo? Y el comienzo de las explicaciones.
“Fue una vergüenza jugar aquí esta noche”, protestó Rui Pedro Soares, presidente de Belenenses, tras el encuentro. Y rindió homenaje a los futbolistas de su equipo. “Hace 48 años que veo fútbol y nunca vi futbolistas tan dignos como estos, que fueron obligados a jugar. Para ellos, un sentimiento de profunda comprensión: les mostraron a todos lo que es tener dignidad”, dijo Soares, quien en el entretiempo fue tomado por las cámaras de televisión cuando rompía en llanto.
“A mitad de la tarde le explicamos a la Liga que no queríamos jugar, pero nos respondieron que teníamos ocho jugadores aptos para el partido y que, en ese caso, si no nos presentábamos perdíamos los puntos”, recordó el presidente de Belenenses. El resultado ya estaba puesto, el partido había sido suspendido por falta de jugadores y el papelón comenzaba a recorrer el mundo.
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