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Apunten al VAR: los agujeros negros del sistema y los cambios que vienen
"Si ustedes piensan que con la tecnología se acabaron las polémicas o los debates por las decisiones arbitrales, están equivocados. Para eso van a necesitar al menos una década". La respuesta de los máximos ejecutivos de la NFL, la liga estadounidense de fútbol americano, sorprendió a los dirigentes de la FIFA. Fue hace unos años, cuando en Suiza recién daban los primeros pasos hacia lo que más tarde se transformaría en lo que hoy es el VAR. El camino no iba a ser sencillo.
No debería sorprender, entonces, que cada intervención de los asistentes de video (una herramienta que apenas lleva tres años de instrumentación en el nivel sudamericano) esté rodeada de preguntas. En rigor, más allá de las resoluciones del VAR, la principal queja de los protagonistas se debe a los tiempos de espera. "Es difícil, no nos terminamos de acostumbrar. No me gusta que se corte el juego tan seguido. Si no se corta por el rival, se corta por la espera del VAR, que no agiliza el juego", dijo Marcelo Gallardo, el entrenador de River, luego del triunfo contra Nacional, de Montevideo, en la ida de su serie de los cuartos de final por la Copa Libertadores. Un partido en el que la tecnología fue gran protagonista del juego.
En la misma sintonía opinó Hernán Crespo, entrenador de Defensa y Justicia. En el primer tiempo del partido entre el Halcón y Bahía, el reloj llegó a marcar 60 minutos, luego de que el árbitro ecuatoriano Guillermo Guerrero precisara seis veces de la ayuda tecnológica. "El VAR me gusta, me da tranquilidad. El tema es el tiempo que se utiliza para la decisión. Eso habría que limar y corregir", dijo Crespo en TyC Sports. Y añadió: "Prefiero al VAR toda la vida, sabiendo que no es perfecto y que hay que limarlo sobre pequeñas decisiones y, lógicamente, sobre los tiempos".
En la Confederación Sudamericana (Conmebol) están conformes con la evolución de la herramienta. Sienten que contribuye a hacer un fútbol más justo, por más que no sea óptimo. "Sabemos que no es la perfección. Se reclamó durante años y se puso en marcha", dicen desde Luque, Paraguay. El tiempo de respuesta, mucho mayor que los 81,9 segundos de promedio que insumió cada una de las 20 jugadas revisadas por el VAR en el Mundial Rusia 2018, es eje de un debate interno. Y forma parte de la evolución de la herramienta, cuyo utópico lema es "mínima interrupción, máximo beneficio".
En este sentido, la principal crítica es al tiempo de espera en las jugadas matemáticas, como las posiciones adelantadas. Hay que hacer una salvedad: los proveedores de imágenes no son los mismos en todo el continente. Y los asistentes de VAR, formados por la Conmebol, tienen que adaptar su mente a la competencia en la que intervienen. Hay ligas que tienen asistente de video y otras que no. "Estandarizar todo lleva su tiempo", dicen en Conmebol. El plan es que en el menor tiempo posible todos los torneos del subcontinente tengan instalado su VAR.
La Argentina, por caso, ya resaltó en el calendario el mes de febrero de 2021. Ahora es tiempo de pruebas y homologaciones para usar la asistencia tecnológica a partir del próximo torneo de la Liga Profesional. "La idea es terminar con toda la capacitación ahora y por eso vamos a trabajar hasta fin de año", aseguran en la AFA. A diferencia de lo que ocurre en las copas Libertadores y Sudamericana, para las que instalan salas de VAR en cada estadio, el fútbol argentino tendrá una solución centralizada: el cuartel general del VAR estará ubicado en el predio Julio Humberto Grondona, de Ezeiza, y allí serán analizadas todas las jugadas polémicas. Algo parecido ocurre con LaLiga, de España, cuyo VAR funciona en Las Rozas, el centro de entrenamiento de la Federación Española, y en el básquetbol estadounidense, con la NBA.
En los países sudamericanos en los que el VAR funciona desde hace un tiempo, las polémicas no se acabaron. "Las coincidencias del fútbol brasileño a veces incomodan, porque cuando son contra un equipo establecen una desigualdad técnica en la competición. Eso no nos agrada; nos incomoda", dijo Mano Menezes, el director técnico de Bahía, luego de un fallo de los asistentes tecnológicos que perjudicó a su equipo. Más: Roberto Fernández, arquero de Botafogo, se molestó por una determinación del VAR (le anularon dos goles al conjunto carioca) y... rompió el monitor en el campo. Recibió tres fechas de suspensión.
Chile tiene asistencia tecnológica en sus partidos. Y también, claro, polémicas interminables. "El VAR es una m...: le vino a hacer mal al fútbol", protestó en marzoRonald Fuentes, entrenador de Unión Española. En declaraciones a Radio Cooperativa, agregó: "Hay poca capacidad y están experimentando con el VAR. Los criterios no son iguales en todos los partidos". La ANFP (la Liga Profesional trasandina), sin embargo, se mostró conforme con la experiencia: "De 51 errores cruciales cometidos en todos los partidos, 45 han sido corregidos por VAR. Desde ese punto de vista ha sido satisfactorio el resultado", valoró Jorge Osorio, el presidente de la Comisión de Árbitros.
El International Board (IFAB) es el encargada de la actualización de las reglas del juego, entre las que se encuentra el protocolo de VAR. Si bien la inclusión de la tecnología es una idea de FIFA, IFAB está pendiente del progreso de la herramienta. "Es cierto que hay ajustes por hacer, pero al protocolo y a su implementación está yéndoles realmente bien", dijo Lukas Brud, secretario de IFAB, a LA NACION. Y añadió: "En algunos lugares del mundo, el VAR ya es parte del juego. Su éxito depende mucho de cómo se lo comunique. Estadísticamente, está comprobado que el VAR mejoró la toma de decisiones". Los datos de varias ligas internacionales certifican las palabras de Brud. En la Bundesliga 2018/19, por ejemplo, el asistente tecnológico modificó 81 decisiones arbitrales. Setenta y ocho correcciones fueron correctas, lo cual implica una proporción de acierto de 96,2%.
"El gran tema del VAR es estar a la altura de las expectativas", abundó el secretario de IFAB. "Un desafío es bajar el grado de subjetividad y mejorar la consistencia", aventuró. Hay un dato que quizás explique el altísimo porcentaje de acierto que se dio en el Mundial de Rusia: antes del torneo la comisión arbitral citó a todos los referís y los capacitó con un criterio uniforme. "Esto es falta, y esto, no. Esto es roja, y aquello es amarilla", aleccionaron los instructores. Ese aprendizaje se tradujo en buenas decisiones a la hora de aplicar las reglas del juego.
Ese criterio todavía no existe en Sudamérica, donde la liga brasileña tiene VAR y la argentina, no. Y donde el reglamento se aplica de una manera en un país y de otra en otro. Lo mismo vale para Europa, donde la Premier League se desmarcó hace rato del resto y prácticamente no hace revisiones en el campo. Los asistentes de VAR tienen una autoridad parecida a la del árbitro principal y definen las jugadas casi sin consultar al juez central. Se supone que eso cambiará a futuro, para que todos los VAR del mundo sean parecidos. O, al menos, funcionen en las mismas condiciones. Claro que, en el fondo, la herramienta será siempre manejada por seres humanos. Minimizar su subjetividad es el próximo paso. Pero siempre habrá espacio para la polémica.
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