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Philipp Lahm: “Hay muchos títulos que son maravillosos, pero ninguno como ser campeón mundial”
La enérgica posición del exdefensor sobre la sede Qatar 2022, los recuerdos de la final de Brasil 2014, Messi, Maradona, Demichelis...
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Philipp Lahm nació en Munich, en noviembre de 1983. No tenía ni tres años cuando la Argentina amargaba a los alemanes en el Azteca, en la final de México ‘86. “Realmente no experimenté 1986…, no lo sufrí”, bromea. Pero después, desde que su memoria le trae momentos, Philipp se acostumbró a festejar. “El de Italia 1990 fue el primer torneo que tuve la suerte de vivir frente al televisor, con mi abuelo, yo ya tenía seis años. Pierre Littbarski era mi ídolo, junto con Lothar Matthäus, por supuesto. Nunca olvidaré cómo Matthäus levantó la Copa del Mundo hasta el cielo después de esa final”. Esa noche, en el estadio Olímpico de Roma, un argentino lloraba sin consuelo: Diego Armando Maradona.
Muchos años más tarde, otro Alemania-Argentina… Tan solo cinco días después de la final en Brasil 2014, el capitán Philipp Lahm anunció que se marchaba de la selección alemana. En su última función levantó la Copa del Mundo y supo que no había más nada que hacer. El alemán entraba en la historia frente a la desazón de sus rivales, de uno en particular. El día más feliz y el más oscuro para uno y otro, separados apenas por metros. Ahora Lahm no estaba con su abuelo frente al televisor. Estaba ahí, mientras otro argentino no encontraba consuelo: Lionel Andrés Messi.
–¿Cuáles son tus recuerdos de Brasil 2014?
–Fue una experiencia increíble. Y encima, contra Argentina, contra quien ya habíamos jugado con frecuencia en los últimos años. Es cierto que los habíamos eliminados últimamente, pero estaban jugado un muy buen torneo en ese momento. El Mundial tuvo lugar en América del Sur, y eso creo que realzó nuestra conquista porque ningún europeo lo había conseguido. Cumplimos una gran tarea; convertirse en campeones del mundo es, por supuesto, la sensación más grande que puede experimentar un futbolista. Por todo eso, de Brasil 2014 sólo tengo muy, muy buenos recuerdos.
Esta respuesta –y otras que a continuación se reproducen–, corresponden a una entrevista que LA NACION le realizó a Lahm en mayo del año pasado. Este medio intentó volver a comunicarse con el exdefensor, por las mismas vías de un año atrás, y la amable devolución explicó las razones del silencio. La atmósfera que rodea al Mundial de Qatar, vinculada con el incumplimiento de los derechos humanos y atropellos sociales, impulsan a muchos protagonistas del fútbol alemán a tomar distancia de esta Copa del Mundo.
Es que Philipp Lahm no estará en Qatar, no lo busquen. “No formaré parte de la delegación y tampoco tengo ganas de asistir como aficionado”, avisó en agosto pasado a través de una entrevista con la revista alemana “Kicker”. “Prefiero seguir el torneo desde mi casa”, agregó. ¿Las razones de su rechazo? Fue contundente: “Los derechos humanos deben jugar el papel más importante en la asignación de los torneos. Cuando a un país se le otorga la sede pese a tener la peor puntuación en este aspecto, empiezas a cuestionar los criterios que se utilizaron para tomar la decisión”.
Hace unos días, el suizo Josep Blatter, presidente de la FIFA entre 1998 y 2015, el encargado de anunciar la asignación de Qatar como sede de la Copa el 2 de diciembre de 2010, en Zurich, se mostró arrepentido. Y confesó: “La designación fue un error […] La elección fue mala. El premio a Qatar fue un error, y yo fui responsable de eso como presidente en ese momento”, expresó el exdirigente en el periódico suizo Tages Anzeiger.
Vale apuntar que varias voces se alzaron en contra de Qatar 2022. Otro campeón del mundo, compañero de Lahm en Brasil 2014, también se abrazó a la causa. Toni Kroos, el volante de Real Madrid, retirado en julio de 2021 de la ‘Die Mannschaft’, mostró su disconformismo hace tiempo: “Los inmigrantes están sometidos, trabajan sin descanso con 50 grados de calor, sufren una alimentación insuficiente, sin agua potable y a temperaturas de locura”, afirmó Toni Kroos en el podcast Einfach mal Luppen, junto con su hermano Felix. Y el mes pasado, redobló las críticas: “Estoy totalmente en contra de que el Mundial se juegue en Qatar. Designar ese país fue un error de las federaciones”, manifestó el futbolista, de 32 años, en el canal alemán ZSF.
Otro alemán, Jürgen Klopp, el director técnico de Liverpool, tampoco se calló. “Entiendo que Qatar ha tenido que construir sus estadios, y que hace 50 grados en sus veranos. Pero eso no es bueno para una persona: estar bajo el sol y hacer un trabajo físico. Es imposible para ser sincero. Pero nadie ha pensado en esos trabajadores. Ha habido muchas oportunidades de denunciarlo desde la concepción del Mundial. Dos y tres años para decir: ‘Por cierto, el proceso no está bien’. Pero mucha gente ha ganado dinero por razones equivocadas”. Y el entrenador neerlandés Louis van Gaal, que estará en Doha, al frente de la selección de los Países Bajos en el Grupo B, se sumó a las voces opositoras entre las celebridades: “Eso de que vayamos a jugar y organizar un torneo en un país para desarrollar el fútbol allí, como nos explica la FIFA, es una tontería. Se trata de dinero e intereses comerciales, eso es lo importante para la FIFA”, sentenció.
No hay dudas de que Lahm se compromete con sus posiciones. Ya ha tocado otros puntos sensibles y polémicos. Por ejemplo, en su libro autobiográfico ‘El juego: el mundo del fútbol’, les aconseja a aquellos futbolistas que sean homosexuales que no comenten su orientación sexual, ni en público ni a sus propios compañeros de equipo. Y expone sus argumentos: “Aún falta aceptación en el mundo del fútbol y en la sociedad, en general”, argumenta Lahm. Bajo su criterio, busca protegerlos. En el libro, el excapitán del Bayern Munich entiende que, aunque el futbolista tenga la madurez para sostener su posición pública, descree del mismo grado de comprensión y educación por parte de los rivales y los hinchas. “Tendrían que soportar insultos y difamaciones, ¿quién lo aceptaría?”, se pregunta. Y por eso los invita a ser reservados. Polémico. Que evolucionen los demás parece más superador para una sociedad, en lugar de alentar que otros sigan ‘escondiéndose’.
Lahm fijó posición. Como también lo hizo ante la posibilidad de jugar los mundiales cada dos años: “Sobrecargar más el calendario internacional afectaría física y mentalmente a los jugadores. Un torneo anual sería como otra red social en el celular”, escribió durante la Euro 2021 en su columna para el diario El País, de España.
Al Mundial de Rusia 2018 sí acudió Lahm. Cómo último capitán campeón, entregó la copa FIFA en el estadio Luzhniki de Moscú, en la antesala de la final Francia-Croacia, junto con la modelo Natalia Vodianova. Lahm se había retirado de las canchas en febrero de 2017. En 113 concluyó su cuenta de partidos para Alemania. Jugó 20 encuentros mundialistas y nunca se bajó del podio: tercero en Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, y campeón en 2014. Debutó contra Croacia en 2004 y una década después se entregó al reposo de la gloria eterna tras frustrar a la Argentina con la espectral aparición de Mario Göetze en el minuto 113.
Nadie podía sospechar que, en la misma cancha, siete años más tarde, en la Copa América 2021, Messi iba a exorcizar sus demonios. Esa cancha llena de espinas se convertiría en un vergel para el rosarino. Y el trampolín para el nuevo reto, casi una obsesión: Qatar es el sueño de Messi. Una pesadilla para Lahm. Otra vez, sin proponérselo, en veredas distintas.
¿Cuál es la sensación más grande que puede experimentar un futbolista…?, le preguntó LA NACION en aquella entrevista publicada el 12 de mayo de 2021. “Convertirse en campeón del mundo es la sensación más grande que puede vivir un futbolista. Lo diré siempre: el mayor logro de un futbolista es convertirse en campeón del mundo. Y es por eso que no dudo: si tengo que elegir uno, el mejor título de mi vida es la Copa del Mundo de 2014″, detallaba Lahm, hoy de 38 años, en el cuadro de honor mundialista para toda la vida. Y lo dice quien, además, atesora 21 títulos con Bayern Munich, entre ocho Bundesligas, seis Copas Alemanas, una Liga de Campeones, el Mundial de Clubes y tantos más.
–Jugaste tres mundiales, Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, y tienen detalles en común: siempre estuviste al menos en el podio, las tres veces te enfrentaste con la Argentina… y ganaste.
–La de 2006 fue mi primera Copa del Mundo. Tenía 22 años y la Copa se jugó en casa, en Alemania. Fue un ambiente increíble el que se vivió en nuestro país. Llegamos a los cuartos de final en desventaja a jugar contra Argentina, que en realidad era el mejor equipo de los dos, con estrellas mundiales absolutas. Recuerdo que Messi estaba en el banco en ese momento; jugó Juan Román Riquelme y luego fue sustituido, pero era un jugador increíble por entonces. Tenían a Hernán Crespo en el ataque…, realmente era un equipo de primera. Y quizás con un poco de suerte pasamos a las semifinales, pero hoy digo que para nosotros fue una sorpresa absoluta avanzar y haber quedado terceros en el torneo. En cambio, en 2010 fue completamente diferente. Éramos un equipo joven que jugábamos muy bien juntos. Vencimos a Inglaterra en los octavos de final y luego volvimos a enfrentarnos con Argentina en los cuartos de final. Ese fue uno de los mejores partidos de Alemania en el Mundial: jugamos increíblemente bien como equipo y ganamos de manera sensacional por 4 a 0.
Para 1990, cuando el pequeño Philipp disfrutaba con su abuelo de la consagración frente a la Argentina, Alemania ya lucía dos estrellas mundialistas en la camiseta. Los káisers Fritz Walter, en 1954, y el legendario Franz Beckenbauer, en 1974, habían alzado las copas, la viejas Jules Rimet y la actual FIFA world cup. Después de Matthäus, el siguiente sería él, Lahm, para completar el póquer de capitanes campeones del mundo con la ‘Die Mannschaft’. Aquel versátil lateral diestro –llegó a ser el mejor de todos por la banda izquierda–, que fue capaz de jugar hasta en diez posiciones como alguna vez lo distinguió Pep Guardiola, se retiró del fútbol en 2017. En su Bayern Munich, claro. Hombre de negocios desde entonces, miembro del consejo de la DFB, la Federación alemana, y presidente del comité organizador de la Euro 2024 que se disputará en Alemania. Y Bundesliga Legend, porque no se pierde ningún amistoso a beneficio.
–Dos apellidos. Primero, Messi.
–Para mí, es un jugador increíble, un talento absolutamente excepcional. Tal vez, el mejor jugador que jamás haya existido. Es un jugador sensacional, pero quizás le falte el gran título con la selección [NdlR: dos meses más tarde, Leo alzaría la Copa América en Brasil]. Por lo demás, es un jugador fantástico e imparable en las situaciones uno contra uno.
–Y Maradona.
–Yo siempre me he entusiasmado mucho viéndolo a Messi. ¡Pero también con Maradona! Diría que Diego Maradona realmente marcó a una generación, y no sólo en Argentina, sino también en Europa. Por eso diría que el mejor argentino, cuando se trata de fútbol, es Maradona. Pero seguido muy de cerca por Messi. Con la partida de Maradona falleció uno de los grandes futbolistas de todos los tiempos. Un talento indescriptible, una leyenda en el balón, casi un santo para su afición.
En aquella entrevista, Lahm confiaba en los aires de renovación que traería Hans Dieter Flick a la dirección técnica de la selección germana. Elogiaba a Guardiola (”Fue realmente genial para mí, al final de mi carrera, poder jugar para Pep”). Confiaba que le hubiese gustado ser dirigido por algún director técnico argentino, como Diego Simeone, Marcelo Bielsa o Mauricio Pochettino. Y se entusiasmaba con la elección del mejor futbolista argentinos… si Messi no hubiese sido argentino: ‘Kun’ Agüero y Ángel Di María fueron por entonces sus preferidos.
Y algo más, o alguien más, que por estos días tomó una enorme trascendencia dado su próximo desembarco en la dirección técnica de River para suceder a Gallardo: Martín Demichelis. ‘Micho’ y Lahm compartieron seis temporadas en Bayern Munich, ganaron muchos títulos, perdieron la final de la Champions League contra el Inter de Zanetti, Samuel, Cambiaso y Diego Milito… y se cruzaron claro, en la final del Maracaná. “En primer lugar, lo aprecié mucho a Martín como jugador. Pero también como persona. La pasamos muy bien, especialmente jugando a las cartas juntos. Realmente era un gran compañero de equipo y podías confiar absolutamente en él, dentro y fuera de la cancha. Era un buen jugador, y cuando pasó de zaguero central al mediocampo, creo que aportó nuevos elementos a esa posición: habilidades técnicas y soluciones rápidas. ¡Fue divertido jugar con Martín!”.
Palabra de Philipp Lahm.
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