"Corazonada" se llama la línea de vinos que produce la bodega de Gabriel Heinze en su finca de Tupungato, Mendoza. "Es una uva joven", explica, avanza en detalles, y suena como un experto. Algunos cigarrillos y una copa de tinto acompañan la charla. Su vida social se reduce casi a nada. Devoto de la virgen de San Nicolás y de Luján, suele visitarlas, pero nadie se entera. Obsesivo, meticuloso, gruñón. También es sensible y divertido, sí. "Sonry" es su apodo de la infancia entrerriana, a no olvidarse. El Heinze público es áspero. El otro, no. Pero ninguno de los dos disimulan nada.
Viaje al hermético mundo de Heinze, lleno de convicciones y de debilidades que lo retratan muy humano.
-¿Es verdad o leyenda urbana? ¿Les pedís a los jugadores que te digan ‘Mister’?
-Paaaa..., eso no sé quién lo ha dicho, nooo, no. Ningún jugador me ha llamado así, siempre Gaby o Gringo. Es una mentira, nadie me ha llamado así y tampoco me sentiría bien con ese apodo.
-¿Es cierto que evitás volar todo lo posible?
-Sí, lo evito, lo evito completamente. Ya son años que tengo que volar y no puedo acostumbrarme.
-¿Te cuesta ver a la selección?
-La veo, pero desde lejos. Me pongo lejos. Me pongo muy nervioso. Y nunca la analizo en el momento, Quizás, después de varios días, me bajo el video y ahí sí la analizo.
-¿No aceptás que alguien vea la práctica de tu equipo con las manos en los bolsillos?
-Naaaaa, otro mito. Sí quiero que todos los involucrados con el entrenamiento estén atentos por cualquier cosa. A veces se exagera de una manera...
-¿Por qué a veces respondés en neutro en las conferencias? Llegás a tratar de tu al otro.
-No, no lo pienso, no me doy cuenta, quizás me sale eso, algo raro. Pero es verdad, a veces digo algunas palabras para las que no tengo una explicación. Me salen en ese momento.
-¿Realmente pensás todo lo que decís? Por ejemplo, cuando señalaste: "Soy el peor fracasador del futbol argentino".
-Cuando digo algo, es porque creo que en ese momento es la verdad. Mi sufrimiento posterior es un problema mío.
-¿Sos prejuicioso con la prensa?
-Sí, y esa es una de las cosas en las que sigo trabajando. Muchas veces meto a todos en la misma bolsa y no está bien. Sé que hay chicos que son buenos, pero no siempre los guían bien. Pero yo tengo mi culpa, y lo asumo. Te vas a sorprender con esto: no comparto el procedimiento del VAR, y les tendríamos que preguntar a los relatores qué opinan. Hoy no pueden gritar, no pueden hacer lo que mejor hacen y más les gusta. Yo me corro, lo llevo a lo de ustedes...
-Insólito: Heinze preocupado por el periodismo...
-Claaaaro, si esta gente, que tiene tremendas ganas de relatar, de gritar un gol y no puede, imaginate el jugador, que no puede hacer lo más lindo que hay. Se tendría que modificar el procedimiento, no podés estar siete minutos esperando porque se pierde el ritmo. Esto es un juego, y hay picardía, decisiones de segundos, cosas que no se piensan porque hay un balón picando y otros tipos alrededor. Hay situaciones que ocurren sin pensar; después, sí, para cuestiones groseras lo veo bien. Pero que el VAR ayude, no que decida. El VAR se lleva 45 minutos de un programa deportivo y digo: "Pucha, se perdieron 45 minutos de analizar el juego". No estaría mal sumar al debate a ex jugadores o a entrenadores que han estado o que están adentro de la cancha porque podrían aportar otra sensibilidad.
Jura que descansó, pero en estos meses sin dirigir ha quemado algunas madrugadas diagramando una nueva rutina de ejercicios sin saber para quien. Para el futuro, que ahora tiene nombre: Atlanta United, de la Major League Soccer, en Atlanta, Estados Unidos. Curioso, siempre está decidido a discrepar y a exigir argumentos. Pero no es necio. Escucha, pide disculpas. Tiene desesperación por aprender. Lee. Lee mucho. Acaba de terminar "El poder de ser vulnerable", de la norteamericana Brené Brown. Psicología y liderazgo lo atrapan porque asume debilidades. "Siempre intento darle más herramientas a esta cabeza", resume.
-Hiciste terapia al dejar de jugar. ¿Y ahora?
-No he vuelto. La terapia mía es leer y escribir, eso hago.
-¿Qué escribís?
-Trato de escribir todo lo que está relacionado con mi vida, y mi vida en sí está relacionada con el fútbol. Escribo también porque no soy una persona muy expresiva y lo saco por ese lado. Todas esas cosas que uno tiene adentro, y uno no sabe cómo sacarlas, bueno, las escribo.
-¿Te cuesta confiar en los demás?
-Primero, cuando doy confianza, doy confianza al 100%. Ahí no titubeo. Pero sí es verdad que me gusta supervisar todo, me gusta saber todo lo que está pasando, quiero que la gente que trabaja conmigo me presente qué va a hacer, pero después los dejo que desarrollen su profesión. Sí quiero saberlo y saber por qué lo hacen. Después, una vez que la confianza se pierde, es muy difícil que vuelva.
-¿No das segundas oportunidades?
-Bueno, depende de la manera. El otro día un chico, un entrenador, me decía: ‘Si el colaborador falla hay que echarlo’. Y yo lo único que le dije fue: ‘¿Vos no fallás?’. Todos fallamos. Y yo relaciono los errores con el crecimiento. Cuando hablo de desconfianza lo llevo a otro plano, no al trabajo cotidiano. Hablo del costado humano, personal.
-¿Pudiste desprenderte del futbolista?
-No voy a dejar nunca de ser futbolista, por el tiempo que le dediqué y las cosas que viví. Pero lo que más extraño es el vestuario, el ritmo del futbolista, los momentos para compartir emociones con tus compañeros. Como jugador estás metido en un grupo de trabajo. El rol del entrenador es completamente distinto; sí, tenés a tus colaboradores, pero la soledad de la función es notoria. Siempre terminás mirando cosas y ajustando detalles, solo.
-¿La soledad del poder, de la responsabilidad, de la culpa...?
-El entrenador inmediatamente es el señalado, y está bien porque es el capitán del barco, es el que toma las decisiones. Del entrenador depende lo que pueda brindar el equipo el fin de semana. Para ser directo: es mejor, o más fácil, echar a una persona, porque a 20 o 30 no podés echar. Este juego es aceptado así.
-¿Realmente no te interesan los elogios?
-Y... uno puede caer en una trampa muy grande, ¿entendés? Uno puede no ver errores por creer que está todo bien. Hay que tener un equilibrio cuando las cosas van bien y cuando van mal. Ese equilibrio te lo da la experiencia y pasar por las dos sensaciones. Y estar atento a dos cuestiones: si las criticas sirven para aprender, y si los elogios están fundamentados y son genuinos.
-¿Y conseguiste el equilibrio?
-No, no, no. El equilibrio te lo dan las experiencias y yo todavía soy muy joven. Entre los elogios y las críticas, yo sé muy bien de qué lado me manejo mejor. En uno de esos lados me siento mejor, más preparado para afrontarlo.
-Te sentís mejor entre críticas.
-Me siento mejor preparado.
-Como futbolista fuiste atacado. ¿No sentís que como entrenador recibís un mejor trato?
-Pero acá habría que aclarar algo. Fui muy criticado por un sector, o por algunos periodistas, pero todas las veces que venía con la selección, salía a la calle y nadie me decía nada, Al contrario, siempre sentía cariño y respeto. Y lo mismo me sucedió cuando volví a Newell’s. Y hoy tampoco puedo decir nada: el hincha nunca me hizo sentir que no me quería. Sí, es verdad que, del otro lado [la prensa], no compartían mi forma de ser, o cómo jugaba. Es parte de esto. Hay muchos caminos que uno debe caminar y hay que aguantarse todo lo que venga.
-¿Sabés qué caminos no debés transitar?
-Se cuál camino transito yo y reconozco qué caminos no debo caminar, pero tampoco sé si lo voy a poder sostener. Nunca se sabe. Yo trabajo mucho en eso de no apartarme nunca de mi camino. Y los otros voy a tratar de no pisarlos.
-¿Entre esos caminos aparecen los barrabravas y los representantes?
-Nunca estuve en clubes donde la barra brava se metiera en el entrenamiento. Nunca me pasó ni conocí. Por eso lo desconozco. Y sobre los representantes..., como todo, hay muy buenos tipos, que yo conozco y hacen las cosas muy bien, y hay otros tipos que las hacen muy mal. Hay que identificarlos. Como también hay entrenadores y jugadores de cada lado. Lo que uno hace es reconocerlos.
-Llevás 10 meses sin entrenar. ¿Qué aprovechaste para hacer que antes no podías?
-Muy simple: cuando me cansaba con el ordenador, lo cerraba y buscaba otra actividad. Cuando estás trabajando, lamentablemente, aunque estés cansado, seguramente estás apretado de tiempo y necesitás hacer más cosas y no podés dejar nada para después. Y en este tiempo seguí conectado con todo porque me gusta, pero cuando me cansaba, cerraba el ordenador y hacia otra actividad.
-¿Cómo qué?
-Bueno, de todo. Me gusta mucho estar en mi casa y dedicarle tiempo. Cuando uno trabaja afuera y viene a su casa, es casi una visita, es un ente. Volví a hacer actividades con los míos; antes estaba en la cena y si bien contestaba, daba lo mismo que estuviera o no porque estaba metido en mi historia.
-Te estás yendo a los Estados Unidos. ¿Nivel de inglés?
-Estoy lejos de recordarlo y menos de poder memorizarlo. Arranqué todo de nuevo, estoy mediéndole con cursos. Me cuesta mucho. Es verdad que viví bajo esa lengua, pero en ese momento yo era un pibe y estaba cerrado a todo eso. Será otro desafío descifrar cómo trasmitir mi pasión.
-Tenés trato con Bielsa. ¿No pensaste en preguntarle cómo se las ingenia él?
-Miles de veces lo he pensado. Pero no hemos tenido esa charla por el respeto que nos tenemos los dos, pero no te voy a mentir, siempre lo pienso. Hoy él está trabajando y esas cosas se deben hablar personalmente y no por teléfono. Pero estamos hablando de un tipo fuera de serie.
-¿Te vas solo a Atlanta o con toda la familia?
-Estamos en eso, porque también tengo ganas de compartir mi profesión con ellos. Sé que soy un tipo medio jodido cuando me pongo a trabajar, pero ellos también me pueden ayudar a bajar un poco mis revoluciones. Lo que ya no quiero es que esta profesión me haga perder más cosas.
-¿Ya no querés estar lejos de la familia? Desde 2015, en Mendoza y Buenos Aires para dirigir a Godoy Cruz, Argentinos y Velez, siempre estuviste solo…
-Sí, por eso. Creo que es parte de la maduración ver si se pueden compaginar estas dos cosas. Yo sé que cuando vuelva el día a día empezará otra vez el lío, pero es muy distinto llegar a tu casa y que puedas ver a tu familia, a llegar y que no haya nadie.
-Sos exigente en el trabajo, con tus jugadores, con tus colaboradores y con quienes te contratan. ¿Y con tu familia?
-Primero, me incomoda hablar de mi familia… Pero vos podés hacer la pregunta y yo resolver qué respondo. Me incomoda hablar de mi familia porque siempre la alejé de todo esto. ¿Por qué? Para que estén más tranquilos, traté de no involucrarlos. Es cierto que muchas veces mis enanos quieren estar, para ellos es bueno ver qué hace y en qué está su papá. Eso tiene que ver con lo que uno es como papá…, y a veces, digo que yo estoy lejos de cumplir esa función. Pero los valores y los principios uno se los marca y se los muestra, y después ellos verán qué caminos deben seguir.
-¿Te castigás con esa culpa?
-No me castigo, pero si lo reconozco. Hay cosas que ya no puedo volver atrás, y no me arrepiento de absolutamente nada porque en cada instante hice lo que sentía. Ahora, para adelante, trataré de modificar un par de cosas. De todos modos, ellos me conocieron así. Yo soy así. Y no voy a mostrarles a alguien que yo no soy.
"Los dirigentes quieren pertenecer al fútbol para sacar beneficios, nada más"
Un caso extraño. Gabriel Heinze es el hombre que sufre con lo único que sabe hacer. Alguna vez dudó entre seguir siendo entrenador o cortar abruptamente su carrera. ¿Por qué dejarías de ser técnico?, se le preguntó entonces. "Porque no se disfruta. No disfruto nada", respondió. Aprendió a convivir con sus debates internos. Como puede. ¿Fueron un alivio estos meses sin trabajo, o extrañó algo? "Extraño. Extraño estar con el jugador. A mí me gusta estar con el jugador, y ayudarlo en su crecimiento. Estar con todo el lio de descubrir cómo carajo puedo ayudar a un equipo, o a un jugador. Que entienda esta profesión, volcar mis experiencias para ellos. Verlos día a día. Compartir tristezas y alegrías. Eso extraño".
-¿Qué opinás de la frase que dice que el jugador es lo más sano del fútbol?
-No, hay de todo, Hay jugadores sanos y otros no tan sanos. Yo trato de acompañar y defender al jugador noble, al que se equivocó y quiere darla vuelta. Hay de todo, como en la vida. Uno también usa esa frase porque ha sido futbolista, y sin futbolistas no habría fútbol. Pero hay jugadores buenos y jugadores malos.
-Cuando se retiró Pablo Guiñazú le dijiste que no se dedique a la dirección técnica. ¿No buscaste desalentar a dos amigos como Gago y Mascherano?
-En el caso de Fer, yo lo veía incluso mejor a aquellos días en los que estuvo conmigo en Vélez. A mí me extrañó. Esa misma noche vino a mi casa para comunicarme que iba a dejar de jugar y estuvimos hasta tarde. Usé todas las formas posibles para hacerle entender que se lo veía muy bien. Pero él ya lo sentía así y no había marcha atrás. Con Javi también hablé mucho..., son tipos tan, pero tan importantes en este fútbol, que también hay que respetarles sus decisiones. No son tipos que se levantan a la mañana y dicen ‘dejo esto’, no. Yo los escuché, les di mi opinión y después les dije: ‘Bueno, dale, vamos ahora a pelear juntos lo que viene’. Y ahí están. Pero no, a ellos no les dije que no sean entrenadores porque los dos lo sienten, los dos tienen una gran capacidad para interpretar el fútbol.
-¿No te genera nada extraño que Mascherano se vincule con la AFA?
-No, ¿por qué? Yo no considero que él esté ligado a una dirigencia. Él, desde su experiencia, buscará darle calidad al fútbol de las selecciones de AFA. Y a mí me importa tres pepinos con quién está, sólo quiero que lo dejen desarrollar lo que él sabe, porque sabe un montón. A mí me alegra mucho que él haya tomado esa decisión porque va a hacer un trabajo muy importante, Ahí hay tipos como Pablo [Aimar], como Diego [Placente], Walter [Samuel], gente muy noble, muy buena. Yo lo alenté a Javier y me alegro mucho.
-Decís Pablo, Diego, Walter... ¿Y Lionel?
-No, no..., sí, también, Lionel [Scaloni], Roberto [Ayala], al contrario. Hoy es el entrenador de nuestra selección y quiero que le vaya bien. Son tipos que quieren mucho a la selección y mirá el trabajo que están haciendo. Y bienvenido sea. Después, te gusta más esto o lo otro, porque cada entrenador tiene su librito. Hoy en la selección, sacando a Roberto que es un poquito más grande, hay todos chicos que no tienen otro objetivo que pensar en la selección. Y eso es muy bueno.
-Paradójico: la renovación generacional de los técnicos llega hasta la selección, pero los dirigentes son prácticamente los mismos desde siempre...
-Pero porque los dirigentes buscan el propio beneficio. La gran diferencia con el entrenador, es que el técnico busca constantemente mejorar lo que hace. En cambio, el dirigente no busca mejorar lo que está haciendo, siempre pone excusas porque sabe muy bien que no lo van a echar. Ojo, sé que hay dirigentes que son muy buenos, pero mayormente buscan el beneficio personal y no les importa absolutamente más nada. Quieren pertenecer al fútbol para sacar beneficios, nada más.
-Diego Milito eligió correrse de Racing. ¿Temés que la corriente joven se desaliente?
-El poder es así, nadie lo quiere ceder. Esa es una de las grandes debilidades de este país. Es un pecado y una cuenta pendiente. Yo a los chicos siempre les decía ‘vamos, hay que meterse más desde ese lado’, y después me han llamado para decirme: ‘¿Y? ¿Y ahora qué hago?' Un tipo que no tenga intereses personales, que piense sólo en trabajar para que crezca su institución, es un estorbo. Y hay que sacarlo. La palabra de un exfutbolista, preparado, ojo, que se haya preparado, tendría que tener el mismo valor que la de un presidente. Para eso lo pusiste, pero no ocurre. Cada uno tendría que respetar su área para alcanzar decisiones compartidas. Pero para dirigente no se estudia. El técnico debe capacitarse, debe estudiar para avanzar, y el director deportivo debe recibirse. ¿Y el dirigente? Es dirigente y punto. Habría que debatir quién está capacitado y quién no.
"Es un error pensar que sólo hay que ir a los grandes clubes para sentirse bien"
No le vengan a Gabriel Heinze con lo políticamente correcto, le irrita la expresión. "No hago ab-so-lu-ta-men-te nada por obligación", advierte con un diptongo que suena intimidatorio. No esconde nada, ni la opinión que tenía de la Major League Soccer (MLS) hasta recibir la propuesta de trabajo de Atlanta United: "La veía como a otras ligas, pero no tenía un conocimiento cierto. Cero. Hasta no entendía cómo era el sistema de juego", asume. Desde que decidió analizar la opción, se sumergió en una frenética búsqueda de detalles. Diseccionó cada área del club y todos los movimientos de la Liga, para exponer durante varias horas un proyecto. Sus examinadores que viajaron a Buenos Aires -el presidente Darren Eales y Carlos Bocanegra, el director deportivo- estaban sorprendidos por ese volumen de datos que ni ellos tenían tan presente.
-Tenías otras propuestas, ¿por qué elegiste ir a la MLS?
-Uno no elige su próximo trabajo. Hay muy pocos entrenadores que pueden elegir el lugar. Y yo estoy completamente afuera de ese grupo selecto. Y no tuve muchas propuestas, más allá de lo que haya salido. Es muy simple: hace tres meses que tuve una primera charla con esta gente, y entonces no tenía ganas de analizar la opción porque tenía otras cosas personales que resolver. Y ellos, muy respetuosos, decidieron darme ese tiempo. Luego les di mi palabra para comenzar a analizar la propuesta y ellos me dieron tiempo. Me dijeron que hasta que yo no les dijera que no, no iban a buscar a otro entrenador. Yo también me comprometí a no escuchar otra oferta, no tengo la capacidad para analizar dos proyectos a la vez. Empezamos a hablar, a tener un ida y vuelta, y se fueron alineando las cosas. Y después de un mes de mucho trabajo, tomamos la decisión con el cuerpo técnico: será un lugar donde nos van a permitir trabajar. Todas las herramientas que me han dado son muy buenas y voy con muchísima ilusión.
"I like having a relationship with everyone that I work with at a club. Those ways of thinking are what lead to growth. And then you have to always think what’s best for Atlanta United. You have to form a group of people and then a soccer team."[R] Head Coach Gabriel Heinze pic.twitter.com/IQpTGSzAR7&— Atlanta United FC (@ATLUTD) December 22, 2020
-La MLS crece año a año, ya no es un destino jubilatorio. Pero sorprendió tu destino y muchos dijeron ‘Heinze va a desaparecer’.
-Me ha pasado, y me lo ha dicho gente que uno aprecia. Y yo les digo: ‘¿Y qué saben ustedes lo que yo pienso del fútbol o de lo que yo quiero para mi carrera?’. A mí no me interesa lo que puedan llegar a pensar los demás, ¿me explico? Para mi será una posibilidad muy linda para poder trabajar. Pero, quién es uno para decirle al otro: ‘¿Che, cómo vas a ir a tal lado?’ Es muy fácil opinar de otra persona sin conocerla. Y también creo que es un error pensar que sólo hay que ir a los grandes clubes del mundo para hacer tu trabajo y para sentirte bien. Nooooo, uno debe ir donde perciba que puede hacer su trabajo.
-¿Acá en algún lugar no te dejaron trabajar?
-Donde yo fui, me dejaron trabajar. No me puedo quejar de nada.
-Alguien podría decirte que tendrías que haber esperado a Racing, San Lorenzo o Independiente...
-Bueno, sí, alguien puede pensar así... Todos queremos dirigir grandes equipos, pero soy joven. Yo no decido por cómo se llama un club, sino por cómo se acercan a buscarme, cómo me tratan, si noto que realmente les interesa lo que les propongo.
-En la elección de Atlanta, ¿cuánto influyó irte a vivir a los Estados Unidos?
-Uno pone todo en la balanza, pero en lo primero que me fijé fue en la parte futbolística. Puede sonar muy egoísta, pero primero pensé en eso. Después, sí, con un ojo uno mira un poco todo lo demás. Pero si no me hubiese cerrado futbolísticamente el Atlanta, no lo hubiese elegido por las supuestas ventajas de esa sociedad.
-¿Llamaste a Gerardo Martino para preguntarle por Atlanta? ¿Hablaste con argentinos de la MLS?
-No, no, no hablé ni llamé a nadie. En eso trato de ser muy respetuoso porque creo que cada uno tiene que hacer su experiencia y prefiero no comprometer a nade. Trato de llevarme por mi análisis.
-¿Creés que vas a extrañar algo?
-Sí, sí, claro que voy a extrañar, voy a extrañar al jugador argentino, al fútbol argentino en sí. Voy a extrañar estar pensando, continuamente, en cómo solucionar cosas.
-¿Decís que vas a extrañar los problemas?
-Y bueno, es que eso es lo que a uno también lo hace crecer. Esas dificultades son las que te obligan a ser más creativo. Las dificultades de acá encierran algo muy lindo: estas continuamente creciendo.
-Hiciste casi toda tu carrera como futbolista en el exterior. ¿Tal vez comience la misma ruta para el DT?
-No lo sé, porque no lo pienso. Porque nunca lo pensé tampoco como jugador. Mis experiencias me han llevado a pensar que no hay que programar nada.
Our Head Coach has arrived ??Welcome to Atlanta, Gabriel Heinze! pic.twitter.com/dREQMy8r1E&— Atlanta United FC (@ATLUTD) January 25, 2021
-Vas a una liga que de todo hace un show y lo vende a través de los medios. No es tu perfil. ¿Qué harás?
-Bueno..., reconozco eso, lo sé muy bien. Sé cómo soy y cómo se manejan ellos, entonces estará en mi adaptarme. Esto es muy fácil: si yo he aceptado ir, soy yo el que se tendrá que adaptar. Reconozco ese escenario que describís y será un desafío muy bueno para mí. Pero sinceramente no es un tema que me preocupe.
-Te llevas a Licha López.
-Está muy bien. Será muy valioso.
Maradona: de puño y letra, las memorias con el ‘Viejo’
El último libro de Diego Maradona, ‘México 86, mi Mundial, mi verdad’ incluye varias dedicatorias. Tal vez, una sorprende: Al Gringo Heinze, dice. "Nunca hablé de esto y todavía sigo teniendo ese, ese nudo en la garganta. Cada vez que sale su nombre en mesa de amigos, me paro y me voy. Todavía no, no, no puedo decirlo, no puedo hablarlo. Sí, he escrito mucho sobre nuestra relación y eso me hizo muy bien. Pero si tengo que hablar, no, no puedo, entonces escribo, escribo, todas las cosas que compartí con él, con el ‘Viejo’, como yo lo llamaba. Yo nunca le dije Diego ni Maradona, para mí era el ‘Viejo’. Pero me cuesta hablar..."
-¿Te sentás frente a la computadora y escribís?
-Sí, sí, pero no en el ordenador. Birome y papel. Escribí mucho todo este tiempo y lo sigo haciendo, y eso a mí me hace sentir mejor ante su partida. Cada uno lo maneja como puede. Yo respeto mucho mi relación con él, creo que muy pocas personas saben cómo era. No nos veíamos todos los días, pero la relación con él era fuerte. Escribo, y eso me tranquiliza un poco, pero mi dolor es muy grande.
-Sé que tuvieron fuertes diferencias.
-El 90% de las charlas que teníamos, eran de una permanente discusión. Fuertes discusiones, y algunas hasta nos alejaron un tiempo. Pero el otro 10% sanaba todas las discusiones anteriores, y las cosas que uno le decía al otro. Tengo que decir que, sabiendo muy bien con quién estaba hablando, él me dio un lugar. Jamás me dijo: ‘Nene, ¿vos quién carajo sos para decirme estas cosas?’ Yo desde ahí ya sentía un orgullo tremendo, pero discutíamos mucho, mucho. Pero él era así y yo, con la gente que aprecio, discuto mucho.
-¿Estás en contacto con Messi?
-Nos mandamos algunos mensajes, pero ya no las charlas que teníamos antes. El contacto lo mantenemos por mensajes.
-¿Creés que la mejor versión de Messi tal vez ya pasó?
-Lo que ha hecho, ya está hecho y nadie se lo va a sacar. Y para adelante uno desea que haga lo que quiera. Y dejemos de exigirles cada vez más a estos cracks.
-Si no les exigimos a los cracks, ¿a quién entonces?
-Sí, pero pasan tres partidos y si no hace un gol ya dicen que se acabó, que es el fin, que ya no es el mismo. Y montan un escándalo. Y todo eso empieza a tener influencia sobre la gente. Yo sólo quiero que disfrutemos muchos, pero muchísimos años más a Lionel.
-¿Mirás si lo terminás enfrentando en la MLS?
-Ojalá, sería algo muy lindo, pero no en lo deportivo, sino en el plano personal. Le daría un gran abrazo.
Pochettino, Simeone, Gabriel Milito, Nico González y el padre de la criatura
Escucha Gabriel Heinze los nombres de sus compañeros en aquellas temporadas en París Saint-Germain, desde Ronaldinho hasta el nigeriano Jay Jay Okocha, pasando por Mikel Arteta –actual entrenador del Arsenal– y Mauricio Pochettino. Y enseguida quiere salvar una omisión: "Y el gran señor Luis Fernández de entrenador..." Posarse sobre Pochettino es la razón del recuerdo: "Mirá, ya lo que ha hecho Mauricio lo ha puesto en la lista de los mejores entrenadores del mundo. Y ahora se sumó a uno de los mejores clubes del planeta, y si no era en PSG, otro de los grandes seguramente lo hubiese contratado. Él ya estuvo en París y lo hizo muy bien como jugador. Ahora sólo queda verlo y aprender", analiza.
Otro entrenador argentino con mucho suceso en Europa, hace años, es Diego Simeone. Heinze no llegó a compartir la selección con el ‘Cholo’, que se retiró un año antes de la llegada del ‘Gringo’. Tampoco se enfrentaron como futbolistas. Una vez, Heinze presenció una práctica del Atlético de Madrid y mantuvieron una charla, con Germán Burgos como enlace del encuentro. "A la vista está todo su trabajo. Un trabajo impresionante. Después, se puede llegar a hablar de gustos futbolísticos, pero no de capacidad, la de él está demostrada de sobra. ¡Mirá lo que hizo! Es admirable lo que ha hecho en Atlético de Madrid, pero no tengo relación con él. Sí, miro lo que hace porque uno aprende siempre de los mejores", detalla.
-¿Qué entrenador sabías que te iba a poner en problemas cuando te tocaba enfrentarlo?
-Yo observo mucho la creatividad del entrenador. Por ejemplo, Gaby Milito. Yo sabía que él no me iba a jugar como venía jugando; es un tipo que sabe muchísimo, que tiene unos conceptos que creo que muy pocos entrenadores tienen. Yo me preparaba porque sabía que algo diferente iba a hacer. La Argentina hoy tiene una muy buena camada de entrenadores, siempre su análisis ha sido complejo para mí.
-Nicolás González cerró 2020 como la revelación de la selección. Debutó con vos, en Argentinos, en 2016. ¿Lo sentís un producto tuyo?
-Nooooooooo. Nico es él. Es un chico extraordinario. Cuando lo vi por primera vez, flaquito, flaquito, tenía los botines en la mano. Estaban en la quinta división, él y Alexis Mac Allister, y en mi primer partido en Argentinos por la Copa Argentina, que perdimos por penales, le dije que lo iba a poner. Le dije que me daba igual cómo jugase ese partido, que después iba a seguir estando. Me miraba con unas ganas, me decía con los ojos "yo soñé con esto..." Era un pibe... Yo había escuchado a gente afuera del vestuario decir: ‘Pero cómo va a poner a un pibe..." Y yo quería que le fuera bien, pero por Nico, para después decirles a esos tipos: ‘Viste que no sabés un carajo de esto’. No es mío Nico. Ha sido una gran labor de sus formadores, sus padres y sus compañeros que lo ayudaron. Del capitán que yo tenía, Machín, un tipo para sacarse el sombrero: conmigo no jugaba, pero tenía un compromiso hacia el grupo y hacia el club impresionantes. Todo eso hizo a Nico González, no yo.
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