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Patricio Toranzo: "Me voy a retirar en Huracán"
A un año del accidente en Venezuela, el volante admitió que al equipo le costó recomponerse; "después de eso nos costó conseguir resultados favorables", reconoció
Camina por la cancha de entrenamiento con la misma tranquilidad que le brindan sus casi 15 años de primera división en el fútbol. Cada vez que está por dar una respuesta, piensa, hace una pausa, la misma que trata de aportar cada vez que pisa un terreno de juego. De todas maneras, Patricio Toranzo, 34 años, ya no es el mismo. Hace prácticamente un año, el miércoles 10 de febrero, vivió con el plantel de Huracán una experiencia desagradable y que lo marcaría para siempre. Fueron sólo tres minutos, a bordo de un ómnibus a 120 km/h y sin frenos. El micro que los trasladaba luego de un partido frente al Caracas FC volcó sobre la ruta, en proximidades del aeropuerto de Maiquetía, al romper su sistema de frenos y la caja de cambios. Estallaron los vidrios y un asiento y un vidrio le cayeron encima a Toranzo. El volante, el delantero Diego Mendoza y el profesor Santella fueron los tres más perjudicados por los golpes. “Tuve miedo de que me cortaran el pie”, confesó Toranzo apenas regresó al país después del accidente. De sus palabras se desprende agradecimiento. Y valora algo que en el día a día puede resultar insignificante: la chance de poder caminar. Es por eso que el futbolista surgido en River ya no es el mismo. Un año después, se lo nota sereno. “No se puede explicar lo que vivimos. Pero el grupo tuvo garra y siempre intentamos salir adelante”, dice a La Nacion.
Desde ahí, a Huracán le costó recomponerse. Vivió un año digno de un guión de película. A pesar de acceder a octavos de final en la Copa Libertadores, cayó en esa rueda con el futuro campeón Atlético Nacional. En el medio, vio cómo se marchaban Wanchope Ábila, Eduardo Domínguez y Caruso Lombardi. Lo que se avecina tampoco será sencillo: de la mano de Juan Manuel Azconzábal, buscará en este semestre espantar el amenazante promedio del descenso.
-¿Cómo se explica el 2016 que tuvieron?
-Fue un año anormal. Después del accidente nos costó conseguir resultados favorables. Tuvimos un cambio de entrenador y a veces una modificación tan brusca no es buena. Hicimos lo posible para adaptarnos y tampoco se dieron los resultados. Ahora llegó Azconzábal y renovamos la expectativa. Necesitamos paciencia y tranquilidad. Queremos jugar bien al fútbol.
-A la distancia, ¿qué aprendiste del accidente?
-Mucho. Principalmente, a valorar las pequeñas cosas. Yo venía de un tiempo con modificaciones en lo personal y lo de Venezuela me llevó a darle importancia al día a día, a levantarme, a ver a mis hijos, a mi mujer. Parece raro pero valoré mucho cuando volví a caminar, a correr, a jugar al fútbol de nuevo.
-¿Ves la vida de otra manera?
-Es que son situaciones que antes no tenía en cuenta. El ser humano no se conforma con nada, pero estos problemas te hacen bajar a la tierra, te ponen a pensar. Tuve un accidente que normalmente te lleva nueve meses de recuperación y logré volver en 90 días. Yo no podía retirarme de esa manera.
-¿Cuál es tu mayor virtud?
-Mirar hacia adelante, nunca me doy por vencido en las malas.
-¿Te escuchan los más jóvenes del plantel?
-Sí, hablo con todos. Yo también fui un chico y me sentí cómodo cuando los más grandes me daban un consejo. Cada uno que está acá es por algo, y la idea es encaminarlos para que tengan una buena carrera, porque a esa edad temprana aparecen momentos anormales y tienen todo servido.
-Contra Talleres, en el último partido de 2016, algunos hinchas los silbaron. ¿Fueron injustos?
-Por algo pasan las cosas, la gente nos quiere ver bien. Hay que poner el pecho y adaptarse a lo que pasa alrededor porque la gente quiere más.
-¿El fútbol refleja a nuestra sociedad?
-Sí, estamos en un fútbol con una vorágine importante. En el día a día, minuto a minuto, un partido puede cambiar todo. Nos gusta que se viva con pasión pero obviamente sería más lindo sin tanta violencia.
¿Mito o realidad? Mucho se habló y se habla en la Argentina acerca de la desaparición del clásico 10, del creador de juego. Hace un par de años, Leandro Romagnoli fue tajante: “En Argentina murió el enganche”. Los armadores parecen estar en peligro de extinción.
-¿Siguen saliendo futbolistas con buen pie en la Argentina?
-Sí, muchos. Lo que pasa es que el fútbol ha cambiado tanto que hoy se utiliza más el vértigo. Y la realidad es que en un equipo no podés poner a todos los que juegan bien. Para que el engranaje funcione medianamente ordenado tenés que contar con un mix. Pero con el vértigo de hoy, los enganches van desapareciendo de a poco. Ojo, es entendible también desde la visión del cuerpo técnico.
-¿Por qué?
-Por la presión, porque si en cuatro o cinco partidos no obtiene buenos resultados se le complica el panorama. Y lamentablemente se van a los despiden.
-¿Vas a ser entrenador?
-Tengo el curso hecho, pero es muy temprano todavía. Soy joven y no me veo como director técnico en el corto plazo. Hoy, mi cabeza piensa como un jugador de fútbol.
-¿Con qué soñás para el final de tu carrera?
-Sueño con tener una revancha en una final de copa internacional con Huracán. Y luego terminar mi carrera en este club, esta es mi casa.
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