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Otra vez la presencia de los visitantes provocó incidentes
En esta ocasión fueron los hinchas de River que se trasladaron a Lanús; hubo problemas en la caravana y en el ingreso; siete heridos
Otra vez. El traslado de una hinchada al estadio de su rival trajo demasiadas complicaciones, pese al esfuerzo de los funcionarios de la seguridad. Esta vez fue la gente de River, unas 11.000 personas que se movilizaron al Sur, precisamente a Lanús. Hubo inconvenientes en la caravana y también en el ingreso en las tribunas. La situación se suma a los disturbios de la 15» fecha en Banfield vs. Boca, partido en que la hinchada xeneize desbordó el escenario de Peña y Arenales, y en Racing vs. Lanús, encuentro en que la gente granate chocó con los hinchas de la Academia y, en el estadio, provocó destrozos. Pero las malas noticias parecen superarse con el transcurso del campeonato. Los últimos datos en Lanús informaban de siete heridos (cuatro hinchas y tres policías) y, al menos, 15 detenidos, y varios negocios destrozados, pero sin confirmación oficial. Como mínimo, habrá que pensar qué se hará en la próxima jornada.
Todo parecía tranquilo en Arias y Guidi hasta que la tribuna visitante empezó a enervarse por las noticias que llegaban por las redes sociales y las radios. Varios micros frenaron en la avenida Hipólito Yrigoyen (no se precisó la altura) y, aparentemente, la gente de River bajó con una clara intención: llevarse cosas de los comercios, la mayoría cerrados, y hacerse notar en medio de la principal avenida del Sur.
Hubo unos minutos de confusión hasta que llegó la policía. Las imágenes fueron las de siempre: sirenas, corridas, gritos y algunos disparos de bala de goma que terminaron con los lastimados mencionados anteriormente. Claro que ahí no terminaría el asunto.
Hacía mucho tiempo que River no podía llevar de gente visitante, unos cuatro años. Hasta que anoche Lanús no puso objeciones y aceptó que los hinchas millonarios estuvieran en el Sur. Hubo unos 10.000 en la popular y unos 800 en la platea, que le dieron dieron otro color al encuentro. A los 27 minutos del primer tiempo, llegó la barra brava, que se ubicó en el centro de la popular, con bombos y banderas. La demora fue otro claro indicio de que algo no andaba bien.
El retraso no sólo se debió a lo que sucedió en el camino con los ómnibus. También se produjeron incidentes con los simpatizantes millonarios en los alrededores del estadio de Lanús. La capacidad pareció colmada desde bastante antes. Igual, en la entrada se produjo un embudo y el choque se volvió inevitable. Muchas personas llegaron sobre la hora, la mayoría sin entradas, y otra vez la revuelta.
Muchos bajaron los escalones para ver qué pasaba en la puerta y, sin pérdida de tiempo, volvieron a entrar. Otros tantos saltaron los molinetes y se ubicaron donde pudieron. La policía fue y vino hasta que la situación entró en una tensa calma. Los ánimos se aplacaron definitivamente con los ingresos de los equipos en la cancha. Claro que siempre flotó cierta sensación de inseguridad.
El fútbol argentino tuvo un gran debate sobre la vuelta de los visitantes. Hasta el momento nunca se aplicó en la Ciudad de Buenos Aires, en parte por las preocupaciones políticas. Sólo lo autorizó la Aprevide, a cargo de Juan Manuel Lugones, lo autorizó en determinadas situaciones. Precisamente, Lugones había afirmado en Lanús: "Hoy tenemos todas las previsiones con los jefes policiales por el rumor del arribo del grupo del oeste de River". Claro, las versiones hablaban de un presunto enfrentamiento entre los dos grupos de la barra brava de los millonarios. Nunca se sabrá si eso fue un detonante.
Lo cierto es que las experiencias hasta el momento tuvieron varios altibajos. Por ejemplo, en Banfield, hubo más gente de Boca de lo esperado y, entre avalanchas, varias personas tuvieron que escaparse de las tribunas para no terminar aplastadas. O, por caso, en Racing, la gente de Lanús saqueó varios comercios en Avellaneda, chocó con los hinchas locales y hasta rompió los baños del estadio. Tanto que el presidente de la Academia, Víctor Blanco, anunció que Racing no recibirá más hinchas visitantes hasta que los organismos de seguridad le den las garantías necesarias.
En el último fin de semana, la hinchada de San Lorenzo fue a Mendoza. Se calculó que unos 7000 hinchas presenciaron la derrota frente a Godoy Cruz por 2-0. No produjeron disturbios, más allá del fastidio por la derrota. Y lo único que reclamaron fue la presencia de Leandro Romagnoli en la cancha.
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