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Barcelona y un pobre empate ante Osasuna en la Liga de España que tuvo al argentino Ezequiel Chimy Ávila como héroe
El Blaugrana parecía quedarse con el partido, pero apareció el rosarino para poner el 1 a 1 sobre el final
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Barcelona sigue sufriendo. La frustración parece no alejarse del equipo dirigido por Xavi Hernández. Cuatros días después de la humillación sufrida ante Bayern Múnich por la Champions League, el blaugrana no pasó del empate 2-2 ante Osasuna, en uno de los duelos correspondientes a la jornada 17 de la Liga de España. El argentino Ezequiel Chimy Ávila fue el encargado de sumarle otra preocupación más al culé que no levanta cabeza.
Los de Xavi comenzaban ganando con el gol de Nicolás González. David García, de cabeza, igualó de manera parcial para los locales. El marroquí Abdessamad Ezzalzouli puso el 2-1 y a cuatro del final apareció el argentino, que comenzó el partido en el banco de suplentes, para poner el empate definitivo para los navarros con un remate desde afuera del área.
El visitante fue quien se puso en ventaja. Nicolás González, uno de los juveniles que aparecen en el equipo, recibió en el área, quedó mano a mano con Sergio Herrera y puso el 1 a 0 a los 12. La alegría le duró poco a Barcelona. Un centro desde la derecha fue directo a la cabeza de David García que la colocó contra un palo par que Ter Stegen no llegue. Era el empate.
Ya en la segunda parte y a poco del inicio, el Blaugrana se iba a poner en ventaja, pero todo comenzó con una gran polémica. En un ataque de Osasuna, un remate al arco dio en la mano de Sergio Busquet. El árbitro del partido advirtió la mano, pero interpretó que no fue intencional. En la contra, un centro desde la derecha le quedó a Abdessamad Ezzalzouli que puso en ventaja a Barcelona.
El 2 a 1 de Barcelona, con polémica
Cuando el partido parecía quedarse en manos de Barcelona, llegó el baldazo de agua fría y fue de la mano de un argentino. Ezequiel Chimy Ávila ingresó a los 23 del segundo tiempo y en el minutos 41 hizo delirar a los hinchas de Osasuna con un remate desde afuera del área que tuvo la fortuna de desviarse en Samuel Umtiti para descolocar a Ter Stegen. Era el 2 a 2 definitivo en el estadio el Sadar
El empate agónico de Chimy Ávila
De este modo, Ávila se convirtió en el héroe de Osasuna que se salvó de la derrota, pero ya lleva ocho fechas sin triunfos en la Liga de España donde se ubica décimo con 22 puntos. Del otro lado, Barcelona que, en la semana quedó afuera de la Champions League y deberá jugar la Europa League. El equipo de Xavi llegó a los 24 puntos y se ubica en la octava posición con el aliciente de que no está ingresando a ninguna competencia internacional para el 2022/2023 . La próxima fecha, el Blaugrana buscará la recuperación ante Elche.
Lo mejor del empate entre Osasuna y Barcelona
Quién es Ezequiel Ávila, el argentino que amargó a Barcelona
El apodo ‘Chimy’ es un apócope de Chimichurri, aderezo picante que describía algún aspecto de la vida de Luis Ezequiel Ávila. Lo de picante no remite a su condición de goleador ni a sus movimientos en el área, rasgos que muestra desde hace casi tres en la Liga de España, y especialmente ahora en Osasuna, donde es la gran revelación, sino a un comportamiento social que lo tenía en el territorio del delito. “La vida era tan complicada que en mi barrio de Rosario yo me estaba yendo para la opción A, sabe, que era lo más fácil. La delincuencia, la mala vida. Podía acceder a algunos lujos, pero no dormía tranquilo”, expresó Ávila hace un tiempo en una entrevista televisiva en España.
Una infancia en situación de vulnerabilidad, las inferiores en Tiro Federal de Rosario, club que en 2013 lo denunció por un robo en las instalaciones que llevó a la policía a detenerlo. “Parece mentira que jugadores del club nos hagan esto. Los chicos vienen con muchos problemas sociales y culturales”, era la amarga reflexión del presidente Carlos Dávola.
Quedó libre y tampoco se interesó por él Rosario Central, que por esa época tenía un convenio con Tiro Federal y podría haberlo incorporado sin pagar nada. Pasó dos años sin jugar al fútbol, período en el que su hija pequeña estuvo internada, al borde de la muerte. Antes que volver a tentarse con la delincuencia y las malas compañías, salió a ganarse la vida como albañil, demoliendo paredes con una maza. Completaba 30 kilómetros en bicicleta por día para que el poco dinero que había lo utilizara su pareja para viajar en colectivo. Ya no era futbolista, pero agradece que Futbolistas Argentinos Agremiados le mantuviera la cobertura por la larga internación de su hija, algo que no hubiese podido pagar de su bolsillo.
Un día, mientras veía un partido de fútbol por televisión, su mujer le preguntó por qué se le caían las lágrimas. “Lloro por cómo se me escapó el fútbol. Por haber elegido mal, se me van las cosas”, le contestó. “Yo te voy a ayudar para que no se te escape”, lo consoló.
El fútbol le volvió a abrir una puerta a los 20 años. Entre José Di Leo, que era ayudante de campo de Edgardo Bauza en San Lorenzo, y Bernardo Romeo, que era director general de fútbol del Ciclón, lo rescataron. “Me acuerdo de que nos estábamos por ir al Mundial de Clubes. Nos habían avisado de la situación del ‘Chimy’. Yo le veía condiciones, era potente, se jugaba la vida en cada pelota, fuerte en el uno contra uno. Decidimos traerlo como una apuesta, para que fuera creciendo en la reserva”, le comentó Romeo a LA NACION.
El traslado a Buenos Aires no significó una adaptación inmediata. Le costó insertarse en las responsabilidades del profesionalismo. “Tenía una vida difícil, desordenada, a veces venía a entrenarse sin ganas”, agregó a LA NACION Hugo Tocalli, que por esa época ocupaba la dirección general de los juveniles y ahora acompaña a Diego Monarriz en el plantel profesional.
En San Lorenzo le dieron contención y trataron de que su carrera tuviera una proyección dentro de la primera división. “Era un delantero rápido, agresivo, se veía que tenía olfato para el gol. Tiene una contextura similar a la del ‘Kun’ Agüero. Aguanta bien la pelota y cuando gira no lo agarrás más. Y si la jugada viene por los costados, muestra instinto para saber dónde va a caer la pelota”. lo analizó Tocalli.
En San Lorenzo no empezó como un centro-delantero de referencia, sino como un segunda punta. El hueco en la primera división se le hacía esperar. “Se mostraba ansioso. Yo le decía: ‘Chimy, tenés que tener paciencia’. En reserva tenía altibajos. Igual me lo pedían en préstamo de Defensa y Justicia y Temperley. En la primera estaban Blandi, Cauteruccio, Matos, no era fácil conseguir continuidad. Cuando se fue Bauza llegó Pablo Guede, que le gustaba cómo jugaba el ‘Chimy’. Después apareció Merlini y lo tapaba como una alternativa por la izquierda”, comentó Romeo.
Hoy, Ávila es un agradecido del Ciclón: “A San Lorenzo lo tengo muy arriba. Me dio la oportunidad de volver a ser futbolista, a hacer lo que amo, y sobretodo agradezco que me formó como persona y profesional”.
Sus números en San Lorenzo eran bastante endebles. En dos años y medio disputó 668 minutos oficiales distribuidos en 28 partidos –promedio de 23 minutos por encuentro–, en la mayoría de los cuales ingresó desde el banco. Solo dos goles: uno a Liga de Quito por la Copa Libertadores y otro a Quilmes por la Superliga.
Si el Ciclón había sido importante para volver a transformar a Ávila en futbolista, España fue la tierra prometida para que despertara el goleador. Romeo cuenta cómo fue el proceso: “A San Lorenzo había venido el arquero Leo Franco, que después se retiró en el Deportivo Huesca, donde ocupó al principio el cargo de director deportivo. San Lorenzo estableció un convenio con Huesca y Leo lo llevó a préstamo para jugar en la segunda división. Si bien Diego Aguirre lo tenía en cuenta, ‘Chimy’ quería asegurarse poder jugar más seguido”.
En la campaña del ascenso a la primera, Ávila convirtió siete goles en 35 partidos. Tenía la continuidad que le faltaba en la Argentina. Huesca no se pudo mantener en la categoría superior, pero las condiciones de ‘Chimy’ tenían más visibilidad y repercusión mediática. Los 10 tantos en 34 cotejos lo dejaron en primera, mientras Huesca descendía. “Se nota que le hizo muy bien la experiencia en España. Acomodó su vida”, expresa Tocalli. San Lorenzo lo vendió en 3.100.000 dólares a Osasuna, uno de los tantos interesados.
En enero de 2020, una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, lesión que se produjo durante el último partido frente al Levante, lo dejó mucho tiempo fuera de las chanchas. Además, se hablaba de su pase a Barcelona, algo que luego quedaría frustrado. “Me lesioné yo y después se lesiona Dembélé. Todo al revés pasó. Si no, entraba como por un tubo al Barcelona, como el chancho a la batata”, aseguró Ezequiel Ávila, había declarado en aquel momento el delantero que en esta temporada busca la recuperación para alcanzar su mejor nivel.
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