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Omar Souto: “A Messi no lo conocen, no lo conocen... Es el más humilde de todos”
Gerente de selecciones nacionales, empleado desde hace 26 años en la AFA, de Passarella a Scaloni; las diferencias entre Grondona y Tapia y cómo es trabajar con Bilardo y con Menotti
- 18 minutos de lectura'
Omar Souto no es famoso, pero vive en el corazón de la selección argentina. Hace alrededor de tres décadas era encargado en un supermercado mayorista, por Lanús. Nada lo acercaba al mundo del fútbol, hasta que una lata de tomates abollada le cambió la vida. “Los envases golpeados no podían salir a la venta, pero el producto estaba bien, entonces se los daba a El Porvenir para que comieran sus jugadores. Ahí lo conocí a Enrique Merelas, el presidente del club. Cuando quedé desocupado, porque cerró el mayorista, me acerqué a pedirle trabajo. Y entré en la AFA”, cuenta Omar con un tono pausado que desobedece su dinámica constante. Lleva grabada la fecha: 6 de julio de 1996. Quién podía sospechar entonces que el destino le reservaba una misión alrededor de un tal... Messi.
“Al llegar a la AFA tuve la suerte de encontrarme con Rubén Moschela [actualmente es el director del predio; ingresó en la AFA en 1972], y él me enseñó todo. Primero me iban a ubicar como comisario deportivo, pero sacaron la función de los comisarios deportivos y me mandaron al predio, y empecé a trabajar en tareas múltiples. Pero como Moschela viajaba mucho, con todas las selecciones, me pusieron junto a las selecciones juveniles. Antes, solo estaba la Sub 17 y la Sub 20…” Ahora el predio es una ciudad. Omar es el gerente de selecciones nacionales y bajo su responsabilidad está la logística de todos los planteles: futsal y fútbol playa en todas sus categorías, chicas y chicos; la Sub 15, la Sub 17, la Sub 20, la Sub 23 cuando lo marca el calendario, la mayor… La entrevista se interrumpe una, dos, tres... siete veces durante una hora y media. ‘Omar, ¿me firmás esto?’, ‘Omar, hay que hacer la reserva para el hotel de la Sub 17′, ‘Omar, llega de Europa un chico nuevo para el Futsal, hay que ir a buscarlo…’, ‘Omar, hay que despachar la utilería para la Copa América femenina…’, ‘Omar, llaman los muchachos que están en Doha con los arreglos para la mayor, ¿atendés?’ La puerta de su oficina en el predio de Ezeiza parece giratoria: entra y sale gente todo el tiempo.
Omar Souto no es famoso, pero es muy querido. Tiene un mural con su rostro en el club Social y Deportivo Unidos de Villa Argerich, en Lanús Oeste, su barrio de siempre, y a los costados completan la obra… Maradona y Messi. “Fui solo, no le dije a nadie porque pensé que era una broma…”, reconoce. A Souto le quedará siempre la medalla de haber encontrado a Messi, y es verdad, pero él se corre de cualquier mérito. Hay una historia, vale conocerla. Y empieza así:
“En España estaban desesperados por que jugara para ellos, y él siempre les había dicho que no. Estábamos en el Mundial Sub 20 de Emiratos Árabes, en 2003, y un día salimos a caminar con Hugo [Tocali] y un delegado del club Valencia. Y él le dice a Hugo: ‘¿Por qué no trajiste al pibe de Barcelona? Es más que todos los que tenés acá’. Hugo, en Buenos Aires, les había preguntado a dos jugadores argentinos que estaban en ese momento en Barcelona sobre ese tal Messi y les respondieron que no lo conocían. José estaba en el Badajoz… y tampoco. El único que vino y dijo quién era fue Claudio Vivas, que un año antes, a finales de 2002, trajo un video de Messi después de un viaje a España que había hecho con Bielsa. El nombre estaba dando vueltas…, pero a Hugo no le gustaban los videos, creía que podía haber empresarios atrás, él quería ver a los jugadores en la cancha. Entonces en ese Mundial de Emiratos, en 2003, Hugo se estaba reprochando no haberlo visto a ese Messi…, igual, tenía recién 16 años, no sé si hubiese ido con tanta diferencia de edad. Y yo le dije: ‘Quédate tranquilo, que cuando volvemos a Buenos Aires lo llamamos…’ Al llegar, Hugo me pidió que lo ubicara”.
La vez que Bielsa vio por primera vez a Messi: “Ponga el video en velocidad normal!”, le exigió a Claudio Vivas, su ayudante… el Loco pensó que el video estaba yendo más rápido! 😅😂 pic.twitter.com/yGWUqEWjPa
— La pizarra de Bielsa (@pizarrabielsa) July 2, 2022
¿Cómo encontrarlo? Souto cuenta que salió del predio de Ezeiza, fue a un locutorio de Monte Grande, pidió la guía de Rosario, se metió en una cabina, arrancó la página de ‘los Messi’, hizo una llamada a su casa en Lanús para justificar la visita y se volvió a su oficina. “Había así de Messi en la guía…”, y dibuja una brecha de unos diez centímetros entre el pulgar y el índice derechos.
-¿A cuántos Messi llamaste antes de dar con alguien de la familia de Lionel?
-No, noooo, habrán sido dos o tres. No tardé mucho en encontrar a la abuela, y ella me pasó el número del tío, y el tío me dio el número de Jorge en España. Me atiende y le digo que hablo del departamento de selecciones, y le pregunto por Leonardo Messi. Porque para mí, Leo era de Leonardo. ‘Es Lionel -me dijo Jorge-, al fin lo llamaron porque mi hijo quiere jugar por Argentina’. Y después de eso viene y se hace el ya famoso amistoso contra Paraguay, en la cancha de Argentinos, para que debute y así España ya no pudiera insistir más.
-¿Sufriste cuando Messi vivía bajo sospecha en su país?
-Sí, sí porque no lo conocen, no lo conocen... es el más humilde. Ni a Messi ni a los demás los conocen, era pegarles porque la pelota no había entrado. Nada más. Y les pegaban porque muchos periodistas se perdían los viáticos cuando el equipo quedaba eliminado. Las cosas que ese chico ha hecho para el fútbol argentino, las cosas que ha hecho por la gente que trabaja en el predio… Ha regalado heladeras, cocinas, motos, televisores a los empleados… Muchas veces, no una, muchas, llegan camiones de una casa de electrodomésticos para repartir artículos por sorteo entre los empleados que trabajan en el predio. Todos se llevan algo. ¡Andá, hablá con un empleado del predio y tocale a Messi!, ¡Te corta las manos!
-En la época del Comité de Normalización, 2016, 2017…, ¿hubo jugadores que pusieron dinero para ayudar con los sueldos?
-Sí, sí, hubo situaciones… Pero siempre fue más fácil pegarles a los jugadores. Hubo muchos intereses. Hace un año y medio, dos, Messi no podía jugar más en la selección, y ahora es un fenómeno. ¿Y con Di María lo que hicieron? Después salen pidiendo perdón por televisión…
Omar lleva varias vueltas al mundo. Se enciman tantos pasaportes en el cajón, pero le debe varios viajes de placer a ella, a su esposa, a Betina, directora docente jubilada, a la que tanto tiempo le quitó en este cuarto de siglo. Como a sus hijos, Leandro, de 43 años, abogado; a Melina, de 39, psicóloga… y la deuda casi desaparece con Juan Cruz, de 37..., porque es uno de los utileros de la selección.
“Mi primer viaje fue al Sudamericano Sub 20 de Mar del Plata, en 1999, y después fuimos al Mundial de Nigeria, el Mundial de las ocho vacunas… En ese Mundial no salimos campeones porque River no nos dio los jugadores, jajaja, no cedieron a Saviola ni a Aimar… Sí, estaban Gabi Milito, Cambiasso, Duscher, Zubeldía, Fede Insua, Farías, Costanzo, Galletti, Montenegro…”, cuenta Omar. Tan acostumbrado a los vuelos, hace uno en el tiempo. “Yo empecé a trabajar y a viajar con José, con Tocalli, con los profes Urtasun y Salorio, con el doctor Villani, que ya lo conocía del barrio. Cursaba las citaciones de los jugadores a los clubes, iba a Retiro para buscar o llevar a los jugadores del Interior... Ahora los veo hombres, padres de familia…”
-Hoy, hay jugadores de la mayor que no habían nacido cuando vos ya trabajabas en la AFA.
-Sí, sí, es verdad. Lautaro, el ‘Cuti’ [Romero], Molina… Quieren salir campeones del mundo, están desesperados. Ganar la Copa América fue muy lindo para ellos, para todos. Yo, ahora, ya lo tomo con más calma después de ver tantos vestuarios tristes, después de haber visto a tantos chicos llorar por una derrota. Los vestuarios perdedores de los juveniles son los más duros, tratar de levantar a los chicos es durísimo. Los chicos creen que se les acaba el mundo, y hay que ayudarlos a entender que apenas empiezan, que habrá revancha.
-¿Cambiaron mucho los chicos desde entonces, cambió tu manera de relacionarte con ellos?
-No, no… ¿Sabés en qué cambiaron? En que están todo el día con el aparato este [el celular]. Termina el partido y ya están con el aparatito. Sí, antes yo compartía más tiempo con ellos, y ahora no dispongo de aquel tiempo. Pero yo sigo yendo al vestuario, los jodo a todos y ellos a mí, nos divertimos desde el afecto. Supongamos… a Agüero lo conozco desde sus 15 años; fuimos a Paraguay y se quería comprar una cámara fotográfica y en una semana nos íbamos a Japón… ‘Para qué la vas a comprar acá si nos vamos en unos días a Japón’, le decía, y él no lo quería entender. Messi…, cuando entró por primera vez al predio, que llegó con el padre y con el representante, Soldini, tenía el pelo largo, la melenita que él usaba, y lo atajó Salorio: ‘Cotarte el pelo porque acá no jugás…’ Suerte que le hizo caso… jajaja. Con Ustari, con ‘Chiquito’ Romero, con Gabi Milito siempre nos acordamos de historias…, con el ‘Hueso’ Galletti, con Ever Banega, con el ‘Tarta’ Cardozo, con Zabaleta, con Markic, con Cambiasso, con Carlitos Tevez que cada vez que me cruza me hace alguna broma…
-Creo que una historia con Mascherano también te marcó…
-Claaaaro. Siempre fue un señor. Me acuerdo que a los 15 años llegó a la selección, jugaba en Renato Cesarini. En un viaje en Ecuador, cuando pagué los viáticos, le entregué 100 dólares de más. Al rato vino a mi habitación y me dijo: ‘Vengo por los viáticos’. Entonces le respondí: ‘Pero nene, ya te pagué’. ‘No señor, me dio 100 dólares de más’, y me los dio. Si no me lo decía, los tenía que pagar de mi bolsillo. Esas cosas te marcan cómo es la persona en la vida. Desde chiquito.
-Y ahora los tenés en el predio a Aimar, Placente, Romeo, Samuel, Mascherano… forman parte de distintas estructuras.
-Y…, ahora me peleo con ellos, me piden cosas todo el tiempo..., jajaja. Con Aimar especialmente, jajaja. Con Javier [Mascherano] hablamos mucho, estamos preocupados porque los clubes no te dan a los jugadores… Tantos años de convivencias…
-¿Cómo era Grondona?
-Despertó amores y odios, sí, pero estaba adelantado 10 cuadras con respecto a todos los demás. Sabía todo. Era vivo, vivo…, y no ganar el Mundial de Brasil 2014 le dio una enorme tristeza, se muere pocas semanas después. El esperaba ganar el Mundial y se le escapó ahí… Era una conducción diferente a la de Tapia. A Grondona todos le tenían miedo, en cambio con Tapia es más abierto, podés llegar más fácil.
-¿Cómo es Tapia?
-Lo critican, ya sé… Pero escuchame: entramos en pandemia en marzo de 2020, ¿sí? Bueno, todos esos meses, dos días antes de fin de mes, siempre tuvimos el sueldo depositado. Hubo aumentos en la pandemia y nos dio el aumento. Nunca la AFA dijo ‘no está la plata para los sueldos’. ¿Y las obras que hay en el predio…? Por ejemplo, el laboratorio del VAR es una maravilla.
Cambio de época. Omar no reniega de la tecnología, pero recuerda esos años artesanales… “Llevaba las fichas de cada jugador escritas a mano; sus partidos en cada selección, categoría por categoría, minutos jugados, si había hecho goles, cambios, lesiones… Las hacia los sábados a la noche en mi casa…, me dormía sobre la mesa… Pero ya las tiré a todas esas fichas, no quedó nada…” Hoy se impone otra dinámica laboral, por ejemplo, colaborar en los trámites para nacionalizar a chicos que nacieron y viven en el extranjero, pero que al menos alguno de sus padres es argentino y puede vestirse de albiceleste.
Tantos años como observador cercano le permiten a Omar detenerse en punto que conmueve. Ayer y ahora: “Hay chicos, y veo chicas ahora especialmente, que hay que alimentarlas antes de pensar en jugar”. La alarma no sorprende. Y salta otro recuerdo: “Fuimos a Montevideo a jugar un amistoso con la Sub 20 contra Uruguay, a finales de los 90. Una cosa que me enseñaron enseguida fue a recoger todos los documentos, los pasaportes o los permisos de menores apenas llegábamos a los hoteles porque los chicos los pierden… Fui habitación por habitación, estábamos en el Sheraton. En un cuarto, con tres jugadores entonces de Huracán que iban a llegar a Primera y a la mayor, encuentro a uno llorando… ‘¿Qué te pasa? No, no, no, nada. Pero decime, ¿qué te pasa? Estamos acá para ayudarte’. No quería saber nada. Hasta que me cuenta: ‘Lo que me pasa es que en mi casa no tenemos baño y los pisos son de tierra, y yo estoy acá y no sé si mis papás, en sus vidas, van a conocer algo así’. Estaba mal, muy angustiado… Con los años, por suerte, creo que les compró una casa de diez pisos a sus padres…”, trata de matizar Omar. Ese chico jugaría un Mundial de mayores. “Ahora también hay chicos que viven en pisos de tierra, y no sabemos si tendrán la misma suerte del protagonista de esta historia que conté”, completa.
-¿Cuánto cambió el contexto social: educación, drogas, delincuencia, violencia familiar…?
-… Y…, mirá… Conseguir los permisos de los padres para que los chicos puedan salir del país es más complicado, eso es cierto. Porque ahora hay muchos padres que no están, que se fueron y nunca más volvieron. Padres detenidos, en la cárcel… Hay chicos que frente a ese trámite se enteran que el hombre que está con su mamá no es su papa biológico…, hasta el momento creían otra cosa, la madre no le había dicho nada y los temas saltan en la selección. Y chicos que desde muy jóvenes ya son padres, y tienen hijos de distintas chicas… Antes los pibes..., eran pibes. Jugaban en sus categorías…, y ahora juegan en Primera. Había que reunirlos en Viamonte y traerlos en colectivo hasta el predio, y ahora todos tienen coche, porque es lo primero que se compran. Y ahora están todos con la moto, la moto y la moto. Me peleooooo… “¿Para qué querés una moto, para matarte?”, les digo.
Fanático de Independiente, habla de centroforward, de back… “Iba siempre a la cancha del Rojo, agarré la época dorada…, los ‘70, los ‘80. Cuando el Bocha [Bochini] viene al predio de la AFA, le digo: ‘¿Por qué no empezás a jugar de nuevo?’, y suelta una sonrisa finita y contagiosa.
-Llevás 26 años en la AFA, trabajaste con todos los técnicos. ¿Vamos uno por uno? ¿Passarella?
-Comencé a trabajar en la AFA poco después del fallecimiento de su hijo, en un accidente. Y naturalmente, le cambió la vida: salía de la habitación, que era la primera del viejo edificio, iba a la cancha, conducía la práctica, volvía, comía y se metía en la habitación. No hablaba nada con nadie, estaba con su dolor. En esa época aprendí de Rubén Gallego varias cosas… Un día me mandó a la AFA, a Viamonte, a buscar un premio que le debían. Eran 5000 pesos de entonces. Voy, traigo la plata, golpeo la puerta de su habitación y le entrego la plata. El agarra 100, y me los da. Yo ganaba 400 por mes. “No, señor, por favor…”, los rechacé. Y me insistió: “Aprendé que en el fútbol nadie te va a regalar nada; cuando te regalen algo, decí gracias y guardátelo”. Entonces le dije gracias y me los guardé.
-¿Bielsa?
-Bielsa… fue extraordinario. Todavía hablo con él. Acá le enseñó a trabajar a todo el mundo. No acepta un no por respuesta y te agradece todo lo que te pide. Estaba en todo, jamás se le escapaba nada. Le dicen ‘Loco’, pero no come vidrios… Un sábado me llama un asistente de él y me pregunta: ‘Omar, ¿cómo puedo hacer el embarque de él y de su señora y sus hijas que se van de vacaciones a Chile?’ Le respondí: ‘Dejá, voy yo’. Era sábado, pasé la tarde en el club Social Lanús, como siempre, y cuando volví a casa llamé al predio. Me atendió Marcelo y trato de desanimarme, pero yo le dije que no tenía problemas. Le pregunté la hora del vuelo… era la las 3 de la mañana. Primero despache a la señora, y después a él. Al volver me dice: ‘Mi familia le debe un gran favor a usted, ¿qué necesita?’ ‘No me hinche, Marcelo, nada’, le dije. Pero insistió. Y me acordé que en el club nos habían robado el disco, para hacer pollo al disco. Y le pedí eso. Me lo trajo y todavía lo tenemos; cuando comemos decimos ‘Gracias Bielsa’. Pero no terminó ahí; unos días después se apareció con esos reproductores de DVD, entonces eran muy novedosos, casi nadie los tenía…, y me dice: ‘Esto se lo manda mi familia’. Eran tan exigente como agradecido.
-Luego, llega Pekerman.
-Con él ya trabajaba desde los juveniles, José conocía a todos los jugadores al detalle. Llevó a los chicos desde la Sub 17 hasta un Mundial de mayores, pero se apuró al irse después de Alemania 2006. Grondona lloraba, no quería que se fuera, estuvo dos meses intentando convencerlo… y no lo consiguió.
-Aparece Basile.
-Sí. Basile, quizás no tuvo mucha llegada con todos los jugadores, pero era un hombre que no hacía problemas. Entonces llega Maradona, uhhhh, Diego, fue una jugada de Grondona… Maradona armó un grupo y también ayudó mucho a la gente. Era Maradona, pero siempre estuvo muy cerca de los empleados, de la gente… Viajar con él, por el mundo, era una atracción única.
-Y arranca un descalabro en AFA…
-Pasó Batista y después Sabella supo armar un muy buen grupo de trabajo, con los jugadores se llevaba muy bien y le faltó ese piquito de suerte para ser campeón del mundo. Martino llega en un momento complicado, Julio ya había comenzado a hablar con él cuando muere… A Martino le toca empezar a atravesar un momento difícil. Después llega la Comisión Normalizadora, los tres técnicos… Bauza estuvo de paso, ni lo dejaron trabajar… y Sampaoli…, le quedó grande la selección, no pensaba que la selección era eso. Los problemas con Beccacece, que no los solucionó en ningún momento, y después se le fue yendo todo de las manos.
-Y llegamos a Scaloni, el menos pensado. Lo conocés desde chico.
-Lo conozco de pibe, el gran Lionel, lo conozco de muy pibe… Era un bromista, chistoso, siempre de buen humor… ahora está un poco más serio. Tuvo el granito de suerte que hay que tener en la vida, y ojalá esa suerte también lo acompañe en Qatar. Él está trabajando bien, está bien rodeado, Samuel empezó a hablar…, hora le conocemos la voz, jajaja. Pegaron buena onda con todos los jugadores, están bien. Están bien. Y tienen al presidente, al que le sacan los calzoncillos sin bajarle los pantalones. Bueno, a Grondona también, porque me acuerdo que en el Mundial Sub 20 de Holanda 2005 había una sola computadora para jugar, y entre el ‘Kun’ y Messi lo agarraron a Julio y le dijeron que necesitaban otra computadora. Grondona fue a FIFA, no sé qué hizo, hasta que me mandó a buscar una computadora para cada uno. ¡Casi no existían las computadoras y el presidente les compró una a cada uno! Tenía una debilidad por los juveniles, y los juveniles le dieron un fuerte respaldo a su carrera en la FIFA.
-Y trabajaste con Bilardo y con Menotti.
-Bilardo es un personaje. Estaba en todos los detalles, hasta en lo más mínimo, minucioso, hasta un grado increíble…. Y Menotti, ¿qué te voy a decir? Es la biblia, la biblia. Lástima que nunca pudieron estar juntos por el bien del fútbol argentino. Hablás con Menotti, escuchas sus conceptos, incluso a su edad, y son admirables.
-¿Y hasta cuándo vas a seguir, Omar?
-No falto desde Corea-Japón 2002 y a Qatar voy… Pero cada vez voy a viajar un poco menos, y me voy a quedar en la AFA hasta que me digan que me quede… Tengo 70 años, en octubre cumpliré los 71…, ya me tendría que haber jubilado a los 65, pero gracias a Macri pude estar cinco años más… Veremos, no sé hasta cuándo me soportarán. Sí, espero que con un tiempito me avisen; primero, para hacer los papeles de la jubilación, y segundo para que esté al menos dos meses conmigo aquel que vaya a seguir con mi función. Yo espero seguir viniendo porque estoy bien. El día que me vaya, les daré la mano a todos y me iré llorando, pero no volveré nunca más. Ni a buscar una entrada. No joderé a nadie.
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