Oliver Kahn: un ejemplo de sacrificio

En la tarde-noche del 30 de junio de 2002, Oliver Kahn tenía 33 años, cumplidos un par de semanas antes. Imaginaba ese día como el más trascendente de su vida profesional. A las ocho de la noche pisaba el césped del estadio internacional de Yokohama como una de las estrellas de la final del Mundial entre Alemania y Brasil. Era lógico: su inmensa tarea en el arco durante el torneo había sido una de las mayores razones del acceso del equipo europeo al partido decisivo.

La historia es sabedora de la amargura que le deparó aquella jornada. En un instante mínimo pero hondamente infeliz, el mundo se le derrumbó: a los 21 minutos del segundo tiempo, la pelota se le escapó de las manos tras un remate de Rivaldo que parecía sencillo; Ronaldo estaba ahí para aprovechar el infortunio. Ya no había retorno; ni para Alemania, ni para él. "No creo que pueda ser consolado. Estoy completamente seguro de que fue el único error que cometí en los siete partidos del Mundial. Y ese error fue brutalmente castigado", dijo poco después, agobiado por el desconsuelo. Había hablado con la estricta verdad.

Tres años después, Kahn sigue siendo el mismo gigante del arco que entonces. Pero con un atributo más: una experiencia que lo hizo crecer, un deseo de desquite que volvió a encender su fuego interior y que, a dos días de festejar sus 36 años, lo impulsa a seguir buscando empecinadamente la gloria.

Kahn siente que todavía se debe a sí mismo una gran satisfacción con la camiseta de su país. Aquella cita de Corea-Japón le entregó un halago personal, la distinción como el mejor jugador del certamen -era la primera vez que se le concedía a un arquero en un Mundial-, pero para él pasó con un dejo de frustración. Había llegado a esa cita después de una larga espera: en Estados Unidos 94 lo postergó Bodo Illgner, y en Francia 98 miró desde afuera a Andreas Köpke. Pero desde entonces, por varios años, no sólo fue el dueño del arco alemán, sino la personificación del carácter del equipo.

Curiosamente, en estos días también le toca pelear por lo que quiere. Como si esa permanente necesidad de sobreponerse a todo hubiera significado para él su principal motivación. Es que el técnico Jürgen Klinsmann practica una constante rotación en su puesto, que ocupan Kahn y Jens Lehmann, sucesivamente. La constante disputa por ocupar el arco tuvo, no hace mucho, un ejemplo que los argentinos vieron de cerca: en el amistoso entre ambos seleccionados del 9 de febrero último, en Düsseldorf (2-2), sólo a último momento se decidió la inclusión de Lehmann.

En la foja reciente del Tigre -o el Mono, según se elija entre sus dos apelativos conocidos- hay un aliciente todavía fresco. Con Bayern Munich, el equipo al que llegó en 1994 después de deslumbrar en el arco de Karlsruhe, acaba de festejar su sexto título en la Bundesliga. Pero si la mirada se echa un poco más hacia atrás, el trago amargo que significó la eliminación de Alemania en la primera rueda de la Euro 2004, en Portugal, podría tomarse como otra cuenta que pide ser saldada.

Este discípulo del legendario Sepp Maier, aficionado al golf, a las oscilaciones de la bolsa de valores y a la distracción en Internet lucha por mantener su perfil de ídolo ante los resbalones que su vida privada le proveyó a la prensa del corazón europea en los últimos tiempos. Hubo quienes, incluso, le atribuyeron a los vaivenes en su matrimonio con Simone, ahora su ex mujer -con la que tiene dos hijos, Katherina y David-, actuaciones fallidas en partidos importantes. También, algunas reacciones molestas cuando las cosas no iban del todo bien en el club bávaro y lo asaltaron deseos repentinos de buscar otros horizontes.

Pero su mente ahora está puesta en darle lustre otra vez a una trayectoria que va entrando en el crepúsculo. Kahn sabe que está ante los pasos finales de su carrera y que detrás de todo lo que hoy hace, e incluso de esta Copa, se mantiene latente su último gran sueño: Alemania 2006.

Algo personal

Fecha de nacimiento: 15-6-69, en Karlsruhe

Trayectoria: en Karlsruhe, 1987/1994 (128 partidos), y en Bayern Munich, desde 1994 (341 partidos).

Títulos: con Bayern Munich ganó 6 Bundesligas (1997, 1999, 2000, 2001, 2003 y 2005), 4 Copas de Alemania (1998, 2000, 2003 y 2005), una Copa UEFA (1996), una Liga de Campeones (2001)

Distinciones: fue elegido tres veces como el mejor arquero del mundo (1999, 2000 y 2001) y recibió el premio como el mejor arquero del Mundial de Japón/Corea 2002.

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