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Nicolás Navarro, el guardián de Boedo: "En los penales hay estudio, pero también mucho de intuición"
El arquero de San Lorenzo, clave en los pasajes de la Libertadores y la Copa Argentina, dice que está viviendo el mejor momento de su carrera y que sueña con un título
En su semblante se percibe que esperó durante mucho tiempo este momento. Despliega una sonrisa, lo disfruta. Para Nicolás Navarro , arquero de San Lorenzo, el de hoy es su momento. Siente orgullo por todo lo que hizo, por el camino recorrido para llegar al reconocimiento. Y lo entusiasman los nuevos desafíos, aparecen otros sueños. De no ser por sus atajadas, en apenas cinco días su equipo bien pudo haber quedado eliminado en ambas copas, la Libertadores y la Argentina. Los azulgranas estuvieron al borde de una gran frustración futbolística. Pero Navarro fue el principal artífice para brindarle aire al Ciclón: contuvo cuatro de los últimos diez penales que le ejecutaron, motivos válidos para no detener esos sueños. “Estoy para eso, no lo pensé por el lado de ser un salvador. Por suerte pudimos avanzar tanto en la Libertadores como en la Copa Argentina. En estas ocasiones me tocó a mí, pero el día que arranqué como titular frente a Universidad Católica el que nos salvó fue Barrios, por ejemplo; más adelante, con Flamengo, le llegó el momento a Belluschi. Lo importante es que cada uno de nosotros sume ese granito de arena para ayudar al equipo”, cuenta el arquero de 32 años en una charla con LA NACION.
–¿Aquella vez con Universidad Católica imaginabas que Aguirre te iba a dar la titularidad?
–Desde que llegué a San Lorenzo siempre estuve preparado para jugar y me entrené día a día para eso. Yo tenía bien claro el lugar que ocupaba cuando me sumé al plantel y eso era estar detrás de un referente como Torrico. Fue una gran alegría ganarme este espacio.
–¿Te pesó reemplazar a un símbolo como él?
–No. Confío en mis condiciones y era una oportunidad que esperé durante más de un año. Lo importante es estar preparado para cuando te llegue la oportunidad. Es la clave.
–¿Cómo es la competencia con Torrico?
–Excelente, tanto con Sebastián como con José Devecchi. Tenemos un gran clima de trabajo, conversamos mucho. Torrico es así como lo perciben desde afuera: un excelente ser humano, gran profesional y compañero.
–¿Cómo trabajás el tema de los penales?
–Miramos muchos videos con mis compañeros y con Juan Carlos Docabo, nuestro entrenador de arqueros. En esto también juega mucho la intuición: a veces sé que el ejecutante es diestro y generalmente patea cruzado, pero me termino tirando hacia la izquierda. Es muy personal y lo decido en el momento.
–El mundo del fútbol no te tenía como un gran atajador de penales.
–No atajé muchos en partidos, apenas uno a Nicolás Aguirre. Pero me fue muy bien en series de definición jugando para Gimnasia y Esgrima La Plata y también en Napoli. En San Lorenzo por suerte ya sumé otras dos en un par de días. Es un orgullo, sé de la historia de Torrico en esta institución desde los doce pasos.
–En un club grande, a la vez, quedás muy expuesto cuando cometés un error. ¿Eso se paga caro?
–Muy caro. Hay que trabajar para que el margen sea cada vez más pequeño porque las competencias que te tocan jugar en estas entidades son muy exigentes.
–Personalmente, ¿un error te condiciona mucho?
–No tanto, a los 32 años me tomo las cosas con mayor naturalidad. Por supuesto, trato de no tener errores y si los tengo intento que ese momento transcurra rápido porque el partido sigue y en la jugada siguiente deberé estar recuperado. Es todo mental. Cuando era más chico me volvía mucho más loco.
–¿Cuánto tiempo esperaste este momento?
–Uff, muchísimo. A mi edad, es hermosa la oportunidad de estar nuevamente en un equipo grande y jugando de titular. Cuando fui a River tenía 24 años y no me fue bien. Ahora quiero aprovechar todo esto que me está pasando. Sinceramente, es una especie de revancha.
–¿Es peligroso acostumbrarse a ganar sin jugar bien?
–Esto recién arranca, la falta de competencia oficial nos costó. Jugamos una definición de Copa Libertadores frente a Emelec en plena pretemporada. Tenemos autocrítica, lógico. Pero creo que a medida que se sucedan los partidos vamos a ir tomando esa confianza que precisamos. Las herramientas las tenemos.
–¿Por qué no le encuentran la vuelta al juego que quieren?
–Tenemos un gran plantel y es cuestión de tiempo. Si no contáramos con los jugadores para eso, algo que tranquilamente podría suceder, sí sería un problema. Pero en San Lorenzo hay buen material para conseguir el juego que queremos. El año pasado con Banfield arrancamos igual, perdimos muy mal de visitante y al tiempo la gente decía que éramos el mejor equipo del fútbol argentino. Vamos en busca de eso. No arrancamos de la mejor manera, pero ya pasamos dos etapas de copas.
–¿Por qué el simpatizante de San Lorenzo carga tanto contra Aguirre?
–Es una pregunta difícil de responder. Personalmente, si hago un análisis de lo que va del ciclo Aguirre, puedo detallar que le peleamos a Boca un torneo hasta el final, llegamos a semifinales de la Sudamericana y hoy estamos en cuartos de final de la Libertadores, más el avance en la Copa Argentina. Es importante lo que viene logrando Diego. Lo mejor sería coronarlo con un título y vamos por eso en cualquiera de las tres competencias.
–¿Están para ganar la Libertadores?
–Yo lo sueño, es mi gran sueño. Me lo propuse desde que empezó el certamen y mis compañeros también. En lo individual sería increíble y a San Lorenzo le aportaría otro gran salto de calidad.
–¿Qué momento elegirías como el mejor de tu carrera?
–Este, sin dudas. Por todo esto que viene pasando. Estoy feliz.
–¿Tuviste que equivocarte mucho para aprender?
–El arquero tiene que comerse muchos goles para ser un gran arquero, esa es una gran verdad. Nosotros estamos en un puesto en el que un error se paga carísimo. Pero a su vez esos errores te van blindando y te aportan madurez.
Navarro fue uno de los tantos productos surgidos de una cantera emblema, Argentinos Juniors. En sus inicios fue uno de los mejores arqueros juveniles de la Argentina e integró el plantel del Sub 20 que obtuvo la Copa del Mundo en Holanda 2005, así como el elenco que se colgó la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. En La Paternal tuvo dos ciclos: entre 2004-2007 y luego entre 2010-2011; también pasó por River, Tigre y Gimnasia. En el exterior jugó en Napoli, de Italia, y Kayserispor, de Turquía.
–¿Cómo fue tu paso en las infantiles del club Parque?
–Hermoso. En ese momento estaba asociado a Argentinos y cuando yo entré en novena división lo compró Boca. Empecé desde muy chiquito y tengo un gran recuerdo. Es un lugar que te forma desde niño y ya de grande capitalizás momentos absorbidos en esa época. Es un emblema de la ciudad del que salieron enormes jugadores. Me alegra que ahora esté reactivado.
–Debutaste en Argentinos, jugaste 22 partidos y con 21 años te fuiste a Napoli. ¿Te mareó la situación al ser tan joven?
–Hoy, con el diario del lunes, me hubiera gustado irme con más experiencia. Era muy chico. Por otra parte, en ese momento la oferta era muy buena tanto para Argentinos como para mí. Con las necesidades del fútbol local surgió la chance y no teníamos mucho para pensar. Hablé con Pipo Gorosito, que en ese momento era mi entrenador, y me dijo: “Olvidate, tenés que ir”. Hoy, la palabra a usar no sería arrepentimiento, porque sin embargo fue un paso importante en mi carrera. Pero me hubiera gustado viajar a Europa con mayor recorrido y así experimentar un par de años más allá.
–¿Te gustaría volver?
–No, ya no. Estoy feliz en San Lorenzo y ojalá me pueda quedar en este club durante muchos años más.
–¿Entonces qué le recomendarías hoy a un arquero de esa edad?
–Que haga experiencia y que se forme en nuestro país, eso es lo más importante. Que disfruten de la primera en la Argentina, yo me fui tan chico que casi no lo hice. Cuantos más partidos pueda sumar ese arquero será mejor para ir a Europa. Es muy difícil ser arquero allá y mantenerse mucho tiempo en ese nivel. Yo no tenía tantos encuentros en la espalda y eso lo pagué.
–¿Te costó en River? Alguna vez dijiste que también llegaste muy joven y que si lo analizaras hoy, quizás no hubieras ido.
–Surgió estando en Napoli. Fue en 2009, yo tenía 24 años y considero que también ahí era chico para un club de esa magnitud. Le pregunté a muchísima gente y todos me decían: “Quedate en Europa”. El único que tomó esa decisión y optó por volver fui yo. River resultaba un lindo desafío y era complejo decirle que no. A la distancia pienso que estaba en un club importante de Italia, tenía contrato y podría haber seguido allá.
–¿Qué te quedó de tu paso por Europa?
–Con cosas buenas y malas fue una gran experiencia, también jugué en Kayserispor. Me hizo crecer en todo sentido. Parte de mi madurez actual se la debo a ese tiempo en Europa.
–¿Cómo definirías al fútbol argentino?
–Raro, muy raro. Es un país que tiene un potencial enorme de futbolistas pero estuvo mucho tiempo sin rumbo. De a poquito tiene que ordenarse: no puede pasar lo que viene sucediendo en diversos clubes como la falta de pago a los jugadores y deudas de todo tipo. Hay una calidad bárbara de futbolistas y deberíamos formar parte de una de las mejores ligas del mundo.
–¿Hay algo de lo que te arrepientas en tu trayectoria?
–No. Las cosas que hice en su momento las hice convencido. No me arrepiento de nada. Lo que mencioné antes tuvo su costo, pero en ese momento yo creía que era lo mejor.
–¿Qué te gusta hacer fuera del mundo fútbol?
–Construir, me dedico a eso. Tengo una serie de emprendimientos en la construcción y es algo que me gusta y me saca la cabeza de la rutina de mi profesión.
–¿Quiénes son los tres mejores arqueros argentinos de los últimos 10 años?
–Barovero, Marchesín y Rulli. Este último tiene un gran futuro y Barovero creo que fue el mejor de todos los argentinos en ese lapso.
–¿Su salida de River dejó la vara muy alta y por eso les cuesta mucho tanto a Batalla como a Lux?
–Exacto, la gente de River tiene un gran recuerdo de él y al mínimo error aparece esa imagen. Y pasó en San Lorenzo porque Torrico hizo lo mismo. Por eso mi rendimiento tiene que ser bueno todo el tiempo.
–¿Qué cuentas pendientes te quedan en el fútbol?
–Ganar un título importante. La Libertadores sería algo soñado para coronar mi carrera.
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