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Nicolás Capaldo, el “diamante en bruto" al que se le niega su primer gol en Boca
Aunque el encuentro que anoche disputó Boca con Talleres, en Córdoba, por el cierre del grupo 4 de la Copa Diego Maradona, se haya desarrollado de manera soporífera (0-0) y conformista para ambos equipos, que terminaron clasificando a la zona Campeonato, el xeneize jugó con las intenciones de quedarse con los tres puntos. De hecho, Miguel Ángel Russo puso a varios titulares a pocos días de volver a enfrentarse con Inter, de Porto Alegre, por la Copa Libertadores. Y, con más aproximaciones, mereció ganarlos.
Tuvo la más clara. Iban 20 minutos del complemento cuando esa chance quedó en el pie derecho de Nicolás Capaldo, uno de esos jugadores esenciales que el entrenador escogió para que la clasificación no corriera peligro. Si hay aspectos que se le destacan al volante, de 22 años, esos son el dinamismo para defender y atacar, la resistencia física para correr los 90 minutos al mismo ritmo y la voracidad con la que va a recuperar cada pelota. Pero entre los ítems positivos no estará, al menos por ahora, la capacidad para exprimir al máximo sus constantes pisadas al área rival. Porque aunque su primer gol con la camiseta azul y oro parecía servido en la noche cordobesa, él se encargó de desecharlo. Como ha pasado ya en varias ocasiones...
#CopaMaradonaEnTNTsports | ¡TREMENDA salvada de Tenaglia! Marcos Díaz pifió en la salida, pero el lateral la sacó en la línea.Talleres [R] Boca pic.twitter.com/M04bw96CoO&— TNT Sports LA (en [R]) (@TNTSportsLA) December 7, 2020
Su cara lo dijo todo. Primero inmóvil, no pudiendo creer lo que había desperdiciado; luego, retrocediendo a su posición con cierta cara de vergüenza. Es que Marcos Díaz, ex compañero y ahora arquero de la T, pifió al querer tomar la pelota en lo alto y Tenaglia salvó en la línea lo que estuvo cerca de ser gol en contra. Capaldo encontró ese rechazo cerca del área chica y ante un Díaz vencido por su propio error: era sólo cuestión de acertarle al arco, pero, excedido de confianza o sorprendido por lo que había encontrado, direccionó el balón a centímetros del poste derecho.
El gol no es su fuerte. Hay que valorarlo por cómo llega y lo que hace. Es un diamante en bruto
"No me preocupa Capaldo. Mientras llegue al área... El gol no es su fuerte, no hay que pedirle que sea Tevez, Wanchope (Ábila) o Mauro (Zárate). No hay que criticarlo por lo que erra, sino que hay que valorarlo por cómo llega y lo que hace", mantuvo la prudencia Russo tras la igualdad. Y lo protegió aún más: "Son piques de 40 metros los que hace. Ya se va a calmar y entenderá lo que es la pausa. Es un diamante en bruto".
¿Por qué esa manera de referirse al mediocampista? Para el propio jugador y los hinchas será difícil poder olvidar aquella mala definición en el Monumental que bien pudo haber cambiado la historia de la semifinal de Copa Libertadores perdida a manos de River el año pasado. Boca perdía sólo 1-0 la ida, cuando Wanchope le cedió el empate con un pase que lo dejó posicionado dentro del área, sin marcas y cara a cara con Armani. Se terminaba el primer tiempo, era el golpe ideal para ilusionarse con sacarse de encima al clásico rival: impactó con su inhábil pie zurdo abierto y la tiró muy por encima del travesaño.
"No te voy a mentir. Es una jugada que me va a quedar para siempre grabada, pero uno tiene que tratar de hacer borrón y cuenta nueva y mirar para adelante. Obvio, también practicar y entrenar para mejorar y que no vuelva a pasar", expresó el pampeano hace unos días, en diálogo con TyC Sports.
No quedan dudas de que es su gran déficit. Él, de hecho, cuando describe sus cualidades centra todo en el alma de guerrero más que en el de un mediocampista amigo de la red: "Yo siempre digo que el sacrificio y la entrega no se negocian, es lo que trato de hacer en la cancha. Correr y meter creo que nunca me va a faltar".
Se encontró con otras oportunidades de convertir su primer tanto en el club de sus amores, pero falló siempre. Por ejemplo, en el duelo ante Independiente Medellín jugado en suelo colombiano. Se podría decir que el triunfo agónico, en parte, fue gracias a su aparición en la presión para aprovechar el error de Delgado, pero Salvio fue quien terminó poniendo la firma del gol y salvando a Capaldo de otro mano a mano mal ejecutado: con mucho tiempo para tomar una buena decisión, no colocó el remate y el arquero respondió bien hasta que Toto rescató el rebote.
¿Otro? En la Fortaleza de Lanús, por el debut de la competencia local que ayer cerró la etapa de grupos. Boca ganó (2-1), pero el chico surgido de las divisiones inferiores boquenses no concretó lo que parecía una nueva situación fácil de concretar. Sobre el epílogo, Maroni desbordó por izquierda y metió la pelota al centro para la llegada frontal del volante, que pateó de primera ubicado por delante del punto penal: ejecutó al medio y le permitió al arquero granate hacer una buena atajada.
37 compromisos ya contabiliza en la institución azul y oro (26 de titular), desde su debut con Gustavo Alfaro, a comienzos de 2019. Ya dejó de ser una promesa para pasar a ser una realidad, brindándole mucha ferocidad defensiva y ofensiva a la mitad de la cancha del equipo de Miguel Russo. Aunque su serenidad y frialdad ante los arqueros rivales son una cuenta pendiente para transformarlo en un jugador todavía más completo.
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