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Narcos y barras: cómo es el tejido macabro que une a Rosario Central y Newell's
Las facciones de ambos clubes rosarinos se enredan para rediscutir los liderazgos, entre interrogantes y sorpresas; la territorialidad crece desde la tribuna; Rosario es un polvorín
ROSARIO.- El sobrenombre "Quemadito" era parte de la herencia de su padre, un pesado que está preso por la masacre de Villa Moreno. Maximiliano Rodríguez, alias "Quemadito", uno de los alfiles de Roberto "Pimpi" Camino, el ex jefe de la barra brava de Newell's, creció entre la tribuna y los búnkeres de drogas. Y llegó a manejar algunos, que según alardeaba por teléfono, le habían delegado los Monos, como el de calle Doctor Rivas. "Quemadito" fue asesinado por dos sicarios en la puerta del banco Macro, en Corrientes y Pellegrini, corazón del centro de Rosario, el 5 de febrero de 2013, una tarde tórrida que pareció una escena extirpada de The Walking Dead por cómo quedó su cráneo. Un vínculo narco/criminal/futbolero que no ha dejado de crecer en esta ciudad. Hasta aterrarla.
La Justicia determinó que la ejecución la encargó Diego "Panadero" Ochoa, quien manejó hasta principios de este año la barra leprosa desde la cárcel. Se corrió para seguir con vida. Ya era más que un riesgo, era una guerra. Porque la muerte domina y ordena. Y el negocio crece.
Las barras de Rosario Central y Newell's se enredan para rediscutir los liderazgos, que siembran interrogantes y aportan sorpresas: ¿Puede el jefe de la barra canalla manejar o tener influencia a través de terceros en la hinchada leprosa? El negocio narco decolora las pasiones. Y las fuentes coinciden en que con la venia de los Monos, Andrés "Pillín" Bracamonte no sólo lidera desde hace casi dos décadas la barra canalla, sino que gerencia la rival, sí, la de Newell's. Esa es una hipótesis que comparten en el Ministerio de Seguridad, en la Justicia y también policías que conocen el paño por dentro y por fuera.
Los tiros abren espacios en las tribunas y en los barrios, donde los colores de las camisetas amplían las fronteras en una ciudad que sangra por la alianza entre barras y narcos. Un nexo que no distingue pasiones, sino que se alimenta de ellas. Colonizar las tribunas garantiza territorialidad. Para vender drogas, para comprar protección. Así lo entiende el fiscal Sebastián Narvaja, que abrió una investigación para bucear en este entretejido bajo la figura de asociación ilícita.
El listado de caídos en los últimos cuatro meses resume este espiral violento. Cuatro asesinatos vinculados con la barra de Newell's y dos con la de Rosario Central (Julio "Cara de Goma" Navarro y Mario "Gringo" Visconti). Y dos atentados contra el edificio del vicepresidente leproso Claudio "Tiki" Martínez, quien pidió licencia de la comisión directiva que asumió a finales de junio.
Una vieja foto del cumpleaños de 15 de Mariana Cantero, hermana menor entre los seis hermanos Cantero (el clan narco/criminal que domina la zona Sur rosarina y es conocido bajo el popular apodo de los Monos) ilustra como una especie de prólogo lo que vino después. En el salón Posta 36, sobre las barrancas del Paraná, posaron sentados en la misma mesa "Pillín" Bracamonte; Mariano Ruiz, considerado uno de los lavadores de dinero de los Cantero; Mariano Salomón, lugarteniente de Ramón Machuca, alias "Monchi" (hermanastro entre los Cantero y uno de los líderes de los Monos), y Daniel "Teto" Vázquez, histórico barra leproso, que también está pegado al narcotráfico como uno de los proveedores de droga de los Monos, como investiga la justicia federal de Corrientes. Todos juntos.
Esa instantánea de la mafia unida, en esa fiesta que los Monos pagaron con cajas de billetes ajados de 10 y 20 pesos que provenían de la recaudación de los búnkeres -estimada en más de 400.000 pesos diarios- se trasladó luego a ambas tribunas, donde se le rinde tributo a los caídos, como Claudio "Pájaro" Cantero, líder de los Monos, asesinado en mayo de 2013. El homenaje en la tribuna canalla se observó en una bandera con su imagen que incluyó una frase épica: "Dios le da las peores batallas a sus mejores guerreros". O un trapo enorme que colgó la barra de Newell's con el rostro pintado de Daiana Cantero, la hija del "Pájaro", que falleció el pasado 21 de septiembre en un accidente cerca de Bahía Blanca, cuando iba a visitar a su tío "Guille" -Máximo Ariel Cantero-, que está detenido en el penal de Rawson.
"No estamos ante un clásico problema de barras, sino de crimen organizado que muta. Por eso, encaramos la investigación como asociación ilicita", dice Sebastián Narvaja, de la Unidad Fiscal Rosario
"El Estado tiene que golpear a estas mafias que no se deben investigar en la Justicia como barras, sino como organizaciones criminales", plantea el ministro de Seguridad santafecino Maximiliano Pullaro. A través de nuevos actores de la banda, los Cantero tercian con crímenes y aprietes para copar el paraavalanchas de Newell's, y desde allí potenciar el negocio narcocriminal. Los investigadores creen que cada uno en su pabellón, separados por 1150 km, Ariel Máximo Cantero, el Viejo, el padre del clan, recluido en Piñero, y su hijo "Guille", en Rawson, mueven los hilos de la banda en este emprendimiento delictivo.
La influencia en el Gigante de Arroyito es a través de Bracamonte, con quien el grupo narco ha tenido idas y vueltas, pero que nunca dejó de verlo como un socio. Esto quedó en evidencia en unas escuchas telefónicas que aparecen en el CD 31 del expediente. En la cárcel de Piñero, a 20 km de Rosario, Emanuel Chamorro -otro lugarteniente de los Monos, quien luego fue trasladado a una prisión en Neuquén- mantiene un diálogo con otro miembro de la banda en el que hablan del jefe de la barra de Central, al que los Monos van a "apretar" por el pago de un dinero. "La cancha está vacía porque Pillín no puso lo que corresponde. Y tiene mucha plata porque agarró lo del pase de Angelito (por el futbolista Ángel Di María)". Los Monos se refieren al pase del jugador del Benfica al Real Madrid por 25 millones de dólares, en 2010, del que nunca estuvo claro por qué Rosario Central cobró sólo los derechos de formación (5%) y no el 20% que le correspondía del pase.
En la tribuna leprosa, los Monos actuaban con Rubén "Tubi" Segovia, sobrino del Viejo Cantero, hasta que fue herido y cayó preso a principios de octubre. Está acusado del crimen del barra rojinegro Maximiliano Larrocca, acribillado el 27 de julio pasado. Matías "El Cuatrero" Franchetti corrió el mismo destino, y poco después se encadenó otro asesinato, el de Jonathan Rosales, de 21 años, en forma de venganza. "Cuatrero" gobernó algunas semanas la barra leprosa. Había jugado en las grandes ligas del narcotráfico: en 2012 fue detenido en Portugal por la causa ?Carbón blanco', el mayor contrabando de cocaína a Europa. Lo había reclutado Patricio Gorosito, condenado a 19 años de prisión, quien construyó un estadio y un hotel en Arroyo Seco para un club sin hinchas que después vendió a Central por $ 16 millones. Gorosito confesó -en diálogo con la nacion el 11 de junio de 2015- que era "testaferro de Julio Grondona".
El domingo pasado a la madrugada, en el barrio Municipal, fue asesinado de un balazo en la cabeza Marcelo Ponce, un barra de Newell's que pertenecía al sector de "Cuatrero". En esa zona llamada Pimpilandia fue detenido el 15 de octubre pasado Alexis Camino, hijo del histórico jefe de la barra, acusado de dos homicidios por drogas.
Tras la ola de crímenes en esa lucha por copar la barra, apareció un hincha de la vieja guardia que se vendió a las autoridades como un "garante de la paz". "Yo no mato a gente de mi club", le dijo en la puerta del comité radical a un funcionario Guillermo "Loco" Cohen, un histórico puntero de la UCR que estaba ligado a la barra en la época de "Pimpi" Camino. Cohen tiene buenos contactos en la policía: recuerdan que fue el nexo entre la barra y la fuerza para los acuerdos económicos. Dirigentes leprosos creen que esta paz es frágil y que se puede quebrar porque lo que importa no es la pasión por el club, sino por los negocios ilícitos periféricos. Un tejido macabro.
cg/gs/gs
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