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Murió César Luis Menotti: la pelea con Carlos Bilardo, de llevarse bien a la mayor antinomia del fútbol
Los dos fueron campeones del mundo con la selección argentina y tenían charlas productivas y apasionadas sobre el juego, pero surgieron discrepancias que, con los años, finalizaron en un distanciamiento definitivo
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Quedará, de por vida, la intriga de qué hubiera sucedido si Carlos Bilardo y César Luis Menotti hubieran limado sus diferencias a tiempo. Si el fútbol argentino no los hubiera aprovechado de otra manera, más enfocados en cómo uno y otro podrían complementarse en lugar de poner el foco en sus diferencias, que llegaron a traspasar el ámbito del fútbol a ser directamente una cuestión personal. De piel. Lo cierto es que dos de los tres entrenadores campeones del mundo con la selección argentina tuvieron una carrera marcada por las divisiones y las críticas mutuas, potenciadas muchas veces desde los entornos y los juegos periodísticos.
Pero, una vez sumergidos en la vorágine, ya ninguno buscó recomponer la situación. O, quizás, las cosas habían llegado demasiado lejos y no había vuelta atrás. Lo cierto es que no siempre se llevaron mal. Al contrario. Hubo, en algún tiempo, elogios de un lado y del otro. Hasta Menotti lo llamaba a Bilardo “Narigón”. Y Bilardo agradecía públicamente algún consejo que le daba Menotti. Claro, pero esa cuerda en un momento se rompió y, tras la muerte de Menotti este domingo, a los 85 años, ya no tendrá retorno. ¿Cuándo se pelearon? ¿Qué pasó realmente? ¿Por qué dos entrenadores que se respetaban terminaron generando la mayor antinomia en la historia del fútbol argentino?
Bilardo, “colaborador” de Menotti. Este fue el título de un recuadro publicado por la Revista El Gráfico el 23 de marzo de 1982, en su edición 3259. Y el texto empezaba con una frase de Menotti: “Todavía no hablé con Carlos Bilardo, pero estoy seguro de que el Narigón va a decir que sí. Me gustaría que la selección practique en Tortuguitas con Estudiantes de La Plata, a puertas cerradas. Ellos juegan con líbero y stopper y nos puede venir bien como entrenamiento. Pienso que no va a haber ningún problema porque Bilardo siempre colaboró con la selección”.
El consejo de Menotti a Bilardo. El 18 de julio de 1982, en una entrevista con LA NACION, le preguntaron a Bilardo: “¿No desgasta arrastrar siempre el papel de ogro?”. Y el Doctor respondió: “A veces cansa, pero no desgasta, porque yo vivo mi auténtica imagen para adentro, para mi familia y para los compañeros de trabajo. Yo me enojaba por ese rótulo que me colgaron desde aquel extraordinario Estudiantes de Zubeldía, quería explicarle a todo el mundo el funcionamiento y las cosas buenas de nuestro equipo, pero no había nada que hacer. Hasta que un día, el Flaco Menotti me aconsejó: ‘Vos sos un tonto; le decís a todo el mundo lo que pensás, tenés que decir lo que la gente quiere escuchar’”.
Aquella charla de más de 7 horas en 1976
Octubre de 1976, en el barrio de Palermo, Güemes 4426, piso 11, departamento A. Carlos Biarldo y su esposa Gloria; César Menotti y Graciela. Los dos matrimonios invitados a cenar en la casa de Roberto Saporiti y su señora Liliana. Bilardo y Menotti bajo el mismo techo. Compartieron más de siete horas, sin escándalos ni chicanas. Bilardo era el entrenador de Estudiantes y por esos días se disputaba el Campeonato Nacional que, tres días antes de Navidad, Boca le ganaría por 1 a 0 a River, con gol de Rubén Suñé. Menotti llevaba casi dos docenas de partidos en la selección argentina.
Saporiti era íntimo de Bilardo: muchas veces hasta había compartido la habitación con Carlos y con Jorge, el hermano del futuro doctor, en la vieja casa familiar de los Bilardo, en Gavilán y Juan B. Justo. “Empezaron a debatir con mucha altura. Se cuestionaban cosas... Nosotros le preguntábamos a Carlos, ‘¿por qué la marca personal?’ Le decíamos que el fútbol iba a evolucionar hacia un lugar con más dinámica y movilidad, pero en todo momento, César y el ‘Narigón’, discutieron con un profundo respeto. Debatimos también sobre el fútbol internacional. Recuerdo como si fuera hoy que el ‘Flaco’ hacía mucho hincapié en la organización, en la necesidad de un calendario internacional, en la necesidad de siempre jugar y probarse contra las grandes selecciones...”, relató Saporiti en una nota publicada por LA NACION en mayo de 2019.
La última conversación
El 8 de marzo de 1983, en el Hotel Arena de Barcelona, se dio la última charla entre ambos. Nadie pudo estar en la reunión. Y ellos nunca se animaron a contar detalles del encuentro. “Yo, de Menotti no voy a hablar…”, así le respondió Bilardo a la revista Gente el 17 de marzo de ese mismo año.
-Pero habló con Menotti…
-Sí.
-¿De qué hablaron?
-De fútbol
-¿Quién es Menotti?
-Un hombre que tiene una idea y la quiere imponer.
-¿Y Bilardo?
-Lo mismo.
-¿Entonces Menotti y Bilardo son iguales?
-Yo, ya se lo dije: el fútbol se juega para ganar ¿O no? El espectáculo es para el cine, para el teatro. El fútbol es otra cosa.
El que habló de esa charla fue Menotti, en declaraciones al diario Clarín: “Se interesó por saber cosas de algunos jugadores de la selección, quería saber cómo era Tarantini. Me interesa que Bilardo tenga suerte en su trabajo por el bien de todos los que estamos en el fútbol. Por eso no quiero interferir en su labor”. Primer foco de conflicto, ya que a Bilardo no le gustó que Menotti diera detalles de lo conversado entre cuatro paredes.
Diferencias filosóficas. “Si Huracán gana 1-0 y juega mal, yo salgo amargado de la cancha porque no veo futuro. Se depende del resultado, sí, pero no del halago momentáneo. Si a mí me dicen ‘ustedes ganan pero juegan un desastre’ yo viviría dudando porque no sabría cuánto puede durar eso. Estudiantes llegó a campeón del mundo, pero al respecto se me ocurre lo del tipo que tiene cuatro laburos, no duerme, come mal y a la larga se encuentra con unos pesos guardados. Estudiantes se pasaba 50 días concentrado, hizo sacrificios, lo suyo es admirable. Lo respeto como obra y como resultado, pero en el tren de futuro no me sirve. Quiero otra cosa…”. Frase de Menotti en 1973. Cuatro años habían pasado de aquél hito del equipo de Osvaldo Zubeldía en el que jugaba Bilardo y que había tocado el cielo con las manos ante Manchester United en Old Trafford. Pero el por entonces DT de Huracán (quizás sin darse cuenta) arrancaba con unas diferencias que perseguirían a ambos de por vida.
Bilardo, sucesor de Menotti en la selección argentina
Un chispazo. El 1° de marzo de 1983, Bilardo fue presentado como nuevo entrenador de la selección argentina. “Estoy de acuerdo con su elección, pero no comparto sus posiciones ideológicas”, dijo César. Y Carlos le respondió: “Yo hablé con él muy pocas veces. Tres o cuatro, y siempre de fútbol, nunca de política. Me parece difícil que Menotti haya dicho eso porque no sabe qué pienso o qué camiseta tengo puesta. Si me preguntan por Menotti tengo que decir que no sé de él… ni me importa. Lo respeto como técnico y punto”.
Menotti criticó decisiones de Bilardo de arranque: “Me sorprendió lo que pasó en Toulon. Bilardo declaró que conoció a los jugadores en el avión y eso es dar una ventaja tremenda. Hubiera sido preferible no ir, porque perder con una selección de Europa es duro por la repercusión. Si perdés acá no pasa nada, se enteran muy pocos. Pero perder con el Valladolid es distinto. Al margen de si entrenaron o no, el problema mayor es el cansancio. No se puede jugar al otro día de llegar. Con los mismos jugadores descansados, hubieran ganado. Y lo más importante, en ese plantel fueron muchos que gozaban de una gran cotización y quedaron mal parados”, le dijo César en julio de 1983 a Clarín. Y ahí Bilardo enfureció.
“No me gusta que técnicos y jugadores opinen sobre el trabajo que se está realizando. Además, esto es producto de la desorganización del cuerpo técnico anterior. Cuando asumí en la selección nacional, lo único que encontré fue un escritorio y una silla. No había carpeta de jugadores, no había calendario internacional, no había contactos, no había nada…”, contraatacó Bilardo y siguió: “¿Cómo dicen ahora que la derrota con Valladolid significa perder prestigio? ¿Qué prestigio? A partir del 78 se empezó a perder todo. El Mundialito de Montevideo, el Mundial juvenil de Australia; en Toulon 79 el equipo salió quinto y haciendo un papelón; y por último el fracaso del Mundial 82… Es muy lindo hablar de fútbol y después hacer todo lo contrario”. Ahora sí, segundos afuera…
La previa del Mundial 86, un momento complicado. Bilardo no la pasaba bien, recibía muchas críticas y estaba obsesionado con armar un muy buen equipo que sea protagonista y gane y, al mismo tiempo, mejorar (según él) en todo sentido la imagen de la selección argentina en España 82. El 29 de abril de 1986, El Gráfico le preguntó: Carlos, ¿vos dijiste que íbamos a este Mundial a borrar la imagen del último? “Sí, en el 82 fracasamos y tenemos que cambiar esa imagen. Fracasamos futbolística y disciplinariamente porque el técnico tiene que ser el ejemplo y no fue así…
-¿De qué acusás a Menotti?
-Él dijo que era cobarde y enano mental porque denuncié que había algo contra mí… Bueno, enano mental no, porque eso existió… Y de cobarde… si a mí me toca perder, voy a venir al frente del equipo, voy a poner la cara. No como…
Tras la conquista de México 86, Menotti se mantuvo en su postura: “Con él hay diferencias ideológicas, conceptuales y hasta éticas. Cada uno es lo que es. Un campeonato no modifica lo que es Bilardo ni lo que soy yo…”. Obvio que las diferencias se profundizaron: “Rabanito no tiene trabajo y vive de Bilardo”; “El nuestro es el fútbol del futuro”; “Mirá si seremos buenos que ganamos con los de la vereda de enfrente. Valdano habla como Menotti, pero se hizo famoso conmigo”. Del otro lado, se escuchaba: “Bilardo ve el fútbol de espalda”; “Un técnico moderno puede ser un perfecto imbécil”.
En 2016, tras cumplirse 30 años del título de la selección de Bilardo en México 86, LA NACION entrevistó a Menotti. Y se le preguntó sobre aquella selección. “Era un buen equipo, buenos jugadores, no era Maradona solo. Tenía algunos tipos muy especiales, de mucha personalidad, caso Batista, Valdano. Daniel [Passarella] también en su formación”.
Hubo momentos en los que parecían haber formalizado un pacto de no agresión, pero luego volvían a criticarse. El 13 de enero de 1994, Bilardo salió al aire en el programa “Araujo de primera”, por radio La Red, y le preguntaron por su relación futbolística con Mar del Plata, ciudad en donde el Boca dirigido por Menotti estaba haciendo la pretemporada. Pero además había una puja por el fútbol de la Ciudad Feliz, en donde competían con proyectos para llevar a Mar del Plata al fútbol grande. El Doctor empezó: “Si el fútbol de Mar del Plata quiere hacer algo, tiene que trabajar desde abajo. Pero ahora resulta que viene un paracaidista de afuera y quiere hacer algo en un mes. No me extraña, es gente que viene de México mintiendo; de acá de Uruguay, de Peñarol, mintiendo, y van a seguir igual, con el mismo cuento. Es una lástima que haya caído Mar del Plata en esto”. Y un simple disparador podía llevar a diferencias insalvables.
-Te estás refiriendo a Menotti.
-Yo de ‘Rabanito’ no opino, no quiero opinar. Es un tema de él, cada uno puede aportar lo que quiera.
Luego, en la revista El Gráfico, amplió su explicación: “El otro proyecto no tiene futuro porque quieren armar una cabeza y un equipo de primera división sin poner una buena base. Yo quiero hacer lo que hice en Colombia, porque cuando fui contratado por Deportivo Cali, el fútbol colombiano no existía. Alex Gorayeb, que era el presidente del club, cuando venían a jugar a la Argentina pagaban premios si perdían por cuatro goles. ¡No querían que les hicieran cinco!. Eso era el fútbol colombiano antes de que yo fuera. Eso debe ser un ejemplo para los marplatenses.
-¿No tiene futuro el proyecto de Menotti?
-No sirve, lo puede hacer solo el Milan: dice ‘quiero a este, este y este’ y gana el campeonato… Y así y todo, no está garantizado.
-Está condenado a enfrentarse con Menotti. ¿Por qué no pueden convivir los dos proyectos?
-No se puede, porque yo no me puedo sentar con una persona que hizo tanto mal…
-¿Qué mal le hizo Menotti?
-Uhhhh, lee los diarios de hace diez años hasta la actualidad: era una puñalada tras otra. No puñalada, eran golpes tipo bazuca… ¡Me hizo mucho mal! No. Yo no puedo compartir nada con un tipo que me hizo de todo, que me alteró el trabajo, que me quiso matar… no.
-Muchas veces se habló de que le haría mucho bien al fútbol argentino que se acabara la antinomia Bilardo-Menotti.
-Si yo no estoy en ninguna antinomia… Neustadt a mí me llama siempre y me pregunta: ‘¿Vio lo que dijo Fulano de usted?’. Y yo siempre le contesto: ‘Bernardo, usted nunca me llama para decirme que yo dije tal cosa de Mengano’. Porque yo nunca me meto con nadie. Y que quede claro, mi trabajo no lo quiero hacer solo en Mar del Plata; lo quiero en todo el país. Quiero que haya técnicos de Formosa, de Ushuaia, de Bahía Blanca… Mirá que yo recorrí el país ¿eh? Y lo recorrí “ad honórem”.
Menotti le contestó desde Mar del Plata sin guardarse nada, con tonos también durísimos: “Bilardo, pobrecito, me da lástima. Dice una tontería total justamente él, que vino a Mar del Plata a buscar trabajo, a prometer pavadas. Este tipo de manifestaciones no me sorprenden: es uno de los reyes de la incoherencia en este mundo. Lo que dice es tan absurdo que no tiene ningún peso”. Y siguió: “Ahora nombra a Colombia como ejemplo. Colombia lo mejor que hizo fue elegir el camino de la eficacia a través de la belleza, algo que Bilardo rechazó de plano toda la vida. Porque si no vamos a leer, a presentar las notas desde hace 30 años. Estas incoherencias son típicas de un paranoico que dice cualquier cosa, que nunca pudo terminar una frase. Yo lo único que le agradezco al fútbol es que otra vez haya dado muestras de su generosidad y lo sacó de la medicina. Porque no quiero imaginar un diagnóstico hecho por él. Por eso, el fútbol es sabio”.
Las diferencias involucraban a terceros, obvio: “Dice cosas que nunca puede probar, sólo se puede apoyar en cuatro secuaces que le permiten decir una sarta de mentiras sin siquiera desmentirlo. Como cuando dijo que a la Argentina la imitaban todos. Son cosas de la que la gente se ríe. Cuando habla ahora del proyecto de Mar del Plata me da bronca porque utiliza la mentira, que es la táctica de estos personajes nefastos que retrasaron 50 años la historia del fútbol argentino, mantenidos por cuatro obsecuentes de los exitosos. Pero el discurso es tan pobre, tan vulnerable y tan fácil que hasta es divertido polemizar con Bilardo, es un chiste escuchar las pavadas que dice”.
Boca 0 vs. Independiente 1
En 1996, el fútbol los volvió a juntar, pero como adversarios. Uno en el banco de Boca (Bilardo) y otro en el de Independiente (Menotti). El 3 de noviembre, en la Bombonera, festejó el visitante 1-0 con gol de Panchito Guerrero. Una gran foto del lente de Gerardo Horovitz logró incluir en la misma imagen al doctor en el banco xeneize; a Menotti en el de los Rojos y a Diego Maradona arriba, en su palco. La antinomia envolvió también a las tribunas, según publicó LA NACION. “Borombombón, borombombón, esta es la hinchada del Narigón…”, cantaban desde la popular xeneize. “Te vinimo’ a ver, te vinimo’ a alentar, de la mano del Flaco la vuelta vamo’ a dar”, respondían desde la que da al Riachuelo.
En la previa del clásico, la conferencia de prensa del Doctor dejó las cosas claras en cuando a la relación entre ambos.
-¿De qué duelo me hablan? Acá van a jugar Boca e Independiente.
-Enfrente estará Menotti.
-¿Y… qué hay con eso?
-Que toda la vida se criticaron, se lanzaron misiles.
-Yo nunca tiré misiles. Siempre contesté, jamás la empecé.
-Pensemos una utopía: ¿si Menotti lo saluda, usted le extiende la mano?
-No, no, no… Acá pasaron cosas muy feas, declaraciones fuertes, ataques terribles… No se puede pensar en eso. Yo debo concentrarme en cómo debe hacer mi equipo para ganar.
Menotti fue más cauto: “De Bilardo no hablo. Por más vueltas que le den, no hablo. Ahora hay periodistas por todos lados y siempre preguntan por Boca y Bilardo. Ya me cansé, la voy a cortar. ¿A quién le importa esto? Es más importante la disputa Menem-Cavallo o Chacho Alvarez-Duhalde que la de Menotti y Bilardo”.
Tras el partido, Menotti estaba feliz: “Teníamos que ganar y ganamos porque, si dejábamos un par de puntos en el camino, la punta iba a estar demasiado lejos. En esta fecha, todos los que pelean por un lugar importante se llevaron una victoria. A nosotros no nos quedaba otra alternativa. ¡Y por supuesto que estamos contentos!” y agregó: “Manejamos bien la pelota, mejor que Boca. En general, tuvimos el control del juego. Me voy satisfecho con mis jugadores. A ellos les agradezco lo que hicieron. Porque está muy claro que nosotros, los técnicos, tenemos muy poquito que ver en la actuación de un equipo...”
La contracara era Bilardo. “Estoy avergonzado por la situación que atraviesa el equipo. Boca no puede dejar el campeonato en la décima fecha…”, decía –golpeado- en LA NACION el día después. Y entregaba detalles muy buenos en cómo se definió aquél partido, con el gol de Guerrero, tras un tiro libre frontal de Burruchaga que bajó de cabeza Arzeno desde el segundo palo hasta el punto de penal.
-¿Cómo explica que a un equipo de Bilardo le hagan un gol de pelota parada?
-Está bien, pero ¿quién me acostó? Burruchaga, que lo tuve yo acá (señaló el predio del SEC, en Ezeiza) practicando tres años… Yo había dicho: “Burruchaga le tira el centro a Arzeno que es el único que la puede bajar…”
-¿Y entonces?
-Hacía un minuto encima lo habían expulsado a Fabbri, que era quien lo tenía que marcar.
La camiseta no se cambia
Pos partido, Bilardo incluso se enojó porque Dolberg quiso cambiar la camiseta con Cascini y lo impidió: “No, no quiero. No me gusta. Le dije: ‘no pibe… ándate para el vestuario. No se la cambiés, vamos…” Si Cascini quiere la camiseta de Boca que la vaya a comprar al quiosco de la esquina… Para mí, la camiseta de Boca vale oro…”
-¿Cuánto?
-Y… como 30.000 pesos. Hay que enseñarle a cada uno que la camiseta de Boca es sagrada y no se cambia por nada. Gane, empate o pierda. Yo no tengo en toda mi carrera una camiseta de un rival, si siquiera con el seleccionado argentino. El único que puede hacerlo es Maradona, que tiene que salir con 20 camisetas porque todos quieren la de él.
Mucho antes de que el fixture deparara el nuevo enfrentamiento, Menotti había tirado una frase de su filosofía: “Que Bilardo y yo dirijamos acá, para lo único que sirve es para multiplicar el conventillo. Me calienta que cada vez se hable menos del fútbol-juego. Esto que pasa es un reflejo de la sociedad argentina. Los medios venden con los éxitos y los fracasos. Y la sociedad espera análisis, pero también consume porque la ametrallan todos los días. Igual, hay gente a la que no le pueden robar nada. A Norma Aleandro, por ejemplo, no le van a robar las cosas que le interesan. ¡Ni las presta! Pero hay muchos tipos, en el fútbol y fuera de él, que no se dejan robar las cosas: valores, sensibilidad…”
Bilardo y Menotti. Menotti y Bilardo. Dos entrenadores únicos al que sus diferencias, futbolísticas e ideológicas, los llevaron a límites irreconciliables.
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