Mundial Qatar 2022: cómo funciona la cocina de Salt Bae, corte bañados en oro y cuál fue el pedido de “Chiqui” Tapia
Una noche en el ostentoso restaurante del cocinero turco que marcó una tendencia mundial
DOHA (Enviado especial).- Imponente. Sólo así se podría definir la entrada al mundo de Salt Bae en esta ciudad. En el lujosísimo hotel Sheraton en West Bay, sobre la bahía, donde la gente toma sus tragos en piletas frente al Golfo Pérsico, está enclavado Nurs-et Steakhouse, la boutique de la carne asada en Qatar. El cocinero turco conversa con LA NACION en una escenografía perfecta, montada para disfrutar del show del amo de los cortes de carne con láminas de oro, de las piezas que se deshacen con sólo tocarlas. Por eso, allí no hay famoso que no quiera ser parte del gran circo gastronómico que se ofrece, donde la ostentación es parte de la aventura.
El Nusr-Et Steakhouse abrió por primera vez en 2010 y el impacto de su ‘menú dorado’, repleto de platos con oro comestible enamoró a todos... menos a los críticos, que lo acusan de tener precios excesivos sólo porque el anfitrión deja caer la sal por su antebrazo. Tiene sucursales en Turquía, Grecia, Inglaterra, Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, Reino de Arabia Saudita y Qatar. Cada uno de esos lugares fue diseñado para que las celebridades más importantes de cada región puedan pasar por allí. Y en esta oportunidad, con la Copa del Mundo como protagonista principal, la escena para Salt Bae, es perfecta, ya que se lució con cada uno de los famosos que desfilaron por su local.
Su marketing es abrumador, sus redes sociales no dejan de disparar nuevas historias y sabe cómo hacer cada vez más grande su imperio. Aquí compartió un rato en el estadio Al Bayt, con Ronaldo y Roberto Carlos, para después volver a su restaurante y montar su espectáculo: tomar el asado, quitarle las costillas y ponerla sal con su característico gesto de “pelícano”.
Entiende el negocio y no deja cliente sin atender. Hay selfies que él mismo saca para todos, sea celebridad o no. En las últimas horas recibió a Marcelo Tinelli, pero antes pasaron integrantes de la delegación de la Argentina. También estuvo allí Nicolás Tagliafico con su familia, el día que Lionel Scaloni le dio libre a la Selección. El propio Salt Bae contó que le sugirió a Claudio Tapia, el presidente de la AFA, que si Argentina se consagraba aquí, todos los integrantes de la delegación podían ir a celebrar a Nurs-Et.
¿Qué pidió el presidente de la AFA? Estuvo tras el triunfo de la selección de Scaloni sobre Polonia y, según le contó Salt Bae a LA NACION, degustó junto a un grupo de amigos un tomahawk (la pieza de más de un kilo que se vende a 250 dólares -77.500 pesos argentinos-), un asado sellado en la parrilla y cocinado en el horno (71.000 pesos) y un lomo (36.500 pesos).
Pero durante la competencia también recibió a parte del plantel completo de España y a varios jugadores polacos, entre ellos Robert Lewandowski. Hasta Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, se dio el gusto de fotografiarse con él.
Sólo con verlo ingresar a su restaurante alcanza para entender cómo funciona el negocio de este cocinero turco. Da indicaciones a sus meseros, pero cuando llega el momento de las fotos, sabe bien que debe sonreír y levantar su pulgar.
Una noche en el restaurante de Salt Bae en Doha no es una misión sencilla, no sólo porque conseguir reserva es difícil, sino porque es importante saber que una hamburguesa con una cerveza, el plato más accesible de su menú, cuesta 100 dólares. Pero la gente va en busca de otros cortes. Quieren probar su famoso asado y las piezas que ofrece recubiertas por láminas de oro.
Los secretos de Salt Bae
¿Cuáles son los secretos de la cocina de Salt Bae? Para empezar, el cocinero se encarga de aclarar que la carne es de Australia, de vacas que “reciben masajes y toman cerveza”. Es la “excusa” para que una pieza de asado cueste unos 230 dólares, mientras que por un ojo de bife con hueso hay que desembolsar 272 dólares.
No abunda en datos de la condimentación. Guarda también algunos de sus “secretos”, pero sí revela algunas de las técnicas de preparación. El asado, en porciones de tres generosas costillas, se sella en la parrilla, se envuelve en papel (aluminio u oro) y luego pasa diez horas en el horno. Se trata de cocinas de la marca Rational AG.
Le pide a uno de sus asistentes que le traigan una fuente del horno, que de inmediato llega humeante hasta el mostrador. Despega la cobertura y retira los huesos limpios, como alguna vez lo hizo en un famoso video con Diego Maradona. Con sus guantes de latex toma un pedazo que se desarma en sus dedos y lo introduce en la boca de uno de sus clientes.
Los famosos quieren probar el lujo, por lo tanto, muchos de ellos, buscan las piezas con láminas de oro. Un solomillo recubierto por hojas de oro de 24 quilates, vale un poco más de 300 dólares. Un ojo de bife con hueso, pero con láminas de oro también de 24 quilates, hay que disponer de 634 dólares.
Pensar en una botella de vino es hablar de 250 dólares por un Pinot Noir de Nueva Zelanda, o 217 por un Cabernet Sauvignon de Chile. ¿Blanco? Se puede pedir un Chardonnay argentino por US$ 160 o un Chenin Blanc de Sudáfrica por US$ 137. Un postre puede salir US$ 17 (Baklava con helado) o US$ 60 (Golden Baklava).
Se mueven los meseros con celeridad, los cocineros -vestidos con indumentaria de la casa- saben cómo desempeñarse y cuando advierten una cámara dejan que se vea cada una de las piezas que cocinan, mientras que los chefs muestran la misma destreza que el dueño para hacer lucir todo el show montado. Salt Bae se saca una foto más, ordena que le preparen su pote con sal, hace algún chiste, atiende su negocio, ama las cámaras. Así se hizo multimillonario.