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Mundial femenino: Florencia Bonsegundo, la “caradura” que quería ser Maradona
PARÍS.– En el Parque de los Príncipes, gran parte de las 28.200 personas gritaron el miércoles los dos goles de Florencia Bonsegundo. En el festejo mundialista, tras repetir y convertir el penal, el del 3-3 que selló la remontada del seleccionado argentino femenino ante Escocia, la mediocampista llenó su boca de desahogo: en esa corrida eufórica con los labios abiertos y la "o" sostenida como un vuelo eterno, la euforia en la cara y la mano en el corazón, cupieron también el millón y medio de espectadores que siguió el partido por televisión desde algún lugar de la Argentina.
El equipo, que quedó eliminado de Francia 2019 al completarse el resto de los grupos y este viernes emprende su regreso al país vuelve transformado. Las protagonistas del cambio son las jugadoras y desde ahora tienen nombre propio para gran parte del país.
Bonsegundo es una de ellas y trascendió las fronteras de Morteros, la ciudad cordobesa que la vio nacer hace 25 años. Allí donde comenzó a jugar al fútbol con varones junto a su hermano Franco. Seguramente, después de su actuación en este Mundial, quienes no la dejaban participar de la Liga por ser mujer se deben estar arrepintiendo.
El comienzo de la historia de Bonsegundo es el mismo que la de todas las mujeres que quisieron jugar al fútbol: sufrió la discriminación y el sexismo. A Florencia, como a miles, la infravaloraron. Subestimaron a la jugadora que fue uno de los motores de este equipo y que contra las escocesas anotó los últimos dos goles para que la Argentina soñara con la clasificación que finalmente no se dio. El machismo perdió ese partido.
#FIFAWWC | Histórico mundial de @Argentina [R][R][R] [R]2003: 3 caídas (1GF y 15GC)[R]2007: 3 caídas (1GF y 18GC)[R]2019: 2 empates y 1 caída (3GF y 4GC)[R]Logró los primeros 2 puntos y la primera valla invicta[R]Terminó tercera en el grupo[R]Ninguna selección había remontado un 0-3 pic.twitter.com/TQMiZJriWf&— LA NACION Deportes (@DeportesLN) 19 de junio de 2019
"Queremos que esto no sea lo que quede en la historia. Queremos que esto sea el puntapié inicial para los nuevos cambios", dijo la actual volante del Sporting de Huelva. De hecho, ella es una de las nueve jugadoras del plantel que juega en España.
A Florencia nunca podrán apagarle el deseo adentro de una cancha de fútbol. Y eso que a ella también quisieron ocultarle la historia. Cuando tenía 15 años y seguía viviendo en Morteros, desconocía de la existencia de una selección de fútbol femenino. Habían pasado dos años desde que la habían vetado de la Liga. Para sacarse el gusto, la actual número 11 del seleccionado jugaba en el potrero. Ahí, les tiraba caños a los varones.
Hasta que la citaron al equipo nacional, hizo una prueba en la AFA y escuchó –o creyó escuchar, después del entrenamiento– que tenía que volver a la semana siguiente. Flor no estaba segura de la novedad: ese mismo día su mamá la había llamado para avisarle que su abuela había fallecido. Su cabeza estaba en otro lado, pero eligió no mostrar su dolor y prefirió no consultar. Siete días más tarde viajó desde Córdoba a Buenos Aires y cuando llegó a Ezeiza le preguntaron qué hacía ahí. Su nombre no aparecía en la nómina de las que esperaban.
Para no perder aquel viaje la invitaron a jugar y después le dieron el dinero para que se pagara el pasaje de vuelta. Cuando contó lo sucedido en su casa, su papá le dijo una frase: "¡Sos caradura, eh!". Un rato después recibió un mensaje en el que le confirmaban que había quedado entre las convocadas.
"Caradura" se llama el cuento que la socióloga y escritora Gabriela Garton retrató en el libro "Pelota de Papel 3" y que cuenta un tramo de la vida de Bonsegundo, una futbolista que pateó también cabezas de muñecas. Garton, que además trabaja en el Conicet, fue una de las tres arqueras del plantel.
"¿Hija, por qué tenés esa cara de enojada si te estamos haciendo un regalo?". Su mamá y su papá le hicieron la pregunta cuando tenía 5 años. Le habían obsequiado una muñeca. La Flor niña no sabía cómo explicar que lo que ella quería era una pelota, que lo que le gustaba era gambetear, que cuando fuera grande quería ser como Diego Maradona.
El penal que selló el resultado
#SomosArgentina | #SCO 3-3 #ARG | ¡Penal para @Argentina! Florencia Bonsegundo fue la encargada de patearlo y con un potente misil empató el partido ¡#VamosLasPibas!Mirá el Mundial de #Francia2019 EN VIVO en https://t.co/GYiXqRdYsY??[R][R] #FIFAWWCpic.twitter.com/JHuiX76oON&— TV Pública Argentina (@TV_Publica) 19 de junio de 2019
El recorrido de Bonsegundo es vertiginoso, similar al que tiene en la cancha cuando empieza una carrera veloz que no se sabe dónde terminará. Hasta hace apenas un año se levantaba a las siete de la mañana para ir a trabajar en el local de ropa deportiva del Club UAI Urquiza, que era su equipo y donde antes había cumplido tareas en el servicio de limpieza de la universidad.
Después de cinco temporadas allí –fue campeona en los torneos de 2014, 2016 y 2018– migró hacia la Liga española. Su transformación futbolística es evidente desde que el fútbol es su única forma de vida.
Bonsegundo rinde más y juega mejor. Pero también está más convencida que nunca de la lucha de las futbolistas argentinas y de este presente en clave de revolución. "Mis dos palabras preferidas son orgullo y cambio. Desde el primer partido en este Mundial quedó demostrado que la Argentina tiene material, y de sobra. Necesitamos tener mejores condiciones para desarrollarnos y que nos dejen jugar al fútbol con libertad", asegura.
"Estamos imponiendo un cambio maravilloso no solamente en lo deportivo sino en lo cultural. Yo de acá me voy con la frente bien alta y llevando a mi país en el corazón", agregó Bonsegundo. Y contó que después de medio año en el fútbol español notó que las transformaciones en la Argentina tienen que llegar rápido: "Nos estamos quedando en el tiempo y los demás nos están ganando no solo en lo deportivo, sino también como sociedad".
En la tarde del viernes, poco después de las 18 de París, la selección que dirige Carlos Borrello emprenderá su regreso. Se despide de Francia con la certeza de haber quedado como el primer equipo en la historia de los Mundiales femeninos organizados por la FIFA que logra remontar una desventaja de tres goles e igualar un partido.
Bonsegundo tuvo mucho que ver con eso. Pensar que protagoniza esta historia por haber sido caradura.
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