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Mundial de Qatar 2022: el seleccionado argentino de hinchas también jugó su torneo, con Carlos Bilardo como estandarte
Se contactaron por redes sociales y cinco países participaron del certamen
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DOHA (De un enviado especial).- Una escuela como escenografía, un ómnibus amarillo en el estacionamiento, poco ruido, muy poco ruido. Un acento mexicano se funde con el de un inglés, más lejos árabes hablan con un español. Se divierten, pero se concentran en lo que va a pasar. De fondo se invoca a Carlos Bilardo y se advierte que los argentinos están copando la escena. “Hot water”, le grita un muchacho enfundando en una camiseta con la estampa de Maradona en el pecho a un qatarí que pasaba por el lugar. Necesitaba arrancar con la ronda de mate. Aquí, en la Academia Deportiva de Al Rayyan, se respira fútbol, se preparan como profesionales, no les importa la cantidad de cerveza que la noche anterior en el Fan Fest lograron tomar. Acá se trata de defender los colores, porque los hinchas de varias nacionalidades consiguieron organizar su propia Copa del Mundo. Sí, así de simple y concreto, contactos que comenzaron en Rusia 2018 para jugar un partido amistoso entre fanáticos de diferentes nacionales, finalizó 4 años después, con la organización del “Mundialito de hinchas”.
Los organizadores de toda esta movida son México y la Argentina. Por eso los dos equipos se prepararon especialmente y se los advierte más “profesionales” que los demás. Todos con las camisetas de sus seleccionados y con apellidos correspondientes. Llegaron a la definición de la competencia y en las semifinales se midieron con Inglaterra y España, respectivamente. Claro, los rivales no parecían tan preparados, porque no abundaban los botines y los juegos de camisetas tampoco era todos iguales.
Los argentinos llegaron a la definición después de vencer, en el primer día de la competencia, a Bangladesh por 5-1, después a Inglaterra por 3-2, igualar con México 0-0 y superar a España por 5-3. “Vamos muchachos, concentrados, nada de pavadas”, grita Machu, Maximiliano De Donato, el DT del seleccionado argentino de hinchas. Detrás se escucha que el Fan Fest dejó algunas secuelas y que Uriel, el zaguero del equipo, se olvidó los botines…
Se acerca Federico Méndez, el capitán del equipo y se muestra muy conectado con todo lo que sucedió con la organización: “Nació esta idea en Rusia, queríamos organizar un amistoso contra México y salió bueno, entonces pensamos en que estaría bueno organizar un Mundialito con los hinchas. Empezamos a contactarnos con fanáticos de otras selecciones, por redes sociales y así surgió la idea”.
La realidad es que la organización así implica mucha voluntad de todas las partes. Reunieron a los equipos, eran 8 y se les bajó a último Qatar. A pesar de esas cuestiones lograron reunir los 400 dólares por equipo para poder pagar el alquiler de las canchas y los honorarios de los árbitros que trabajan en ligas de fútbol amateur en esta ciudad.
Se piden las vendas para evitar lesiones, se pasa el mate de mano en mano y se escucha que el “Ruso”, uno de los más activos para colaborar con el armado de la formación titular, grita: “No se olviden que colgar los trapos en los alambrados”. Desde el costado de la cancha ordena, ayuda, alienta, habla con el árbitro… En realidad, todos lo hacen, el equipo argentino no puede evitar esas mañas cuando las entiende necesarias.
Llegó el primer gol argentino en una distracción de España que se demoró en hacer los cambios, el árbitro habilitó para y tras un tiro libre Leo Civelli marcó. “Muy bien muchachos, vamos el Doctor [por Bilardo] estaría orgulloso de ustedes. Es más, en este momento está emocionado”, se escuchó que gritó uno de los suplentes del seleccionado argentino y estallaron todos entre risas.
Segundo gol argentino, con un saque de la mitad de la cancha, protestas, expulsiones, abandonos de partidos, condonaciones de penas, chistes, enojos y la sensación de que por momentos se les pueda salir la organización de control. Un árbitro, contratado, que no pareció tener bajo control muchas de las situaciones del partido y los futbolistas, en realidad los hinchas, se aprovecharon de esa debilidad.
Distracciones, más enojos, alguna jugada sobrada de más y la primera alerta con el descuento. Tranquilidad, cero. Gabo, que llegó hasta aquí desde Burzaco, se desentendió del partido y le dio un “bosho” [una especie de bizcochuelo que se come aquí] a Leo, el goleador que había dejado ya la cancha. Ellos parecían en otra cosa. Más gritos, los mexicanos listos para la final miraba en el partido, los ingleses se sumaron para vivir el cierre y se quedaron con la definición. Empate de España, penales y la eliminación de los argentinos.
Silencio, algún que otro enojo. “Somos unos verdes”, dice Machu. “No hay que regalar nada viejo”, se suma Giachello, el autor del segundo gol argentino. Se abrazan otros, vuela una botella de agua al medio porque Federico, el capitán está que vuela. Se rompe la bronca cuando se escucha: “Nuestro técnico es Lionel Scabioni, cómo quedó después del Fan Fest”, las risas se multiplicaron y cambió el aire. Ya nadie estaba pendiente que finalmente se quedó con el título. Es que a los argentinos entre carcajadas sólo los preocupaba “que no se entere el Doctor. Se nos tiene que caer la cara de vergüenza”.
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