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Mourinho recargado: el deseo que le resta por cumplir como entrenador, su salida de Real Madrid y “la superficialidad del fútbol”
A punto de cumplir 25 años como DT, el portugués hizo un repaso de algunos de los puntos salientes de su carrera
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José Mourinho va camino a cumplir 25 años como director técnico, desde que en 2000 asumió como principal responsable de Benfica, tras haber sido ayudante de campo y también traductor de Bobby Robson en Barcelona. Fenerbahce, a partir de julio de este año, es el décimo club europeo que tiene a su cargo, en una actividad que lo tiene casi como un workaholic, con pausas que nunca llegaron a un año entre que dejó a un equipo y asumió en otro. Cerca de los 62 años (los cumplirá el 26 de enero), se deja seguir absorbiendo por el fútbol. “Hace un par de semanas, tres días después de mi operación laparoscópica de vesícula volví al trabajo porque es lo que más amo”, expresó en una entrevista con Corriere Dello Sport, publicada el último día de 2024.
Al ir al fútbol turco, Mourinho era consciente de que salía de la elite que transitó durante tantos años en España, Italia e Inglaterra. “Podría haber esperado una oportunidad perfecta o ideal, pero para mí era impensable tomarme un año de descanso. Le dije sí a un club [Fenerbahce] que me quería mucho y me lo demostró desde el primer día. Amo el fútbol y mi trabajo. No quiero esperar ni pedir permiso”, se justificó.
Campeón en las ligas de Portugal (Porto), Italia (Inter), España (Real Madrid) e Inglaterra (Chelsea), es el único entrenador que conquistó las tres copas continentales que organiza la UEFA: Champions League (Porto e Inter), Europa League (Manchester United) y Conference League (Roma). En su currículum figuran 26 títulos. Al igual que Pep Guardiola, su némesis en cuanto a estilos futbolísticos, se plantea el desafío de entrenar por primera vez en algún momento a una selección nacional. “Quiero dirigir en una Eurocopa o una Copa del Mundo y unir a un país alrededor de un equipo, como ya lo he hecho muchas veces con los clubes. Quiero hacerlo por el fútbol y lo que este deporte representa. Será increíble”, fue su deseo.
En su carrera, los momentos más volcánicos fueron cuando en Real Madrid rivalizó con el Barcelona de Pep Guardiola. Una contienda con condimentos futbolísticos que se trasladó fuera de las canchas con chicanas verbales y acusaciones cruzadas. Es célebre la explosiva frase de Guardiola en la sala de prensa del Santiago Bernabéu antes de un partido por la Champions League. Hastiado de las provocaciones de su colega portugués, el DT catalán estalló: “Mou es el puto amo”.
Ese clima beligerante era lo que quería Florentino Pérez, presidente de Real Madrid, obsesionado con contrarrestar la imagen idílica que transmitían Guardiola y su equipo. Los arrastró hasta llevarlos al barro. Medios españoles comentan que Florentino, presidente desde 2009, aun añora a Mourinho y siempre lo tiene como un candidato para volver.
En la entrevista, Mourinho reconoció como un error su decisión de irse de Real Madrid a mediados de 2013, a pesar de la insistencia de Florentino para que continuara. “Si hablamos de partidos, me arrepiento de muchos, porque cuando perdemos siempre pensamos que podríamos haberlo hecho de otra manera, y perdí muchos juegos. Ahora, si hablamos de opciones profesionales, rechazar la propuesta de Florentino Pérez. Me dijo: ‘Mou, no te vayas ahora, ya has hecho lo difícil y ahora viene lo bueno’. Sabía que sería así, quedarme habría sido la decisión correcta, pero después de tres años en España, con grandes dificultades, quería volver al Chelsea. Fue una elección emocional”, se explayó.
La otra equivocación que admitió Mou en la gestión de su carrera fue no alejarse de Roma después de la conquista de la Conference League, en 2022. Luego de ese título convenció a Paulo Dybala para que se sumara al plantel, tras quedar libre en Juventus. “Debería haberme ido de Roma luego de la final en Budapest (Conference League). Después estuvo el desastre de Anthony Taylor [el polémico árbitro de la final de la Europa League que Roma perdió con Sevilla]. Debería haberme ido de Roma, no lo hice y estuve mal. Nunca volví a ver jugar a la Roma, pero sí al Inter”, expresó Mou, despedido por el club de la capital italiana en enero de este año, tras perder el clásico ante Lazio y sufrir otra derrota contra Milan.
Obsesivo del fútbol, la mayor alegría de Mou en este año no estuvo vinculada con su profesión: “Lo mejor de 2024 fue la boda de mi hija. Fue un momento maravilloso y estoy muy feliz por ellos”.
De lengua filosa, Mou se reservó un último comentario de su sello: “Buenos entrenadores que no saben ganar, expertos en redes sociales y personas con poder de decisión que saben tanto de fútbol como yo de física del átomo. El fútbol es el reino de la superficialidad y de los estereotipos. Y una etiqueta no se le niega a nadie”.
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