Mora: un año después, el goleador tuvo su desahogo en Mendoza

MENDOZA.– Fue como deshacer el hechizo. Un año después de aquel festejo frente a Patronato, Rodrigo Mora regresó al centro de la escena para llenarse la boca de gol. Como ante los entrerrianos, el uruguayo dio la estocada en un estadio del interior. En el Malvinas Argentinas se desahogó quien en la antesala del partido con Godoy Cruz le confesaba a la nacion que “deseaba volver al gol y no parar más”. Lo hizo después de peinar un córner ejecutado por Pity Martínez; lo festejó sin ensayar aquella famosa ametralladora con la que hacía delirar a los hinchas, pero con un gesto de felicidad. Nunca dejó de sentirse importante, aunque la experiencia le señala que a excepción de algún imponderable, la fórmula ofensiva a la que apela el director técnico Gallardo es la que componen Driussi y Alario.

Las conquistas en partidos amistosos no le saben lo mismo a Mora. El charrúa hizo goles que quedarán en el recuerdo: qué simpatizante no tiene grabado aquel agónico tanto frente a Tigres, en Monterrey, que le posibilitó a River tomar oxígeno cuando el sueño de la Copa Libertadores 2015 parecía desvanecerse en la etapa de grupos. Y aunque anotar en cualquier circunstancia siempre le ofrece un fortalecimiento a los delanteros, Mora no se conforma con esas participaciones de segundo orden. “Cuando me toca entrar doy todo para demostrarle al técnico que estoy, que quiero recuperar el lugar, que quiero jugar y que no me da lo mismo estar afuera o no”, explicaba en la charla. Lo hizo notar: saltó desde el banco de los suplentes a los 26 minutos del segundo tiempo y, 11 minutos más tarde, con una peinada, le cambió la trayectoria a la pelota y descolocó a Rey.

Alguna semejanza tuvo este grito con el último. La pelota viajó desde el mismo lugar de la cancha –el vértice derecho–; aquella vez, el lanzador fue D’Alessandro y ahora Pity Martínez, quien tomó en parte la posta que dejó el talentoso estratego. Mora, con olfato, rastreó el error: si los paranaenses se durmieron –apareció en soledad para definir con una media vuelta–, anoche capitalizó un resbalón de Abecasis para marcar.

“Tengo muchas ganas de superar lo que me viene pasando, de ser suplente, que a ningún jugador le gusta”, dijo con una media sonrisa hace unos días atrás, un gesto típico de quien ensaya un gesto cómplice y a la vez un lamento. Con su gol, River sumó tres puntos fundamentales para no desprenderse del lote de punta y él encontró un desahogo personal.

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