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Miguel Brindisi. "Dos veces sentí impotencia en una cancha y las dos en 1974: una contra el Trinche, y la otra contra Holanda"
Miles de amantes del fútbol en la Argentina no dudan en señalar que fue el mejor ocho de la historia en este país. Se destacó en Huracán, en Boca y en la selección nacional. También fue un entrenador exitoso. Con una vida ligada al balón, Miguel Angel Brindisi es palabra autorizada para describir cientos de momentos en este deporte. Al cabo, es otro personaje que busca recordar con cariño a Tomás Felipe Carlovich, ese genio del que todos hablan pero al que muy pocos vieron. "No tengo ninguna duda: Trinche fue el Maradona de los finales de la década del '60 y los inicios del '70. Más que al fútbol, él jugaba a la pelota".
En abril de 1974 Brindisi fue parte del recordado compromiso en el que Carlovich bailó al seleccionado argentino que se preparaba para disputar el Mundial de ese año. Curiosamente, las fechas se entrelazan en los recuerdos del ex futbolista. Porque Miguelito en esos meses viajó a la gran cita en Alemania como una de las principales referencias con la camiseta celeste y blanca, pero fue uno de los tantos que regresaron cargados de decepción tras la eliminación en la segunda fase.
Y aparecen las memorias de una exhibición fantástica de la selección holandesa que se convirtió en la naranja mecánica. "Dos veces en mi vida sentí impotencia adentro de una cancha de fútbol: la primera en esa noche en la que jugamos contra el combinado de Rosario. Nos dieron un baile atroz de la mano del Trinche. Una cosa impresionante. Fue un monstruo. Parecía el dueño de la pelota, la gastaba, hacía lo que quería. Y la otra resultó en la previa del Mundial, cuando enfrentamos a la Holanda de Johan Cruyff y perdimos por 4-1. Solamente aparecimos en la foto", asegura a LA NACION. Un mes después, el mismo equipo europeo volvió a golear a la Argentina (4-0) en la cita mundialista.
Las palabras de Brindisi no hacen más que reflejar la fantasía en el fútbol de Carlovich, su habilidad endemoniada, esa zurda dispuesta a ponerle magia a los movimientos. Un personaje capaz de colocar de rodillas a once futbolistas de renombre que se preparaban para viajar nada menos que a un mundial. "Creo que Carlovich fue como Houseman, de esos tipos que traían el potrero al campo de juego. Y dentro de ese espacio ellos se dedicaban a jugar a la pelota. Simple, así de sencillo. Al Trinche lo admiré y lo respeté muchísimo. Y lo quiero tener presente", explica Brindisi, que en el año 2018 sacó su biografía "Por el andarivel del 8", escrita por el periodista Rodolfo Chisleanschi.
Dentro de las comparaciones, Brindisi, de 69 años, no tiene reparos a la hora de los elogios. "Carlovich era como Maradona. Era un jugador que le daba sentido al fútbol porque lo interpretaba al 100%. Le ponía un sinónimo a lo que significa este deporte: hay que jugarlo, hay que entrar a la cancha y jugar. No lo traicionó nunca y vivió como jugó: siendo muy feliz y a su manera", dice.
En ese partido de 1974 el combinado de Rosario recibió al seleccionado nacional en el último amistoso previo al Mundial de Alemania. La cita se dio en el Parque Independencia. Los entrenadores eran Juan Carlos Montes y Carlos Timoteo Griguol, de Newell's y Rosario Central, respectivamente. Apenas un futbolista sobresalía del resto por no pertenecer a los dos clubes más populares de la ciudad: Carlovich. "No se murió, yo siempre digo que se van a tirar caños al cielo, como esa vez que despedí a mi amigo Houseman", finaliza Brindisi.
Cabe recordar que de aquello no hay filmaciones que hayan dejado un registro; los medios nacionales no estaban enfocados en el partido. El combinado rosarino formó con Biasutto; Jorge González, Pavoni, Capurro y Mario Killer; Aimar, Carlovich y Zanabria; Robles, Obberti y Kempes. A algo menos de dos meses de su estreno en el Mundial, la selección, dirigida por Vladislao Cap, se presentó con Santoro; Wolff, Togneri, Sa y Tarantini; Brindisi, Telch y Poy; Houseman, Potente y Bertoni.
Distintos protagonistas del partido le confesaron a este medio la magnitud de lo que Carlovich consiguió aquella noche."Lo recuerdo en su esencia, como a ese jugador que deslumbró a todos manejando la pelota de la mejor forma. Y en ese partido que jugamos en Rosario saltó a la fama y rompió las estructuras. Ahí lo vimos en un gran momento, y de primera mano", exaltó Mario Kempes.
"Pocos partidos me quedaron en la memoria por ver a un futbolista jugar de la manera en la que lo hizo el Trinche aquel día. Desde que entró a la cancha hasta que lo sacaron dio una clase de fútbol, de técnica, de personalidad. Era impresionante, una muestra cabal de lo que es un clásico futbolista argentino. Era un bohemio hermoso al que vamos a extrañar muchísimo", subrayó Alberto Tarantini. "Hasta ese día en la cancha de Newell's yo jamás lo había visto, y fue la única vez que lo tuve enfrente. Nos ganaron con claridad y el Trinche jugó realmente bien, se destacó mucho al lado de Kempes. Fue una leyenda del fútbol rosarino. No tengo dudas de que Carlovich alegró los corazones de la gente", destacó Francisco Sa.
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