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Boca - River: Miguel Ángel Russo como DT xeneize y la cuenta pendiente de ganar un súperclásico
Con las semifinales de la Copa Libertadores a la vuelta de la esquina, el superclásico que se jugará este sábado en la Bombonera (desde las 21.30) para algunos tiene un grado de expectativa mucho menor con respecto a lo que ocurrirá dentro de cuatro días y en la siguiente semana, cuando Boca se enfrente a Santos, de Brasil. En Miguel Ángel Russo hay sensaciones muy diferentes, no hay punto de comparación. Claro que estar a un par de pasos de volver a ser campeón continental es lo más importante, pero toparse con River después de tanto tiempo también será especial. Y es que tiene una cuenta pendiente. No con el hincha, pero sí –probablemente– lo sienta en su interior.
Porque conquistó la última Libertadores que pudo ganar el xeneize, en 2007, con un nivel superlativo de Juan Román Riquelme (hoy el líder del Consejo de Fútbol que volvió a contratarlo como técnico del club trece años después) y ganándole la final a Gremio con el mayor global de la historia del certamen (5-0). En su vuelta, armó un gran equipo que logró quedarse con la Superliga en marzo de manera arrolladora y relegando al clásico rival al segundo puesto. En cuanto a títulos, Russo tiene mucha tranquilidad más allá de que su ambición de seguir agigantando la historia de la institución boquense se mantiene fuerte. Sin embargo, en el ‘debe personal’ está justamente el superclásico.
En 2020 no le tocó enfrentarlo, pero en aquel primer ciclo exitoso que comenzó hace catorce años lo tuvo cara a cara en cuatro oportunidades, entre amistosos y compromisos oficiales correspondientes a los torneos locales. En ninguno de ellos pudo imponerse e, incluso, salió perdiendo en varios. Por eso, en un inédito enero que le da continuidad a los compromisos oficiales del año pasado, Russo dirigirá su quinto Boca-River. Obtener hoy los tres puntos ante un rival con el que llega puntero del Grupo A de la Zona Campeonato de la Copa Diego Maradona (ambos con siete unidades) y que le permita acercarse, además, a disputar la final doméstica, también le generará una confianza extra al entrenador de cara a los partidos internacionales que se avecinan. Ganarle a Marcelo Gallardo, una de las pesadillas de los últimos años para Boca, también tendrá un sabor especial. Sería, además, un combo necesario para la inyección anímica de todo el plantel.
Russo, en la intimidad, no habla de revancha, pero sí de la necesidad de sacarse la espina de no conocer lo que es ganarle al millonario dirigiendo a Boca. Aquel 2007 comenzó algo pesimista en los antiguos amistosos de verano, ya que Russo había estrenado su etapa con una caída ante Independiente en Salta y el paso siguiente era el primer superclásico, en Mar del Plata, el 20 de enero: lo derrotaron 2-0, con un gol de Radamel Falcao de contragolpe y un cabezazo de Diego Galván, ambos en el segundo tiempo.
El gol de Ledesma a River en 2007
El entrenador repetiría, doce días después, la titularidad de varios ídolos como Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto, Rodrigo Palacio, Sebastián Battaglia y Hugo Ibarra, entre otros nombres que, meses posteriores, se harían grandes al consagrarse otra vez campeones de América. Eso sí, sin la presencia de Riquelme, que se incorporaría al plantel en ese mismo febrero. Pese a aquello, fue 1-1 en Mendoza, gracias al gol de cabeza de Palermo y la igualdad de Paulo Ferrari. Pero, en la definición por penales, perdió 6-5 por los remates que Juan Pablo Carrizo le atajó a Bruno Marioni y Andrés Franzoia, y el que desvió Clemente Rodríguez.
Llegaba el momento de verse las caras por los puntos. Primero, el 15 de abril, por la fecha 10 del torneo Clausura. Ahora sí con Riquelme en el campo de la Bombonera y la inclusión de un juvenil Ever Banega que se transformó en una de las figuras de ese equipo, volvió a repetir el mismo empate (1-1): el gol de Pablo Ledesma a los 45 segundos del partido no pudo ser un envión decisivo para conseguir más goles y Mauro Rosales emparejó el duelo apenas comenzado el segundo tiempo.
El 7 de octubre le tocó ir al Monumental, por el encuentro N°13 del torneo Apertura. Ya sin Román a disposición, al que se le había terminado la cesión a préstamo desde Villarreal cuando levantó la Copa Libertadores y recién volvería de forma definitiva a fin de año. La actuación del equipo de Russo fue pobre, la pasó mal ante un River que hasta se lució con varios lujos y se fue derrotado por 2-0. Los goles, ambos en los primeros 45 minutos, los hicieron el colombiano Falcao y Ariel Ortega, de penal. Fue tal la pesadilla que Banega se fue expulsado con dos amarillas poco antes del entretiempo.
No por nada, Miguel Russo se animará a poner desde el inicio a varios titulares que también jugarán cuatro días después frente a Santos, nada menos que la ida de una semifinal de Copa Libertadores. Se arriesgará a sufrir algún imponderable, pero tiene intenciones serias de ganar su primer superclásico que además le daría un gran impulso en el torneo local.
Russo no tuvo buenas experiencias frente a River en un 2007 que, igualmente, fue inolvidable para los hinchas de Boca. Ahora, abrirá el 2021 con la posibilidad de quitarse la espina y soñar con hacer más grande el cariño que le tienen los fanáticos xeneizes.
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