Migliore contó detalles de su días en la cárcel: "Entré con ropa de San Lorenzo y me crucé con cinco de Huracán"

-¿Vos sos Juan Pablo Migliore?- le pregunta un policía en la puerta del vestuario del Nuevo Gasómetro, minutos después de la derrota 1-0 de San Lorenzo contra Newell's.

-No, me llamo Pablo Alejandro Migliore- responde el arquero del Ciclón.

-Porque tengo una orden de captura para Juan Pablo.

-Qué sé yo, andá a buscarlo a otro lado

-Tengo que detenerte

-Bueno, dale, pero ¿para qué todo este circo? Vos me podés citar y yo me presento.

Así, con este diálogo y un fuerte operativo policial, que incluyó a decenas de agentes y hasta un helicóptero, Pablo Migliore quedó detenido el 30 de marzo de 2013 por presunto encubrimiento de un homicidio. Una detención que se extendió por 40 días, en los que el ex arquero de Boca, Racing y Huracán, entre otros, permaneció en el penal de Ezeiza, lejos de su familia y a la espera de una liberación que se hizo esperar. "Por eso te digo que estuvo todo muy armado", dice hoy el Loco, que pone como argumento el error en el nombre cuando lo detuvieron.

Ya como un simple recuerdo de su maratónica carrera, Migliore habla de aquellos días como un quiebre en su forma de ver la vida, como un aprendizaje que jamás olvidará. Hace unos meses, en una extensa entrevista con @Arroban, por FXTV, el arquero contó detalles de sus días en la cárcel. "Lo más grave de todo es que acá murió una persona", aseguró, con una seriedad que aparecía con intermitencia en la charla.

Podía estar lleno de oro, pero lo que más me dolía era estar lejos de mi familia. Estuve sin ver a mis hijos y a mi señora por mucho tiempo

La primera aclaración apareció cuando le preguntaron si es amigo de Maxi Mazzaro, el barrabrava de Boca acusado del asesinato y que permaneció prófugo durante su detención. "Yo era amigo de Maxi Mazzaro. Vamos a la realidad: yo quedé pegado por una situación sin nada que ver, sin comerla ni beberla. Yo no soy nadie para decirle que se entregue, pero quedé pegado. De última, llamá a mi casa y preguntá si necesitan algo. Porque yo tengo dos criaturas. Si yo no estoy, ¿quién lleva el plato de comida a mi casa? Y yo me tengo que comer esto por vos de onda", sostuvo.

Las sorpresas no tardaron en decir presente. "Yo estaba con la ropa de concentración, conjunto, campera y pantalón, de San Lorenzo. Así caí a Ezeiza. Llegué y me recibieron los pibes, todo bien. Al otro día me levanté y, como no tenía más ropa, me puse la misma. Salí al patio y lo primero que me cruzo es a cuatro o cinco tipos con camperones de Huracán. Y me dije: 'No me digás, qué mala suerte tengo yo. Me compro un dólar y baja el lunes'. Me quería morir. "Ya fue, banco acá', pensé. Pero nada que ver. Se acercaron y me dijeron: 'Todo bien, loco, mirá que acá es otro palo. Esto es para que hables por teléfono, esto es para vos, olvidate'. Ahí entendí que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Yo entendí que no era del palo", recordó Migliore.

El flamante arquero de Almirante Brown reconoció que sus días en prisión lo ayudaron para empezar a valorar otras cosas. ¿Cómo cuáles? "La importancia que vos le das a un cable, a un alargue. Son cosas que ves como cotidianas y no les das importancia, pero ahí sos feliz con eso, con tener luz. Vos ahora tenés el teléfono y hablás con 200 personas. Yo tenía que esperar hasta las 10 de la noche para hablar por teléfono porque era más barato. El hecho de comer comida, comida de verdad. Si bien yo no era del palo, las cosas las vivía como cualquier otra persona que haya hecho una re cagada. Esas cosas las valorás. Podía estar lleno de oro, pero lo que más me dolía era estar lejos de mi familia. Estuve sin ver a mis hijos y a mi señora por mucho tiempo", contó.

Migliore tenía los mismos privilegios que los otros presos: ninguno. El único contacto cotidiano con el mundo exterior era un televisor que había en el pabellón. "Te cae la ficha cuando se lesiona Messi. Cuando pasó lo mío, estaban todo el tiempo en los canales hablando de eso, las 24 horas. Y vos pensás: 'Ya se va a solucionar, el juez debe tener un poco de presión mediática, ya consiguió lo que quería'. Pero después se lesiona Messi y de vos no habla nadie. Y decía: 'Yo estoy acá, amigo'. Ahí te cae la ficha", cerró.

Otros temas de la charla

Juan Román Riquelme. "Un gran jugador, como persona lo he tratado muy poco. Conviví con él muchas veces, pero él se hace de uno o dos y no entrás. ¿Así pasó con Palermo? No sé porque la verdad es que se llevaban 11 puntos. Román entraba al vestuario y al único que le daba la mano y un beso era a él, el resto estábamos pintados".

Los vómitos en pleno partido. "Yo estaba internado. Pero Caruso me mandó a buscar con su médico, que le da el alta a todos. Claro, llegó a Racing y dijo: "Yo traigo mi médico". Los técnicos muchas veces hacen eso. Ramón Díaz también lo hace. Porque ellos piensan muchas veces que el jugador se tira a chanta. Yo me acuerdo que estaba internado, tenía 42 grados. "¿Qué te pasa? Ahora te mando al médico", me dijo Caruso. Llegó el tipo y me avisa: "¿Cómo andás? Hoy nos vamos, eh". Después me dio una pastilla, no sé el nombre, con el número 1000. Una verde, así de grande. La partí como en cuatro para comerla. Yo estaba blanco. Le pedía que me sacara y me decía que no".

Su debut en Boca, con sorpresa

jp/ae

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