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México 86: el día del Gol del Siglo, contra Inglaterra, con las camisetas cosidas a mano horas antes del partido
La firma francesa Le Coq Sportif, que vestía a la selección, no tenía modelos azules que liberaran la transpiración y se compró un juego de camisetas de urgencia
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Pasar por algo así sería inadmisible en este momento. Ya sea por un torneo profesional, sea de la categoría que sea, y menos organizado por la FIFA. De todas las historias de la selección argentina campeona en México es, probablemente, la más insólita. Inverosímil.
Sobre una mesa de ping pong cuatro empleadas del club América de México, vestidas con sus uniformes de color rosa, están zurciendo camisetas. Más precisamente, están cosiendo los escudos de la AFA sobre unas camisetas azules de Le Coq Sportif. El video puede verse en el documental “La historia detrás de la Copa”. Se lo ve pasar a Jorge Burruchaga y dice: “Mañana jugamos el partido y todavía están cosiendo las camisetas. Si salimos campeones nos tienen que hacer un monumento”, dice con ironía.
El registro en video es de la noche del 21 de junio de 1986, apenas 12 horas antes del partido contra Inglaterra. ¿Qué había pasado?
La Argentina tenía contrato con Le Coq Sportif desde 1979. Para ese Mundial, Carlos Bilardo, que suele estar al tanto de cada detalle, había pedido camisetas confeccionadas con el sistema Air-Tech. El diseño, conocido también como panal de abejas, tiene un formato que permite que el aire circule entre la tela y el cuerpo. La transpiración se escurre y no se pega la indumentaria a la piel. Una condición fundamental para el Mundial de México, ya que los partidos se jugaron, en mayor medida, en el mediodía del Distrito Federal, y con muy elevadas temperaturas.
En la primera rueda, la selección jugó siempre con esa camiseta en celeste y blanco. Pero en los octavos de final, ante Uruguay, y como suele suceder para evitar confusiones, ambos usaron ropa alternativa. Los charrúas una blanca, en lugar de la tradicional celeste, y la Argentina la azul.
El problema es que Le Coq Sportif sólo utilizó el Air Tech en las camisetas principales, pero no en las azules. Sin este beneficio la ropa acumula los líquidos y su peso aumenta y los poros no liberan correctamente la transpiración. Los jugadores terminaron el partido muy cansados.
Bilardo no quiso repetir la experiencia y se negó a jugar con esas camisetas ante los ingleses. Rubén Moschella, dirigente de la AFA encargado de estos asuntos, le mostró las camisetas que tenía y le explicó que la firma francesa no tenía otras. Y que no las iba a fabricar. Menos en tan poco tiempo. “Yo pedía caladas y estas no son caladas”, se quejaba amargamente el entrenador.
El entrenador tomó una camiseta, una tijera y empezó a perforar la ropa: “Ves, así quiero, que sean caladas”. Lo que siguió fue que Moschella tuvo que salir a buscar ropa de Le Coq Sportif por el DF. Recorrió varios locales de ropa deportiva y encontró dos modelos aproximados a lo que la Argentina podía usar y que tuvieran en stock la suficiente cantidad para jugar los partidos. “Uno era brillante, como usaban la mayoría de los equipos del Mundial y otro más opaco”, contó Moschella.
Se los llevó a Bilardo, pero el técnico seguía disconforme. En medio de una nueva discusión, Diego Maradona pasó cerca y dijo: “Esta es linda, Carlos”, señalando la brillosa.
Con la aprobación del capitán, empezó la segunda parte del proceso. Hubo que conseguir escudos de la AFA, para cumplir con las normas reglamentarias. Pero el diseño del escudo había cambiado poco tiempo antes los que se conseguían en México no tenían los laureles rodeando la insignia. A esa altura no importaba, había que seguir adelante.
Tampoco se consiguieron números similares a los que se habían utilizado hasta ese momento, hubo que comprar de urgencia unos que se usaban por entonces en el fútbol americano.
Cuando Moschella consiguió reunir todo el material, había que conseguir personas que pudieran coser las camisetas y se le pidió el favor a las empleadas del club América. Terminaron el trabajo horas antes del partido. Una odisea improvisada e insólita en medio de una Copa del Mundo, aunque sólo parezca cuestión de zurcir y bordar.
Después de la obra de arte, el manto sagrado quedó en poder del futbolista inglés Steve Hodge, quien se la pidió a Diego. “Esta camiseta la tuve durante 34 años y nunca intenté venderla. Tiene un valor sentimental increíble. Vi artículos en internet diciendo que quiero uno o dos millones de dólares y eso es mentira. Lo encuentro irrespetuoso y totalmente incorrecto. No está a la venta. No estoy tratando de venderla”, declaró el año pasado el exjugador, que incluso tituló su autobiografía “El hombre con la camiseta de Maradona”...
Hodge explicó que en 2002 tomó la decisión de donar la emblemática camiseta azul con el Nº 10 plateado al Museo Nacional del Fútbol inglés. “Fui a la vieja sede, que estaba en Preston, y ellos la pudieron asegurar”.
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