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Mauricio Pochettino, mano a mano con LA NACION: “La Argentina es el ejemplo a seguir para todos”
Desde su nuevo cargo de DT de la selección de Estados Unidos, cuenta de qué manera Messi lo está ayudando y por qué Scaloni es “de otro planeta”; las diferencias entre soccer y fútbol y el paso “increíble, duro y difícil” en PSG
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Mauricio Pochettino tenía un banderín de Racing con ‘el equipo de José' colgado en la cocina de su casa en Murphy. Se había aprendido todos los nombres. Era hincha de Racing por herencia paterna y creció escuchando el gol del ‘Chango’ Cárdenas y las historias que el tiempo volvió epopeyas. Invadir su infancia ilumina rincones desconocidos en un viaje a la década del ‘80. “Fui hincha de la Academia hasta los 13 o 14 años, cuando pasé a Newell’s, donde debuté a los 17 y fue normal que mi amor se fuera para Newell’s porque me dio todo lo que soy. Pero Racing siempre está ahí, Racing fue mi infancia. Si habré seguido por radio las campañas en la B… y en 1988, cuando ganamos la Supercopa ante Cruzeiro con gol de Catalán… Y Rubén Paz, Colombati, Walter Fernández, el ‘Toti’ Iglesias, ellos eran mis ídolos. Y ‘Camote’ Acuña, Fabbri, el ‘Mencho’ Medina Bello, y pará, pará, ¡Gustavo Costas de central!”, exclama Mauricio. Esos hilos invisibles con la niñez quedan a la vista: responde desde Estados Unidos, atrapado por su naciente desafío como head coach de la selección, pero tiene muy presente que Racing vive días electrizantes…
“Y miralo hoy a Gustavo, frente a la Sudamericana y tratando de darle otro título internacional a su Racing. Lo veo, lo veo como loco corriendo por la línea al costado de la cancha… Veo la pasión que le mete y yo lo entiendo. A mí me pasó en Espanyol, tras haber jugado tantos años y después pasar a ser su entrenador. Los sentimientos te afloran y creo que yo todo eso también lo sentiría si un día fuese el entrenador de Newell’s. Porque, al final, es nada menos que el lugar donde creciste, donde estableciste tus primeros vínculos emocionales… Entonces, ya no es solo tu profesión, es como que se te va la vida en cada resultado, en la angustia de la derrota y en la euforia de la victoria. Por eso entiendo su comportamiento en el banquillo”, resume Pochettino, como si estuviese en un bar de Avellaneda.
Dirá banquillo y se le escapará algún otro giro españolizado. También se apoyará en un par de términos en inglés porque los encuentra más gráficos y concisos. Pero es tan argentino como siempre, un origen del que jamás reniega. “Mi pueblo, Murphy, tantos años aclarando que se pronuncia ‘marfi’ porque fue un inmigrante irlandés, pero para nosotros siempre será ‘Mur-pi’, jajaja, y en definitiva algo anglosajón estaba escrito en mi horizonte: yo siempre pensé que iba a terminar en Italia, Pocheeeetiiiiinooooo… y al final, después de mi etapa como jugador, mi carrera como entrenador ha estado marcada por Inglaterra y ahora estoy en los Estados Unidos… Parece mentira, es increíble, ¿no?”.
Hoy se encuentra en un estado itinerante. La United States Soccer Federation tiene sus sedes en Chicago y Nueva York, pero solo a principios de 2026 tendrá su complejo deportivo en Atlanta. Más del 80% de la base de convocados por Pochettino juega en Europa… entonces conviene viajar. De hotel en hotel y, en alguna ventana de días libres, vuelve a su casa en Londres, con su señora Karina. La mudanza definitiva a los Estados Unidos, quizás, llegue más adelante. O no…
-Bueno, Scaloni vive en Mallorca.
-Exacto, un poco así, nuestra mecánica es un como la del cuerpo técnico de la selección argentina.
-Vos te vas de la selección en 2002, y en 2003 es citado Scaloni por primera vez por Bielsa. No coincidieron. ¿Cómo evaluás su fenómeno?
-Resume la grandeza de este deporte, que no tiene un camino. Hay muchos caminos. Hay una frase de Nietzsche que puse en la sala de meeting con los jugadores: ahí dice que hay muchos caminos, pero el exacto, el que te lleva al sitio al que vos quieras llegar, no existe. No existe el camino correcto, todo es relativo. ¿Qué quiere decir esto? Que no hay fórmulas en este deporte. Me alegra mucho su éxito, pero su humildad y saber ubicarse en cada momento es lo que realmente lo distingue. Es el entrenador más exitoso de la historia de la selección, porque los ha superado a Bilardo y a Menotti, y aun así, su humildad y simpleza cada vez que se expresa lo hacen de otro planeta. Y eso me genera una alegría enorme, ojalá que esté toda la vida en la selección argentina porque da gusto ver de la forma en la que compite Argentina. Porque hoy el gran ejemplo para todos es Argentina, que no se conforma ni relaja y hace un culto de competir. Ante Scaloni, que es el número1 y con quien me crucé en nuestro tiempo de futbolistas, y con todo su cuerpo técnico, que han sido compañeros míos, solamente hay que rendirse y admirarlos desde la distancia.
-¿Habrá habido algún chispazo en algún Espanyol-La Coruña a finales de los ‘90…?
-Seguro… jajaja, pero él jugaba más atrás, podía ser volante pero muchas veces iba de lateral derecho, estábamos lejos. Y a mí me tenían prohibido cruzar la mitad de la cancha… Si me asomaba al círculo central ya me decían “que hacés acá, andá para atrás”, jajaja.
-Ahora como DT de los Estados Unidos, más temprano que tarde te vas a enfrentar con la Argentina, ¿cómo lo vivirás?
-¡Quiero enfrentar a la Argentina! Sinceramente es uno de nuestros objetivos enfrentarla. Me gustaría enfrentar a todos los grandes equipos del mundo, desde Argentina hasta España, Inglaterra, Italia, Portugal, Brasil… Lo necesitamos como equipo, debemos competir contra los grandes rivales del mundo. De acá a la Copa del Mundo, desde que asumimos hace dos meses, mi consejo ha sido revisar las fechas y de cara a los posibles amistosos darles prioridad a las potencias. Me encantaría jugar con Argentina, pero no por un tema emocional ni por mi nacionalidad, no, sino para que el grupo sienta lo que es enfrentar a un campeón del mundo. Esa es la manera de crecer: aprender a través de la competencia con los mejores. Aún en la derrota, desde ya.
-Scaloni nunca dirigió a un club y vos, por primera vez estás al frente de una selección. ¿Cuánto extrañás el día a día?
-Y… es lo más difícil. Eso, y apuntaría algo más: cuando contás con tus convocados, tenés que darles prioridad al descanso y a la recuperación. Vos tenés una idea para los entrenamientos y, al final debés cambiar todo porque tenés que tener mucho, mucho, cuidado con sus viajes, las condiciones en las que llegan, los minutos que han jugado en sus clubes en el último mes… A nosotros nos encantaría hacer todo tipo de entrenamientos, doble turno y tenerlos horas en el campo, pero eso elevaría muchísimo el riesgo de lesiones. Hay que aprender el equilibrio porque debés ser responsable con los jugadores, con tu federación que confió en vos para obtener resultados, y también con los clubes de donde proceden los jugadores, porque ellos son los dueños y, en definitiva, te los prestan. Y vos tenés que devolvérselos bien para que se sigan destacando y puedas volver a citarlos. Es un equilibrio, en definitiva, que ahora lo estamos descubriendo, estamos trabajando en eso y con el tiempo, seguro, lo vamos a alcanzar.
-Contaste que elegiste salir de tu zona de confort al asumir como DT de Estados Unidos. ¿Qué riesgos encierra?
-Esta elección te pone a prueba en muchas cosas. Dar este paso como cuerpo técnico, no digo que lo necesitáramos, pero sí que sentíamos mucha curiosidad por vivirlo. Y qué mejor que en una selección como los Estados Unidos, con todo lo que se viene, ¿no? Con el Mundial 2026 por delante. Salir un poco de la zona de confort y probar ante lo desconocido ha sido, o es, un gran desafío. Además, incorporaremos otros conocimientos, lo que habilitará otras capacidades hacia donde vayamos el día de mañana. Nuevos recursos.
-En PSG –y hasta en Chelsea– fuiste una pieza importante, pero el proyecto no era tuyo. Acá, quizás, sí se trate de tu plan, más integral, formativo…
-Bueno… no sé, el ser humano siempre anhela lo que no tiene o lo que desconoce, y siempre pensamos que lo otro es mejor… Hay que probarlo, por eso hay que salir de la zona de confort. Yo creo que hay que analizar los momentos de los jugadores, no sus nombres, sino sus circunstancias y contextos. La de PSG fue una experiencia increíble… difícil, dura, donde realmente descubrís quién sos, realmente templás tu carácter deportivo… Detrás de una experiencia así se relativiza un poco todo, pasás a entender cosas que, a lo mejor, antes no entendía cuando estaba en Southampton, en el Espanyol o en Tottenham. Clubes como PSG hacen que las cosas tengan otro sentido. Y eso te da la experiencia y el conocimiento para después decidir lo que te gusta. Y ahí sí, como vos decís, quizás este sea un proyecto nuestro… Que a la vez es el proyecto de un país, un país que es uno de los dos o tres más importantes del mundo y donde las posibilidades son increíbles.
-Y donde ‘las buenas’ son ellas, las chicas: cuatro veces campeonas del mundo y ganadoras de cinco oros olímpicos.
-Aquí las cosas están invertidas: acá las mujeres son las ganadoras, ellas son las que inspiran al equipo de hombres, cuando en otros países, diría que, en casi todo el mundo, es al revés. No significa que esté mejor ni peor, pero es diferente. Esto es soccer, esto no es fútbol, y esta concepción es importante entenderla. Acá, los chicos que se dedican a jugar al soccer vienen con un background complemente diferente a lo que significa en España, Argentina, Brasil y el resto. Y tendrá que pasar el tiempo para que todo eso se vaya igualando; aquí, el soccer compite con el fútbol americano, con el béisbol, con la NBA, esos son los tres deportes centrales e importantes. Ahora que estoy pasando tiempo en los Estados Unidos, lo entiendo mejor. El otro día estaba en la cancha viendo a Orlando Magic contra New Orleans y claro, la gente americana quiere show, quiere espectáculo, quiere divertirse, no quiere drama. Y el soccer, en otros países, es drama. Acá no, acá la afición quiere ir a divertirse, quiere ir a comer, quiere tomar cerveza y Coca Cola, quiere hacerse fotos con la mascota… quiere que el jugador sonría y no que llore. Es otra cultura. Entonces, vuelvo a nuestro desafío: debemos salir de nuestra zona de confort para ver cómo podemos crear un equipo competitivo que sea capaz de creer que puede ganar cosas importantes también en el soccer. Los Estados Unidos son número 1 en básquetbol, en béisbol, en la NFL, son atletas supercompetivos que le permiten a los Estados Unidos estar siempre arriba en los Juegos Olímpicos… Y el soccer también tiene que serlo, porque se trata de un país con más de 300 millones de habitantes… pero hay un ‘delate’ que es muy importante y a través de una contribución de mucha gente, entre ellos nosotros, hay que lograr que cada día vayan evolucionado. Y en ese sentido, por delante hay una gran oportunidad: la Copa 2026.
-Siete de los 10 técnicos de Sudamérica son argentinos. A México lo han dirigido de Menotti a La Volpe, Martino y Cocca, por ejemplo. Vos sos el primer latino al frente de EE.UU. ¿Qué creés que observan para contratar a argentinos?
-Es ese gen competitivo… somos un país con una idiosincrasia de supervivientes y con una capacidad de adaptación a cualquier medio. Creo que eso es lo que nos distingue del resto.
-¿Cuál es tu objetivo interno para el Mundial?
-Pasar de grupo, pasar octavos y llegar a los cuartos de final sería algo increíble. Pero tenemos que pensar más grande, estamos acá no sólo porque es atractivo Estados Unidos y es desafiante ayudar a la evolución de jóvenes jugadores, sino también para ganar. Somos competitivos y nos gusta ganar. Estados Unidos tiene potencial y necesitamos competir mejor.
-Como lo consiguieron las mujeres…
-Tengo que indagar mucho más sobre el fenómeno del fútbol femenino en los Estados Unidos, porque aquí siempre ha ido un paso adelante en comparación con el mundo. Al soccer se le ha dado, en el deporte de mujeres, un lugar fundamental, y ha ido siempre por delante de los varones. Esto que voy a ensayar no quiere decir que sea la teoría perfecta, no, por favor, pero el niño que nace en los Estados Unidos en sus primeros años, ¿qué hace? Agarra una bola y se la arroja al padre; vas al Central Park y no ves a un chico pateando, los ves arrojando una pelota de béisbol, de fútbol americano o lanzando al aro… Todo con la mano. Cuando se dan cuenta de que no tienen cualidades para jugar al básquetbol, al béisbol o a la NFL, bueno, ahí quizás aparece el soccer, pero ya te comiste seis, siete u ocho años de formación. Nosotros tenemos jugadores en la selección que han comenzado a jugar al soccer a los 12 años… ¡Yo con 12 años ya competía con chicos de 20 años y los cagaba a patadas! Hay un crecimiento desde la competitividad, desde la picardía que se deben vivir desde temprana edad. Ese es un proceso. Ahora, por otro lado, nosotros les estamos dando a conocer lo que entendemos que es el otro fútbol, que ellos no han tenido la necesidad de desarrollar. Para ser campeón del mundo no solamente tenés que tener una buena estrategia, un buen plan de juego y ser bueno técnicamente, sino también saber jugar ese otro fútbol que en determinados periodos de juego siempre aparece, y si no lo sabés controlar, los partidos se te van de las manos. Acá radican, un poco, nuestros primeros pasos en el soccer: que puedan comprender que hay que competir de otra forma porque hay otro soccer. Y no basta con ‘me voy a Europa a jugar’. No, ese es un paso importante, pero individual. Hay un concepto como grupo que debemos desarrollar: cuando nos juntamos, cómo generamos un espíritu competitivo.
-Te referís a la astucia, la viveza. La calle, diríamos. Pero eso no lo podés reproducir en los Estados Unidos.
-Este no es un deporte común, no se compara con nada, ni con otra disciplina ni siquiera con otra empresa… pero requiere de algo, de un intangible, que es viveza, olfato, intuición, busquemos la palabra. Yo siempre digo: “Soccer is not an ordinary bussiness…”. Y cuando digo astucia también me refiero a la habilidad, a la coordinación, a la inteligencia para manejar momentos… En el básquetbol también van corriendo, sí, pero la pelota la van llevando con la mano… En el fútbol los espacios son grandes, las funciones, las distancias, los controles son con los pies… todo lo que se aprende a temprana edad queda para siempre. Coincidimos en que la astucia se desarrolla cuando sos chico, cuando tu hermano más grande te explica algo, cuando vas al campito, cuando después de estar tres horas jugando a la pelota te subís a la bicicleta y después de todo eso te vas a pelear con otros pibes a la plaza de tu pueblo. Todo eso desarrolla una astucia que después en el juego la tenés o no la tenés. Esa proactividad, esa anticipación para intuir lo que puede pasar. Nada de esto se resuelve en un laboratorio, lo sabemos. Pero sobre la vena competitiva sí se puede trabajar, y eso a nosotros, los argentinos, nos llevó a ser campeones del mundo y bicampeones de América.
-La entrenadora de la selección femenina es una celebridad, Emma Hayes, con quien coincidiste en Chelsea. Y la presidenta de la US Soccer, de la federación, es otra gloria, Cindy Parlow. Tracemos la comparación: una dama al frente de la AFA…
-… Jajajaja, bueno, es un ejemplo más de la evolución y los progresos de nuestra sociedad. Es la dirección, y un día también sucederá y una mujer será la presidenta de la federación argentina. Sin dudas llegará. Siempre hablando de la expansión del fútbol femenino, hagamos este análisis: entre los 50 varones más destacados del mundo, ¿hay algún norteamericano? No. ¿Entre los 100? Quizás tampoco. ¿Y 150? Puede ser que alguno esté peleando. ¿Y entre los 200? Puede haber algunos más, no sé. Pero ese también es un challenge, es un desafío para nosotros: ver si podemos llevar a algunos de nuestros jugadores al top 50. Eso sería algo importantísimo. Y ahí, cuando hacés la comparación con las chicas, ves que en el top 50 hay entre 15 y 20. Ahí también entendés el éxito de uno y otro. Pero así como Corea del Sur se metió en las semifinales del Mundial 2002, y Marruecos llegó a las semifinales del 2022, en definitiva, el fútbol-soccer, o soccer- fútbol, es cuestión de creer, ¿no?
-¿Y tu motivación interior? Porque vos jugaste y dirigiste clásicos como Newell´s-Central, Españyol-Barcelona, Tottenham-Arsenal, PSG-Olympique, Argentina-Brasil… ¿No temés que te falte la chispa de la pasión?
-Esto nos lo planteamos antes de tomar la decisión de venir. Dijimos, ‘aquí tenemos que ser nosotros mismos los que nos motivemos’, si no sentíamos que podríamos motivarnos, iba a ser mejor no venir. Aceptar el motor de la motivación interna, porque iba a ser muy difícil encontrar externamente ese disparador. Pero venimos con una apertura mental muy muy muy positiva y nos alejamos de todo lo negativo. Está claro que tenemos que crear una burbuja… En cada charla que tenemos con los jugadores hablamos de la parte técnica y táctica, pero también la motivacional para que miren el escudo de USA con un sentimiento diferente. Ellos sienten, ojo, y quieren jugar y defender su camiseta, pero lo hacen con moderación, no con la vehemencia y la euforia nuestra. Poco a poco tenemos que lograr que esos índices, digamos, se vayan incrementando. ¿Cómo? Encontrando estrategias para que ellos entiendan que el soccer es siempre un estado emocional, y que ese contexto de emociones va a repercutir en el rendimiento y, por supuesto, en el resultado. Serán pasitos pequeños hasta que sientan desesperación por venir a la selección, como el jugador argentino, que se toma una convocatoria como la final del mundo y como la última oportunidad de sus vidas. En Argentina, el jugador no elige a qué partido va. Tenemos tiempo hasta 2026 para pensar de esa forma. Si lo logramos, vamos a aumentar nuestro nivel un 200% y vamos a tener la posibilidad de trascender porque hay talento para hacer algo importante. Es un trabajito de hormiga, día a día.
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— U.S. Soccer Men's National Team (@USMNT) November 12, 2024
-Para cambiar esa cultura deportiva, para internalizar el soccer, ahora tenés a alguien que trabaja para vos: Messi.
-Leo es el gran embajador para nosotros porque lo que está generando en este país lo terminás de entender cuando venís. Es increíble su ayuda para el desarrollo del soccer. Ahora, que ando por todos lados en los Estados Unidos, a las camisetas del Inter Miami con el 10 las veo todo el tiempo. Ha generado un impacto enorme, incalculable mirando al futuro. Es un ícono para que el soccer crezca y, para mí, como entrenador americano, es de una ayuda fantástica: el poder de seducción de su juego provoca que muchos chicos ahora tengan otro póster en sus piezas. Claro, antes tenían jugadores de básquetbol, de fútbol americano o béisbol como referentes y ahora también les apareció Messi. Símbolo de un deporte que crece más y más y él es el causante central de lo que pasa y de lo que pasará. Sí, él hace mucho más fácil mi trabajo.
-¿Estará en 2026?
-Yo no tengo dudas de que llegará. Si él lo quiere jugar, al Mundial lo jugará… Lo ves y está intacto. Se cuida, es muy profesional. Sólo será una cuestión personal. Sería increíble tenerlo en el Mundial, ojalá, ojalá que decida jugarlo, sería espectacular para este país. Y, desde ya, para la Argentina también.
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