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Pochettino: “Aunque ganemos la Champions, Manchester City seguirá siendo el mejor de Inglaterra”
Le puso límites al dulce de leche. "No, nada, ¿sabés cuánto hace que no lo pruebo? Me cuidé, después dejé de cuidarme y le apunté a otras cosas, pero le tengo unas ganas... Si ganamos el sábado, agarro una cucharita y ataco el frasco". Hasta en las humoradas aparece la definición de la Champions. Envuelve la vida de Mauricio Pochettino, pero no la distorsiona. No se lo perdonaría. Bromea desprovisto de protocolos. "Estábamos jodiendo el otro día con ‘Ossie’ [Ardiles], y le digo: ‘jugaremos otra final de Champions de acá a cuatro o cinco años, porque este lío que hay montado es un estrés de cojones, esto cada año es imposible de aguantar…’ Y nos reíamos. De todas maneras, te digo que compro, ¿eh? Si el año que viene estoy de nuevo en esta situación… ¡compro!". Sabe que son jornadas extraordinarias, agitadas y desproporcionadas. Bajará la efervescencia, y campeón o no, en su casa en Barnet, al norte de Londres, volverá a los ruidos cotidianos, el mate y la copa de malbec.
"Diez años atrás, cuando agarré el Espanyol, eso sí que era estrés –le confía a LA NACION–. En cada partido te iba la vida. No ganabas y te ibas al descenso y el club se iba a la mierda. Pero esto no es estrés, esto es disfrutar. Es cansador, sí, por la tensión y porque hay mucha demanda y hay una expectación grande. Pero no es una situación que te genere angustia o te haga presumir algo negativo. No, es todo a ganador. ¡Vale! O ganamos la Champions League, o lo peor que nos puede ocurrir es quedar segundos. Pero cuando juegas por la permanencia es estrés de verdad. Si esto es estrés, ¡dámelo!", enfatiza.
–Entonces, ¿a días de la final dormís bien?
–Nunca he dormido mejor. Me acuesto, subo la manta, apago la luz y cuando cierro los ojos me veo levantando la Champions. Y me duermo soñando con esa alegría. Cuando me iba a dormir con el Espanyol, lo hacía pensando en los riesgos que encerraba una derrota: cuántas familias van a llorar, cuántas personas van a perder su puesto de trabajo, el club puede desaparecer, tu carrera deportiva se puede hundir... Eso es angustia. A mí a veces me dicen ‘vas a perder el pelo por la presión de tener que ganar’, entonces digo, hijo de la gran puta, sabes lo que es jugar por no perder la categoría. ¡Si no perdés el pelo ahí, no lo perdés más! Si perdés, además, te sentís culpable de la angustia de los demás. Y esa responsabilidad es grande, es como llevar una bolsa enorme encima, es mortal.
–"El líder humano es el líder que triunfa", le contaste a LA NACION hace un tiempo. Tu lucha contra deshumanización del fútbol se parece a una cruzada.
–No, no es una cruzada..., no quiero ser el Quijote de la Mancha ni mucho menos. Sí, siento la responsabilidad de ser espontáneo y de comportarme de manera natural. No sé si humanizar es la palabra correcta… Nosotros tenemos que ser gente normal, que conduce a un grupo de personas comunes y corrientes, que tienen un talento para jugar al fútbol, sí, el deporte más popular del mundo. Pero ellos no son solo su imagen pública, ni sus egos de estrella, ni tienen por qué ser intocables. No. Nosotros sentimos que se puede vivir de otra manera, pero por supuesto que acepto a aquel que no lo entienda así. Pienso que debemos actuar espontáneamente, decir las cosas claramente y no actuar delante de los medios de comunicación. Y no vender una imagen que no es la nuestra. Muchos sí lo pueden hacer, porque también es una forma de mostrar fortaleza y esconder sus debilidades, pero para mí lo más importante es ver en el futbolista a gente normal, insisto, común y corriente. Quiero ver gente auténtica, gente que no tenga que actuar cada vez que salga a la cancha o a una rueda de prensa. No hago ninguna cruzada, simplemente trato de explicar cómo actuamos nosotros.
–En definitiva, no querés convencer a nadie…
–Claro, porque después caemos en los extremos. Y escucho por ahí… ‘hostia, pero Pochettino, en el momento que le ofrezcan algo, va a actuar como todos’. Muchas veces actuaré del mismo modo que todo el mundo, y otras veces actuaré diferente, dependerá de cómo lo sienta. Y ahí es muy difícil que alguien pueda valorar cómo siente uno.
–Hace 10 años dirigías al equipo femenino de Espanyol. ¿Qué ves cuando repasás la década?
–Lo mejor es que he disfrutado de todas mis etapas. Desde aquellos seis meses con las chicas; las cuatro, casi cinco temporadas espectaculares con Espanyol; la llegada a Southampton cuando no sabía ni una palabra en inglés, y ahora Tottenham. Siempre, lo más importante ha sido el proceso. Cuando estás subiendo la montaña debés disfrutar del recorrido, porque al hacer cima, de alguna manera se acaba la magia. Lo más bonito es la preparación. Como esta, que la disfrutamos tanto que ha pasando volando. En caso de ganar la final, celebraremos levantar la copa, pero el verdadero disfrute habrá sido prepararla. Claro que para la gilada quedará si ganaste o no, y te van a juzgar por eso. Lo más importante es cómo te juzgas tú, y tu familia y tu gente más cercana. Llegar a una final de Champions con un club como Tottenham ya es su logro enorme.
–¿No te importa el juzgamiento externo?
–Vivo de esa forma, no voy a cambiar ahora. No me va a afectar ni ganar ni perder. Pase lo que pase el sábado, me vas a llamar y te voy a atender. No voy a cambiar, seguiré siendo el mismo. El otro día le dije a los jugadores y al presidente: ‘Si quiero ganar esta copa es por ustedes, por el presidente que hace 18 años está haciendo un club increíble, por nuestras familias y por los fans del Tottenham’. Si me preguntas, ¿ganarla para ti o para ellos? Para ellos. Y no es demagogia ni falsa modestia. A mí…, sí, me quedará la satisfacción, pero cuando ves disfrutar a tu familia, a los jugadores y a los fans, esa es la verdadera recompensa. Quiero ganar más por ellos que por mí. Y eso me da más fuerza. Yo no quiero decir después del partido ‘he ganado la Champions’, sino ‘hemos ganado la Champions, ustedes, que son los actores principales’. Como lo pensará la gente del Liverpool, pero a mí me toca pensar en los nuestros.
–¿En una final hay que trabajar sobre la motivación?
–Diría sobre las emociones. Hace seis años, en Southampton, ya hacíamos algunos ejercicios, y la semana pasada, vino a la ciudad deportiva del Tottenham un amigo, Xesco Espar con su grupo de entrenamiento mental, y hemos caminado sobre las brasas...
–¿Qué? ¿Qué es eso?
–Ya lo habíamos realizado en Southampton. Si estás en la oficina y te vas a caminar sobre brasas, te vas a quemar, está claro. Pero esto es otra cosa, es como una inducción. Se trabaja a nivel mental. Cómo preparar tu cuerpo y tu mente para sentir que sos invencible, ser proactivo, cruzar los límites, elevar el umbral del dolor… Son estrategias que te demuestran que el poder está en nosotros mismos. El foco de la preparación ha sido más emocional, sobre todo porque creo que en una final como esta, ese aspecto jugará un papel determinante. Mi responsabilidad es buscar el espíritu colectivo, que sepan que un jugador puede ganar un partido, pero no una Champions. No hay planteamiento táctico que valga sin sentir el deseo de la pasión. Hay que tener determinación y confianza, además, desde ya, de un claro plan del partido. Mira, las finales no se juegan, se ganan. Y el control emocional es clave para jugar el partido más importante de clubes del mundo.
–¿Y vos cómo gobernás tus emociones? Porque en Ámsterdam rompiste en llanto…
–Lo necesitaba… Fue una válvula de escape para liberar tensiones. Y después te queda una sensación de relajación que, si no lo sacás por ese lado, tal vez explota por otro. Fue algo necesario y espontáneo, creo que el cuerpo fisiológicamente me lo reclamaba. Estas dos semanas y media que llevamos esperando la final es el mejor período de mi carrera futbolística. Estoy disfrutando cada instante, casi rogando que no se termine el día. Porque los jugadores están tan abiertos a entrenar, a focalizar su atención, a mantener la concentración, que decís, la puta que lo parió… Vengo haciendo reuniones frecuentemente con todo el grupo, y les digo, ‘chicos, si mantuviéramos esta mentalidad 10 meses, ganaríamos la Premier y ganaríamos todo’. Mantener este nivel de aplicación es una gran lección: si creemos, podemos. Pero hay que creer. Y hay que ser exigente con uno mismo, por eso les digo ‘no solamente pasa porque los de afuera los empujemos, sino que ustedes, internamente, tienen que generar esa autodisciplina que les va a dar la posibilidad de elevar el rendimiento de manera consistente durante un período largo, no ahora solamente’.
–Has dicho que salvar del descenso a Espanyol fue el mayor éxito de tu carrera deportiva. Pero si ganás la Champions…
–Íntimamente sigue siendo mi mayor satisfacción deportiva. Primero, porque aquella salvación marcó mi presente y mi futuro. Porque un entrenador que comienza con un descenso ya no es el mismo, porque estábamos jugando con las emociones de la gente, de un club al que llegué con 22 años, porque mis hijos son hinchas del Espanyol y yo sentía la responsabilidad de no fallar. Estaba en juego la supervivencia del club y yo lo sentía sobre mis hombros. Si el sábado ganamos la Champions será una de las mejores cosas que me pasarán en mi vida, como logro será increíble, ahora, íntimamente, a lo sumo estará a la altura de haber salvado al Espanyol, pero nunca por encima. Yo siento esto y quizá no todos los compartan, es muy personal. El otro día con Xesco hablábamos de que todos tenemos tres vidas: la pública, la privada y la secreta. Y en esa secreta están esas cosas que vos sentís y tal vez no compartís con nadie, ni con tus hijos, ni con tu mujer. Alguien pensará ‘como va a decir que ganar la Champions no es mejor que haber salvado al Espanyol’… Yo digo que va a ser muy complicado que cambie de forma de pensar. Ganar una Champions, una Premier o un Mundial podrán estar en el mismo nivel, pero más arriba, no.
–Cuatro equipos ingleses definen la Europa League y la Champions. Inglaterra es el vigente campeón del mundo Sub 17 y Sub 20. Y en Rusia 2018, Inglaterra fue semifinalista. ¿Domina el mundo?
–Hoy sí. Ayer no y quizás mañana tampoco, pero hoy sí. Esa descripción que hiciste refleja que hoy Inglaterra es el centro del mundo futbolístico. Son momentos, períodos, y hoy no se puede negar que el epicentro está aquí.
–Tottenham, Liverpool, Chelsea y Arsenal, en Europa. Pero el City ganó la Premier. ¿Quién es el mejor?
–El mejor equipo de Inglaterra es el City. ¿Por qué? Porque compitiendo durante 10 meses es el que sacó más puntos. Entonces, creo que se merece que se diga que es el mejor equipo inglés. En una competición de knock-out, donde la fortuna del sorteo puede influir, y a veces, también las circunstancias gravitan, el recorrido es diferente. No le vamos a quitar méritos a quién gane la Europa League y la Champions, pero en ellas puede haber situaciones que no determinan exactamente cuál es el mejor equipo. Para mí, en los torneos como la FA Cup, la EFL o Carabao Cup o hasta en la Champions, que por supuesto son difíciles de ganar, no siempre gana el mejor. Yo, aun ganando la Champions, te diré que el City seguirá siendo el mejor equipo inglés. Aunque la Champions otorgue mayor trascendencia. Porque el Manchester City demostró que fue el mejor, ganando más puntos que nadie. Cuando un equipo gana la liga, ahí, indudablemente está el mejor equipo. La Europa League, la Champions y otras copas dependen de un montón de factores que hasta pueden poner en duda al campeón. Por eso, yo al que más respeto es al campeón de la liga.
–¿Hinchaste por Leeds por tu cercanía con Bielsa?
–Uno a veces se hace hincha de personas. Uno es hincha de Vélez porque está Gaby, Heinze, y digo ‘que gane Vélez’, y también digo ‘que gane el Leeds’. Y así vas siguiendo a muchas personas por el mundo, y por ende, a muchos clubes. La verdad es que la disfruté y la sufrí a la campaña del Leeds. Creo que terminó de manera injusta, porque merecía ascender después de haber hecho una temporada extraordinaria. Me quedó un poco de pena, de dolor, pero al confirmarse la continuidad de Marcelo, seguro que va a tener revancha. Me habría encantado enfrentarlo, hubiese sido bonito Tottenham versus Leeds en Premier League, como me pasó en Espanyol cuando él estuvo en Bilbao. Aquel fue un sueño, y hubiese sido otro enfrentarlo en Inglaterra.
–¿Puede suceder en la temporada 2020/21?
–Sí, sí, pero ya habría que esperar un año más y no sabés para donde te lleva el fútbol. Habría sido bonito ver ese partido ya en la próxima temporada.
–¿O estás pensando que vos ya no estarás en Inglaterra? Si ganás la Champions, lloverán ofertas…
–No, no, después de la Champions habrá tiempo para hablar, pero este es un club con un potencial enorme y yo tengo un contrato hasta 2024. Tengo un presidente que me quiere mucho y aquí estoy disfrutando. Y en caso de que ganemos la Champions, el club se meterá en un nivel diferente y esa va a ser una ayuda enorme para el futuro de este club.
–¿Tottenham todavía no pertenece a esa élite?
–No. Todavía le falta porque la prioridad en los últimos años fue la construcción del estadio, entonces la evolución del equipo siempre quedó detrás, nunca fue la primera acción del club. Pero más allá de eso, tratar de ganar cada partido sí fue nuestra prioridad, y en definitiva, hemos llegado a una posición de privilegio. Nuevamente estar en el ‘top four’ al cabo de la Premier y llegar por primera vez en la historia a una final de Champions es una distinción que ningún hincha de Tottenham se imaginaba. Mirando hacia adelante creo que Tottenham tiene un potencial enorme para instalarse entre los mejores de Europa y entonces sí, volverse un real competidor por los grandes torneos.
–Liverpool parece el favorito...
–Nosotros afrontamos una temporada muy especial, porque por primera vez en un mercado, un equipo inglés no iba a hacer fichajes. Eso llamó mucho la atención. Se demoró la mudanza a nuestro estadio, jugamos en Wembley y luego, hasta en Milton Keynes. Todas esas adversidades, esas dificultades, nos hicieron fuertes…, quizá el dolor, cierto sufrimiento, nos volvió más fuertes aún. En definitiva, creo que nos gusta, a mí me encanta: cuanto más grande es el obstáculo, más creo que lo voy a superar. Cuando estaba en Espanyol me preguntaban ‘¿que juegue Messi o que no juegue? Que juegue, respondía. ¿Qué juegue Cristiano o que no juegue? Que juegue, respondía’. Yo le quiero jugar a los mejores. Si vos querés crecer, tenés que jugar contra los mejores. Es la única manera.ß
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