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Matías Almeyda: "Si hubiera jugado como pienso hoy, habría sido más completo"
Tras ganar el cuarto título en menos de dos años, sólo dejaría Chivas poruna propuesta superadora; puso a Gallardo a la altura de Labruna y Ramón Díaz
Poco más de una semana en Buenos Aires le resulta insuficiente a Matías Almeyda para ponerse al día con todos los afectos y costumbres con que se reencuentra en esta ciudad y su Azul natal. Le gustaría quedarse más tiempo, pero desde México lo reclaman obligaciones profesionales y futbolísticas que lo tienen muy contento y satisfecho. Hace menos de un mes llevó a Chivas a ganar el título de Liga de México después de once años. Regresa a Guadalajara con un asunto por resolver: el 16 de julio disputará ante Tigres la final por la Copa de Campeones de la temporada 2016/17 sin diez de sus jugadores, convocados en el seleccionado de México. El Pelado Almeyda (43 años) cree que la solución es la que viene aplicando desde hace rato en el Rebaño Sagrado: promover juveniles.
–Asumiste en un equipo que estaba en riesgo de descenso y lo llevaste a ganar cuatro títulos en menos de dos años. ¿Cuáles son tus méritos?
–Creo que el mayor mérito fue que tuvimos credibilidad en el trabajo. Esto permitió que el dueño de Chivas nos diera continuidad como cuerpo técnico. Pero por encima de todo esto pongo a los jugadores como protagonistas e intérpretes de lo que pretende uno. Desde ese lugar, la constancia y el redoblar la apuesta constantemente nos llevaron a estos resultados, que han sido muy buenos.
–¿Cómo le llegás al jugador mexicano, de qué manera lo convencés?
–Va más allá de que el que jugador sea mexicano o no. Trato de hablarle lo más sencillo posible y que ellos puedan disfrutar de lo que hacen. Hay épocas en que los futbolistas lo sufren al fútbol, no lo disfrutan. Siempre será un juego, aunque se fue profesionalizando cada vez más. Nunca se debe perder el sentido de la diversión, que es lo que saca la presión. También creo que fui bastante coherente con las decisiones que hablé y tomé. Fui creíble ante el grupo.
–Esa parte de la diversión del juego, ¿resulta más sencillo rescatarla en México que en la Argentina?
–No, en Banfield también lo logramos con el cuerpo técnico. En River, por ahí, fue todo demasiado apurado y las obligaciones por ganar eran mayores. Como entrenador que recién empezaba, hoy me analizo y veo que me faltaban un montón de cosas. Ya en Banfield, a través de una identidad de juego, logramos que todos disfrutaran y además conseguíamos resultados.
–¿La necesidad de promover a juveniles y reforzarte sólo con mexicanos es un desafío que te hizo crecer como entrenador?
–Yo sabía que asumía ese reto importante. Chivas se maneja así, es su sello histórico. Era otro objetivo que tenía que alcanzar. Superarme, mostrarme ante un fútbol que a mí como entrenador no me conocía. Me gusta entrenar al jugador mexicano, tiene una predisposición al trabajo espectacular. Ellos nos facilitaron las cosas para que todo saliera bien.
–Hubo un Almeyda jugador que fue sanguíneo, todo corazón. ¿El Almeyda entrenador es cerebral?
–Sí, mucho más. Si hubiera jugado como pienso hoy, seguramente habría sido más completo. Separo lo que fui como jugador de mi etapa de entrenador. Ahora debo manejar grupos. Uno va creciendo, aprendiendo de sus errores. Hay otros errores a los que todavía no le encuentro solución. Pero sí, estoy mucho más tranquilo que cuando jugaba. Estoy conforme con mi carrera de técnico. Lo que rescato es que disfruto de lo que hago.
–Así como existe el bielsismo, el cholismo y el sampaolismo, ¿se puede hablar de un almeydismo? ¿Y en qué consistiría?
–No, yo no sé… El fútbol está inventado desde hace más de 200 años. Después, hay estilos. Yo trato de tener uno propio. Queremos llevar al partido lo que entrenamos. Para mí es muy importante darle una contención humana al jugador. Mi sistema de juego no varió mucho en los últimos tiempos. Tratamos de tener un equipo protagonista de local y visitante, que no varíe. Un 4-2-1-3 en el que uno de los dos volantes de contención puede ser mixto para sumarse al ataque, pero siempre con un enganche y tres delanteros, que hacen un gran esfuerzo para la recuperación y conseguir un equilibrio, tanto en ataque como en defensa.
–¿Cómo es el ritual del rezo, arrodillado en la cancha, después de ganar cada título?
–Me lo preguntaron muchas veces… Yo soy católico y me arrodillo todos los días a pedir y a agradecer. Lo que menos me da es vergüenza. Lo traigo desde chico. Cuando ascendimos con River lo hicimos, pero quizá no se vio. Se da que la mayoría de los jugadores de Chivas son creyentes. Como lo hacemos siempre dentro del vestuario, me parece justo hacerlo delante del público cuando ganamos un título
–Alberto Coyote, uno de los jugadores de Chivas que ganó el título de Liga en 1997, te elogió. Dijo que vos viniste a darle una confianza enorme al futbolista mexicano.
–Hacía mucho que Chivas no ganaba ni era protagonista, pese a ser un club grande. Mucha gente, ex jugadores y técnicos, se alegraron de ver otra vez a Chivas en lo más alto.
–¿Te sorprendió el video de felicitación que te mandó Maradona? ¿De dónde viene la afinidad que tienen?
–La amistad con Diego nació en el Showbol. Siempre hablamos y nos mandamos mensajes. Sé que se pone contento cuando me va bien. Alguna vez declaré mi idolatría por Diego, luego lo conocí como persona. Dejó de ser un ídolo inalcanzable para convertirse en un ser humano con el que intercambiamos sentimientos.
–Con lo bien que te va dirigiendo sólo a jugadores mexicanos te vas a convertir en un candidato natural al seleccionado de México.
–Vivo el día a día y disfruto de Chivas. Para llegar a una selección hay dos maneras. Una, con proyectos, y otra con el examen que rendís en cada partido, consiguiendo títulos. Hay que conocer la vida del jugador, y al dirigir sólo mexicanos la posibilidad se puede dar de manera natural en algún momento, pero realmente ahora no lo pienso.
–Hablaste de sufrimiento en tu llegada a Chivas y que por eso te tatuaste la copa. ¿En qué sufriste?
–Nuestra llegada fue medio incómoda, había un entrenador. Se manejó todo muy rápido y de manera desprolija. Al principio, las críticas eran una constante de todos los días. Nos fuimos haciendo conocidos, yo abría las puertas de los entrenamientos para que vieran cómo trabajaba. Los primeros meses fueron duros, lo sufrimos bastante, sabíamos que podía pasar. Chivas tiene 40 millones de hinchas, es el club más grande de México junto con América. La responsabilidad era enorme, pudimos responder.
–¿No era éste el momento de dar un salto a Europa? Alavés y otros clubes de España estuvieron interesados en contratarte.
–Por respeto siempre escuché las ofertas que me llegaban y se las transmitía al presidente de Chivas. No estaban dentro de lo que pensaba. En Europa ya estuve como jugador y no entré en cualquier club, fue en el Sevilla. Como entrenador deseo lo mismo. Si se da algún día, bien. No estoy pensando constantemente en irme. Me quedan cuatro años de contrato en Chivas, con una cláusula de rescisión para 2018. Si los entrenadores siempre protestamos porque no se cumplen los contratos, no puedo ir en contra de eso. El proyecto de Chivas es muy lindo, grande y ambicioso, va creciendo. Hace ocho meses que manejo todo el fútbol, sus diferentes áreas. La reserva y las inferiores también fueron campeones. Dentro de dos años, Chivas va a tener entre 11 y 15 futbolistas salidos desde las inferiores. El objetivo es que el club no gaste más dinero en contrataciones. Yo estoy bastante enfocado en todo eso. Si en el día de mañana me toca cambiar de club, tiene que ser algo parecido. Quiero avanzar como entrenador, no retroceder.
–Fuera del fútbol, ¿en qué ocupás el tiempo libre en Guadalajara?
–La verdad, desde que manejo el fútbol de Chivas desde las categorías más chicas no me queda mucho tiempo. También se juega bastante seguido. Cuando salgo del entrenamiento, trato de ir a casa y estar en familia. Y nada más, no me queda tiempo.
–En el mundo River se debate si Gallardo ya está a la altura de Labruna y Ramón Díaz, entre los mejores técnicos de la historia del club. ¿Vos qué opinás?
–Que sí, los resultados están diciendo que Marcelo ya está entre los entrenadores históricos, entre los mejores. Consiguió un montón de títulos. Progresivamente le fue cambiando la cara a un club que había tocado fondo.
–¿A vos te tocó hacer el trabajo sucio en River?
–Sí, me tocó ese momento, y por suerte salió todo bien. Mi tiempo fue ése y no me quejo.
–Aunque en Chivas no puedas contratar extranjeros, ¿a qué jugador de este River te llevarías?
–Es difícil decir un nombre… Yo creo que Alario es el jugador más claro que tiene River. Lo que hizo Maidana en todos estos años fue muy bueno, le rindió mucho al club; su experiencia y humildad fueron un gran aporte. Está entre los mejores.
–La idea de juego de Sampaoli tiene puntos en contacto con la tuya. ¿Te pareció acertada su designación para el seleccionado?
–Si los dirigentes le escucharon el proyecto y están dispuestos a respaldarlo, creo que está bien elegido. Sampaoli ya demostró que rindió y ganó en otra selección. No tengo dudas de que lo va a hacer bien con la Argentina.
–¿Sobre qué jugadores creés que se debería encarar esta nueva etapa del seleccionado?
–Eso corre por cuenta de Sampaoli. Si ves la delantera, todos los jugadores están en un nivel máximo en Europa. La selección tiene un potencial enorme ahí. En el medio campo surgieron nuevos talentos y atrás está bien. La Argentina tiene un equipazo. Por ahí el momento no refleja lo importante que es a nivel mundial, pero creo que con tranquilidad y sacando adelante el partido con Uruguay, tendremos una selección para darle lucha a cualquiera.
–¿A la Argentina volverías a dirigir algún club?
–Hoy no lo pienso. Quiero cumplir con Chivas y después ver. No me desgasto pensando en el futuro, me dedico al presente.
–¿El seleccionado en qué lugar de tus objetivos figura?
–Para dirigir a una selección hay que ir quemando etapas y obteniendo cosas importantes. El tiempo dirá si uno está a la altura o en la mente de alguien para ser tenido en cuenta. Se tiene que dar de una manera natural.
–Con Armando Pérez llegaste a hablar para dirigir a los juveniles.
–Sí, una vez me llamó y me hizo un comentario sobre el Sub 23 y el Sub 20, pero mi presente en Chivas como profesional era mejor que lo que hablé con Pérez.
–¿Seguís jugando al fútbol?
–No, hace un montón que no juego. Se me fueron las ganas. Cuando estaba en la Argentina nos juntábamos con los profe de mi academia y mis amigos de la pesca en Buenos Aires. Jugábamos todos los miércoles. Cuando me fui del país no jugué más. Estoy bien físicamente, pero ya corrí demasiado. No quiero correr más.
Azul tiene otro héroe
–¿Después de que Federico Delbonis le diera a la Argentina el punto decisivo de la Copa Davis dejaste de ser el deportista más reconocido de Azul?
–Ja, siempre nos reímos nosotros. A Fede, todos los azuleños le tenemos un gran cariño y nos alegramos mucho por lo que logró, lo apoyamos. La luchó desde abajo. Hay otros pibes que salieron de Azul e hicieron una buena carrera futbolística, como Pelusa Cardoso, Alustiza. Hay varios. Como azuleños nos pone contentos, no somos celosos, nos alegramos con sus triunfos. A Federico siempre le mando mensajes. Conocí más a su papá, no me lo olvido más. Siendo chico iba a ver el fútbol de Azul. El padre de Fede era un gran arquero. Me acuerdo una final entre Alumni y Atlético, en la que atajó un montón de penales. Fue en 1986, no me lo olvido más.
–Tendrás más competencia argentina con Coudet en Xolos de Tijuana
–Sí, le surgió esta oportunidad después del muy buen trabajo que hizo en Rosario Central. Agarra un equipo joven que seguramente va a estar en la pelea.
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