Encontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.
Martino, el héroe que no quiere una estatua en el Parque
La historia de un técnico campeón
No sabe por qué le dicen "Tata". No recuerda quién lo bautizó "Tata". Pero a su hijo, también Gerardo, lo llaman "Tatita". Cuando desde las inferiores leprosas espiaba hacia arriba, admiraba a Américo Gallego, aunque estéticamente nada los emparentaba en una cancha. Tuvo por compañero a Fito Páez en el primer año del secundario, en la escuela Dante Alighieri de Rosario. Se vendaba los tobillos por arriba de las medias, y no por cábala, sino porque de otro modo le molestaba. Nunca compartió el código entre los elogios y las críticas, porque siempre los consideró por encima de lo aconsejable. Disfrutó algunos vínculos fugaces con la selección argentina, jamás entendió qué trabó su pase a River en 1992, rechazó ser transferido a Mónaco y a Suiza, y ensayó una breve experiencia en Tenerife. Su lugar siempre estuvo en Rosario, pero terminó despidiéndose del fútbol en Barcelona, de Ecuador, porque no podía volver al Parque Independencia por incompatibilidades éticas con el entonces presidente rojinegro Eduardo López. Toda una declaración de principios de un hombre honesto, en un medio con tantos recovecos inescrupulosos.
En la quinta fecha del Clausura 2005, siete años después de dedicarse a la dirección técnica, debutó al frente de Colón. Nunca había dirigido en la máxima categoría de la Argentina. Apenas registraba antecedentes en el ascenso con Brown (Arrecifes), Platense e Instituto, además de su exitoso paso por los clubes Libertad y Cerro Porteño, de Paraguay. Los sabaleros, que acababan de despedir a la dupla Pizzi-Del Solar, derrotaron a Quilmes 2 a 1 en el estreno del Tata, pero Martino se despegó del triunfo. "Esta victoria no es mía; ¿cómo puedo tener algún mérito si apenas llegué?" Una frase inusual en un ambiente de excusas y discursos que mutan por conveniencia. Con Martino no esperen ninguna respuesta de ocasión.
Sus palabras suenan francas, sin olfatear detrás un tufillo a demagogia. Y aunque hoy lo favorezca, nunca cambió su percepción sobre la legitimidad de una campaña: "En los torneos de 19 fechas da para que algún equipo sin tener un grandísimo rendimiento salga campeón. Yo adhiero al torneo de 38 fechas porque el campeón es menos discutible". Martino es un constante formador de reflexiones. Y encadenó un par de ricas observaciones sobre la marcha de este certamen. Fue severo a lo largo de los últimos meses con el mamarracho organizativo que es el fútbol argentino. "Espanto", "desastroso" e "improvisación" son palabras que repitió. Se expuso a varias críticas furiosas. Pero no se desdijo ni un milímetro, porque se lo imponía la conciencia: "El fútbol argentino me da de comer, pero si no digo lo que pienso, no estaría comprometido para que todo esto pudiera mejorar".
Nadie jugó más que él en la historia de Newell's (509 partidos, entre 1980/94 y 1995; 35 goles), y el capricho de las fechas arroja que el sábado pasado se cumplieron 33 años de su debut en la primera rojinegra, en el 0-2 con Platense, cuando sólo era un pibe de 17 años. Regresó con la nueva administración, la de Guillermo Lorente, que en diciembre de 2009 había bautizado con su nombre la vieja visera del estadio. A finales de 2011, Colombia le había ofrecido una carretilla de dinero para rescatar a su selección, pero el Tata no resistió el llamado del corazón: Newell's había terminado penúltimo en el Apertura 2011 y empezaba la temporada 2012 muy comprometido con el descenso, tanto que apenas un equipo lo separaba de la Promoción. Desde entonces, todo se enderezó: 6to en el Clausura 2012, 2do en el torneo Inicial 2012 y? ¡campeón! 106 puntos, ningún equipo sumó más desde que Martino tomó el control de Newell's.
No abundan personas así. No esconde la sonrisa, pero sabe administrarla. Didáctico, obsesivo. A veces algo monocorde, con la tendencia a bajar la cabeza en las respuestas, con un discurso prolijo y siempre asegurándose de satisfacer la demanda periodística. ¿Alguna similitud con alguien? Parecido en la vestimenta, las palabras y los gestos a Marcelo Bielsa -y hasta en la pelada, bromea el mismo Tata-, lo más valioso es que también se asemeja en la pureza de sus conductas. Calentón también como Bielsa, a veces lo traicionan algunos exabruptos en las canchas que debiera espantar. Lo asume, lo avergüenza: "Lo que pienso de los árbitros no se condice con mi comportamiento dentro de la cancha", dijo tras el altercado con el árbitro Juan Pablo Pompei. Y, por supuesto, se disculpó.
Sin declamaciones ni posturas demagógicas, le inyectó una mentalidad ganadora a un equipo que estaba asustado. Newell's se consagró desde la convicción de una idea y la valentía para ejecutarla. Así edificó una tarea que merece respeto y consideración: hace años que nadie proponía algo diferente en este fútbol en ruinas. El rosarino es un artesano conceptual. Alguien respetado en Paraguay, al que condujo en su viaje mundialista más trascendente, cuando en Sudáfrica 2010 trepó hasta los cuartos de final e, incluso, puso en apremio a España, días después el campeón. Este hombre de 50 años ha provocado una revolución en Newell's e inauguró una época fértil para la confianza. Aunque él ya ensaye la despedida: prometió quedarse mientras dure la aventura en la Copa Libertadores de América, pero luego buscará otro horizonte. Le sobran ofertas de mercados más atractivos y civilizados. Pero así como se desplazará una y mil veces del confort de los elogios, también será en vano que le rueguen para que cambie su opinión: se va.
Hoy muchos dirán que es el máximo héroe leproso de todos los tiempos, sí, por delante de sus pares de bandera que en cada partido despliegan los hinchas sobre la platea del museo: Juan Carlos Montes, Zanabria, Gallego, el Piojo Yudica, Bielsa, Maradona y Messi. Pero él seguirá descolgándose esos laureles. "Entiendo que los logros personales tienen que ver con cosas todavía más importantes. No quiero ningún monumento, el reconocimiento es para los que juegan y nosotros sólo ponemos algunos lineamientos. No hay nada en mí que me haga pensar que tengo una gran incidencia en esto", toma distancia el Tata. "Creo que los reconocimientos y elogios se cosechan mejor a lo largo de una campaña o trayectoria", insiste. Tata, concédase un permiso y disfrute su obra. Se sonrojará un poco y, de todos modos, preferirá no reconocerse en esa estatua.
lanacionarMás leídas de Fútbol
Histórico. Racing vs. Cruzeiro: resumen, goles y resultado de la final de la Copa Sudamericana 2024
"Es raro el reglamento". Un final escandaloso en Huracán-Boca: las peleas en el vestuario con el árbitro y el enojo de Kudelka
Arde la Liga. La lucha de Vélez, Huracán, Racing y Talleres: qué les queda a los candidatos y el dato que preocupa al líder
¡No lo puede creer! Vélez, antes de Boca: tuvo empuje y rebeldía, pero... se le apagó el gol cuando más lo necesita