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Martín Demichelis, Diego Martínez, Rubén Insua, Carlos Tevez y Gustavo Costas: apuestas, ilusiones y riesgos para el 2024
Los desafíos (y las presiones) de los técnicos de River, Boca, San Lorenzo, Independiente y Racing
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Se sabe que el fútbol argentino suele ser cruel con los entrenadores. No les admiten muchos traspiés y ni que hablar cuando esa lupa se pone -sobre todo- en los equipos más grandes. Incluso allí se genera un subgrupo, porque la billetera con la que cuentan River y Boca no es la misma que utilizan Racing, Independiente y San Lorenzo, aunque la Academia –por las buenas gestiones de Víctor Blanco- se permite algunas apuestas interesantes, como los casos de Roger Martínez y Juanfer Quintero, si se toma la referencia apenas del último mercado de pases. Sin embargo, las ecuaciones no siempre conforman al hincha, a tal punto que vale este último ejemplo para intentar analizar un cristal que no se ve desde todos los ángulos de igual manera. Uno de los grandes reclamos de los simpatizantes de Racing a la gestión Blanco fue que se debió invertir más en el fútbol, para poder dar ese salto internacional que se le debe desde la Supercopa 1988.
Cada uno con sus propias necesidades y urgencias, pero Martín Demichelis (River), Diego Martínez (Boca), Carlos Tevez (Independiente), Gustavo Costas (Racing) y Rubén Insua (San Lorenzo) llevan adelante este arranque de 2024 con tantas ilusiones como presiones. Algunas impuestas por las instituciones, otras reclamadas por los hinchas, y también las propias, ya que en muchos casos “ganar” no es solo levantar una Copa, sino también mejorar sustancialmente lo hecho por el técnico anterior o, en su defecto, lo realizado por ellos mismos en la temporada anterior.
Lo de Martín Demichelis es un caso curioso. Terminó el año ganando una Copa, el Trofeo de Campeones tras el triunfo de River ante Rosario Central por 2-0, pero en el segundo semestre de 2023 le aparecieron tantos inconvenientes que sembró una desconfianza en los hinchas de esas que no se disuelven rápidamente. Incluso la posterior bomba de Claudio Echeverri en pleno festejo en Santiago del Estero (“No voy a renovar el contrato con River”) logró salpicar al entrenador. ¿No vio venir su demanda? ¿No supo frenarlo a tiempo? ¿Estuvo bien en querer llevarlo de a poco o debió ponerlo incluso antes de que explote en el Mundial Sub 17 con la selección?
La salida de Enzo Pérez, puerta que se abrió luego del “off the record gate”) tampoco lo dejó bien parado. El ídolo se va distanciado del conductor, un secreto a voces que el propio volante maquilló en su comunicado de salida con un “no me pregunten, me quiero ir en paz”. Las eliminaciones en la Copa Libertadores y la Copa Argentina también dejaron su huella, más alguna declaración pos partido que lo acercaba más a una postura soberbia que a la autocrítica.
¿No tuvo aspectos positivos? Claro que sí. Demichelis había conseguido lo más difícil: recorrer la transición pos-Gallardo casi sin traumas. No se hablaba en sus primeros meses en el Monumental del técnico millonario más ganador. Salió campeón de la Liga Profesional arrasando, con un récord como local, con tres fechas de antelación y con un juego reconocible, le ganó los dos clásicos a Boca, incluso había logrado que el plantel tenga con él un trato más ‘jugadorista’ que el que venían mostrando con el Muñeco. El plantel se sintió más liberado y seguía con sed de triunfos. Pero el manejo de sus palabras (por más que se trató de una charla que no fue pública), las resoluciones para darle minutos a todos en un plantel muy amplio y algunas decisiones entre el equipo titular y los cambios en el recorrido de las eliminaciones, lo pusieron en el foco de la escena. Ahora comenzará su ciclo fuera de toda transición pero –vaya paradoja- parece hacerlo en cuanto a imagen desde casilleros más retrasados con respecto a no bien llegó.
Diego Martínez también tendrá un torneo aparte en Boca. Claramente que el DT que se desvinculó prematuramente de Huracán estará ante el mayor desafío de su carrera. Pero más allá de competir para ganar un campeonato, su difícil misión será lograr un rendimiento colectivo del equipo que enamore e identifique a Juan Román Riquelme. El presidente ganador de las últimas elecciones en la Bombonera celebró títulos como dirigente de la mano de Miguel Angel Russo, Sebastián Battaglia y Hugo Ibarra, pero fueron muy pocas las veces que, tomando mate en su palco, se sintió representado por el juego de “su” Boca.
Apenas ese sprint final de Russo para arrebatarle el título a River en el torneo 2019/20, con el festejo de Carlos Tevez en la última fecha ante Gimnasia. Luego, apenas chispazos, dos o tres partidos, pero con “continuidad”, con un estilo reconocible y de buen juego, muy pocos. Incluso la última apuesta de Jorge Almirón, que a priori tenía más pergaminos para llegar a Boca que Battaglia e Ibarra, terminó peor, con el DT renunciando en plena ruta, tras perder la final ante Fluminense y cuando todavía el equipo estaba en carrera en la Copa Argentina. “Vos sabés que esto no da para más”, le dijo Almirón al entonces presidente del Consejo de Fútbol. Y se fue.
Los casos anteriores tampoco terminaron bien. Hubo derrotas dolorosas y eliminaciones, y los títulos logrados por Russo, Battaglia e Ibarra nunca les sirvieron de colchón. En el fondo, Riquelme vio que ninguno armó los equipos que él le hubiera gustado ver… y así interrumpió los ciclos con despidos. Se sabe que para Riquelme lo más importante son los jugadores, pero la maquinaria siempre necesita de un cuerpo técnico que ubique las piezas donde mejor rinden, que genere sociedades que le den otra seguridad y confianza al equipo. Riquelme siempre elogió el trabajo de Diego Martínez y ya lo había querido en Boca cuando estaba en Tigre. Enamorar con el juego de Boca a Riquelme luego de 4 años es todo un desafío. Primero eso, algo que casi nunca otro DT pudo con el ahora dirigente. Además, si eso sucede con continuidad, Martínez también va a estar más cerca de ganar.
Gustavo Costas, feliz por volver a Racing, marcó la cancha de arranque. Conociendo los reclamos que habían tenido los hinchas con el anterior entrenador, Fernando Gago, dijo el día de su presentación: “Hoy veo un Racing distinto por el que tanto peleamos nosotros en su momento, como hincha, jugador y entrenador. Lo veo para pelear y lograr cosas importantes, que es lo que quiere la gente. Tenemos que ganar algo internacional porque la última vez fue cuando jugaba yo, pasó mucho tiempo”.
Costas fue partícipe del equipo dirigido por Alfio Basile que ganó la Supercopa 1988, jugadores históricos como Ubaldo Matildo Fillol, Néstor Fabbri, Hugo “Perico” Pérez, Miguel Colombatti, Walter Fernández y Ramón Ismael Medina Bello. Conocedor de esa experiencia y sabiendo que una de las cosas que más le molestaban a los simpatizantes de la Academia en los últimos tiempos fue cuando Gago decía “estamos obligados a competir, no obligados a ganar”, el flamante entrenador de 60 años comentó: “Tenemos que dar ese salto, vine para llevar a Racing a lo más alto. Creo que todos tenemos el mismo objetivo: dirigentes, cuerpo técnico, jugadores e hinchas. Lograr algo internacional es lo que más quiero y lo que desea el hincha de Racing. Ya no hay que competir más en las Copas, hay que ganarlas”, reforzó sobre la Copa Sudamericana 2024, la máxima aspiración deportiva de la institución de Avellaneda con miras a la próxima temporada.
Carlos Tevez dejó una buena imagen como DT del Rojo en 2023, pero ahora tendrá una pretemporada para arrancar de cero, con un libro de pases y un estilo más marcado en función de lo que pretende. Como cuando jugaba, no se conforma con hacer un buen partido o un buen torneo, quiere ir por más. Tras firmar hace dos semanas un contrato hasta 2026, el entrenador aseguró que “el objetivo de todos es pelear el campeonato”, que Independiente no gana a nivel local desde 2002, ya sin la preocupación por la permanencia. “Hace mucho que no tenemos esa sensación”, reconoció.
“Lo importante es llegar bien al primer partido, para eso tenemos que hacer una buena base y no tenemos mucho tiempo. Se va a ver un Independiente con más confianza que el año pasado, un equipo que sepa a qué juega y eso es fundamental. Intentaremos jugar bien con la pelota, ser agresivos en ataque y presionar arriba en cualquier cancha”, explicó el DT y agregó: “Si realmente decimos que somos el Rey de Copas, lo tenemos que demostrar. Me puedo equivocar, pero creo que lo que pongo en cancha es lo mejor para Independiente”.
Rubén Insua había asumido en San Lorenzo con un contexto parecido al de Tevez en Independiente. Y terminó siendo el restaurador del Ciclón, consiguiendo una enorme cantidad de puntos, potenciando jugadores que luego fueron vendidos o emigraron para dar un salto a otras ligas. Nunca le tembló el pulso porque cuando llegó habló de acomodar el equipo para poder el año que viene “ser campeón”. Fue protagonista en 2023, aunque no pudo coronar.
Sin embargo, el entrenador que renovó su vínculo hasta 2025 no baja la vara: “Lo primero que hay que destacar es el esfuerzo que hicimos para estar en el lugar en el que estamos y ahora tenemos que armar un plantel que nos permita competir. Pero sí, la aspiración siempre es competir al máximo, San Lorenzo ya la ganó en 2014 y aspiro a ganar la segunda Libertadores”, expresó Insua en declaraciones al diario Olé. El Ciclón logró clasificarse al máximo torneo continental por primera vez desde 2017 y el Gallego pretende repetir el logro del club en 2014. Algunas veces (pocas, pero sucedió) se discutió desde la platea del Nuevo Gasómetro el estilo de juego del equipo, pero Insua se lo tomaba con tranquilidad y hasta se permitía la siguiente frase: “Si hubiéramos jugado como yo hubiera querido, tendríamos menos puntos”. Insua subió escalones desde que agarró la conducción de San Lorenzo, pero no se conforma y pretende superar lo hecho por él mismo en estos últimos 19 meses.
“Hay que mejorar el volumen de ataque, la posición de pelota en el campo rival, y tener mayor cantidad de recursos cuando un rival se defiende en el último cuarto de cancha. El equipo ya tiene una filosofía de juego, una metodología de entrenamiento. Tenemos que seguir evolucionando. Intentaremos fortalecernos de mitad de cancha hacia adelante, en el ataque y la creatividad del juego”, es el diagnóstico de Insua mientras espera que el club pueda levantar la inhibición presentada por Yeison Gordillo (por una deuda) para poder cerrar las incorporaciones de Eric Remedi, Cristian Tarragona y Jhohan Romaña.
Cada uno en su juego, cada uno con sus herramientas, pero todos bajo presión y con la ilusión de tener un gran 2024. El motor los moviliza y ellos pretenden llegar lejos.
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