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Martín Campaña: "River se hizo copero, pero Independiente también aprendió a jugar esa clase de partidos"
La relación de los arqueros uruguayos con Independiente viene de lejos. Carlos Goyén, Jorge Fossati y Eduardo Pereira son los más renombrados: ganaron títulos, dejaron dulces recuerdos. Lo de Martín Campaña va por otro lado. No solo porque a su libro aún le restan páginas por escribir, sino (y sobre todo) por ser testigo de un cambio, un giro casi absoluto en el devenir de un club que pasó del tropiezo permanente a recuperar un lugar entre los grandes.
Nacido en Maldonado hace 29 años, Campaña aterrizó en Avellaneda procedente de Defensor Sporting a principios de 2016. Mauricio Pellegrino era el técnico y el Rojo intentaba levantarse del peor golpe de su historia. Pero tambaleaba, todavía aturdido por el trauma del descenso... "Me tocó llegar en un momento difícil. La relación del equipo con el hincha no era buena por un montón de razones y la verdad es que se hacía complicado jugar de local", recuerda el arquero.
–¿En algún momento pensaste que te habías metido en un lío?
–Sinceramente no, nunca. A mí la gente me recibió con cariño desde el primer momento. Salí a cortar un centro el día del debut y me aplaudieron todos. Me acuerdo porque me sorprendieron.
Dos años después de aquel estreno ante Colón todo es distinto. El sábado pasado, justamente contra el mismo rival, Campaña celebró sus cien partidos en el club. Es el capitán y desde hace unos meses el encargado de dar tres pasos por delante de la fila y marcar el momento de levantar los brazos, en un saludo que encierra tanta nostalgia como presente, que emociona a los propios e infunde respeto en los extraños.
–Si somos sinceros, cuando Ariel [Holan] nos comentó la idea nos sonó rara, quizás porque era diferente. Pero vimos la respuesta de la gente, miramos el video y nos dimos cuenta que había algo más detrás, que tenía un significado especial para el club, nos fuimos identificando y hoy es algo que nos hace muy bien. Para mí es un momento muy particular.
–¿Cómo se dio semejante transformación en relativamente poco tiempo?
–El club ya estaba creciendo cuando llegué. Te dabas cuenta porque ibas al predio y veías gente trabajando, mejorando las cosas… La llegada de Ariel Holan potenció todo. Por un lado, las cosas funcionan bien y nosotros solo tenemos que dedicarnos a entrenar y jugar. Y por otro, la gente entendió enseguida lo que estaba pasando y hoy la relación es otra. Incluso en los partidos donde no nos salen las cosas notamos que se van satisfechos.
–¿En cuánto influyó el estilo para mejorar ese feeling?
–Mucho, sin duda. El nivel futbolístico del equipo se explica un poco porque Ariel logró sacar lo mejor de cada uno de nosotros, y el mejor ejemplo es Martín Benítez, que era un jugador discutido y ahora es el que más aplauden. Pero también porque nos convenció de jugar de una manera muy definida, con la pelota por abajo, mucha intensidad y buscando el ataque.
Martín Campaña habla pausado, como suelen hacerlo los que cruzan el Plata desde su tierra. Su cara expresa la misma tranquilidad que se le nota mientras ordena a su defensa o mira el panorama para lanzar el contraataque con sus saques.
–Los argentinos solemos envidiar la tranquilidad con la que se vive en Uruguay. A veces cuesta entender el interés del futbolista uruguayo por venir acá.
–Es que allá consumimos mucho fútbol argentino y nos gusta el ambiente, ver los estadios llenos, cómo se alienta… Te tienta venir a conocerlo. Pero además, el campeonato argentino es uno de los mejores de América y para nosotros es una vidriera importante si después queremos ir a otros países o volver a uno de los grandes de Uruguay. Este no es mi caso, eh, yo soy muy "violeta". Europa sí que me gustaría como experiencia para seguir aprendiendo y creciendo. Dicen que un tiempo allá te abre la cabeza.
–Esa manera distinta que tenemos acá de vivir el fútbol no siempre es positiva. Está el caso de la selección…
–Es cierto, en ese sentido los uruguayos somos más agradecidos. Acá los periodistas y los hinchas meten demasiada presión. Argentina fue finalista en Brasil y les pareció mal porque no se ganó. En Uruguay terminamos cuartos o quintos en un Mundial y están todos contentos.
–Estuviste en Rusia 2018, ¿cómo se veía lo que iba pasando con la Argentina?
–No puedo opinar desde afuera, pero sí que llegué a preguntarme si las figuras del equipo realmente disfrutaban de jugar un Mundial con tanta presión encima.
–Volvamos a Independiente. Es un equipo al que le cuesta concretar lo que propone y desde afuera la impresión es que llegan demasiado acelerados al momento de la definición.
–Tal vez haya algo de eso. Pero también digo que los mismos que fallan arriba y pueden parecer atolondrados son los primeros que corren hacia atrás y se matan para defender. Eso hace que seamos unos de los equipos que con menos goles en contra. Pero somos conscientes de que nuestro porcentaje de eficacia es bajo en relación con las oportunidades que creamos. Es nuestro principal déficit.
–En agosto prometieron dar pelea en todos los frentes, pero arrancaron torcidos la Superliga y Brown de Adrogué los eliminó de la Copa Argentina. ¿Por qué el rendimiento es tan dispar?
–Te aseguro que no salimos a jugar de manera diferente un partido de Libertadores que uno del torneo local, lo que pasa es que el campeonato argentino es muy difícil y parejo. Se corre y se mete mucho, hay muy pocos espacios para jugar, ir de visitante es realmente complicado y cualquier equipo puede ganarte.
–¿Por eso es tan difícil que un equipo juegue bien y mantengan la regularidad durante más de tres partidos?
–Tal cual. Aunque también hay que ver qué entendemos por jugar bien. Hay equipos que tienen otro estilo, que se plantean hacer cosas diferentes. Te esperan, te meten dos contragolpes y te ganan. Jugar bien no solo es manejar la pelota e ir al ataque.
–De todos modos, la sensación es que si el partido contra Brown era por la Libertadores lo hubieran jugado con otra tensión.
–No lo sé, por la Copa también perdimos contra Lara en el debut. No hay explicación lógica para ese tipo de partidos. El equipo se prepara igual, salimos igual, contra Brown incluso íbamos ganando y no supimos sostenerlo. A veces cuando no jugás del todo bien terminás ganando. Esa noche nos tocó perder y nos dolió mucho. Cosas que pasan…
–Holan dice que si el club sigue trabajando como hasta ahora la octava Libertadores llegará tarde o temprano, y que si no es este año será en algún otro, ¿qué pensás al respecto?
–Que nosotros tenemos la posibilidad ahora y queremos aprovecharla. Somos un grupo que comparte el mismo perfil y ese es un gran mérito de los dirigentes: todos los que vamos llegando tenemos mucha humildad y mucha hambre de títulos, así que vamos a poner todo para ganar esta copa.
–¿Cómo ves la serie contra River?
–Muy complicada. Es un gran equipo que en los últimos tiempos se hizo muy copero. Pero nosotros también fuimos aprendiendo a jugar esta clase de partidos y demostramos que sabemos hacerlo.
–La historia de Independiente con River en la Libertadores es bastante adversa…
–Sí, ya lo sé. Pero las estadísticas están para romperlas, ¿no?.
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