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Boca. Arco seguro: si no se recupera Andrada está Marcos Díaz
El arco de Boca fue foco de preocupación durante largos años, pero por estos días se empieza a sentir una tranquilidad que hace tiempo estaba ausente. Esteban Andrada se encargó de disipar rápido aquellas dudas que referían al puesto principal, aunque la satisfacción no era plena: hace casi una década que el plantel no encuentra un suplente que ofrezca las garantías suficientes como para no tomarse la cabeza ante la ausencia del titular. Esta situación empieza a tomar un tono más agradable: Marcos Díaz, del que los hinchas no esperaban nada y hasta se había puesto en duda su continuidad, enseñó personalidad en el arranque del semestre y desvió la desconfianza del pasado con grandes atajadas.
"Si era por los puntos, Andrada viajaba y jugaba", le decían a la nacion, desde las cercanías de Miguel Ángel Russo antes de encarar los partidos amistosos ante Universitario y Athletico Paranaense, en San Juan. El poco convencimiento sobre el ex arquero de Huracán era general, dentro y –en particular–fuera del ecosistema xeneize. El antecedente de la eliminación de la Copa Argentina ante Almagro, en la que Díaz tuvo responsabilidad compartida con Junior Alonso, actores del error para el empate 1-1 que llevó la definición a la serie de penales, seguía presente, sumado a su poca actividad oficial: tres encuentros en 2019. Pero su sobriedad en esos encuentros en territorio cuyano le dieron la pauta a Russo de que Andrada podía tener más tiempo de recuperación.
Sus grandes actuaciones ante Independiente, en la Bombonera, y Talleres, en Córdoba, hicieron renacer la confianza de la gente. Especialmente, en el clásico: sostuvo con sus manos un trámite desfavorable por jugar con diez hombres alrededor de 70 minutos y cerró el arco (0-0) con atajadas que fueron reconocidas el aplauso de la gente. Así como salvó situaciones esa noche, contra los cordobeses las generó con vivezas necesarias: dos salidas rápidas para producir los contraataques que terminaron en goles de Sebastián Villa y Carlos Tevez. Eso derivó en las muestras de apoyo y felicidad de sus compañeros: inmediatamente, los más cercanos en el campo fueron a abrazarlo para hacerlo sentir parte importante de las dos conquistas.
"Marcos (Díaz) está muy bien. Es bueno que el entrenador tenga un lío grande hasta para armar el banco", lo elogió Russo, tras el triunfo en el estadio Kempes. El técnico puede descansar tanto en las manos de Andrada como de quien es su suplente.
Así como tardó en encontrar una dupla defensiva eficaz y sólida, la seguridad completa del arco era una deuda. De hecho, hay que remontarse al torneo Apertura 2011, aquel certamen que festejó de manera invicta de la mano de Julio César Falcioni, para encontrar la última dupla que le dio seguridades al Mundo Boca: entonces, el club desistió de Cristian Lucchetti y Javier García, dos arqueros que nunca conformaron, para contratar a Agustín Orion y al uruguayo Sebastián Sosa, que venía de ser subcampeón de la Copa Libertadores con Peñarol. El primero fue el dueño del arco hasta mediados de 2016; el segundo, que había hecho méritos en los pocos partidos que disputó para renovar el contrato, algo que estaba arreglado de palabra, terminó yéndose a Vélez.
La primera temporada de Orion fue muy buena, pero luego vinieron los altibajos. Así y todo, le alcanzó para ser el titular indiscutido durante cinco años. ¿Una de las razones? Los flojos rendimientos de los que estaban a la espera. Una vez que Sosa dejó la institución, el que llegó para el torneo Final 2012 y el torneo Inicial 2013 fue Oscar Ustari. El por entonces juvenil Sebastián D’Angelo también sumó algunos minutos, pero ninguno de los dos dio la talla. Por eso, en el siguiente año y medio el suplente de Orion fue Emanuel Trípodi, otro guardavalla que no dejó buenos recuerdos.
En efecto, Boca intentó con Guillermo Sara, un hombre catalogado como buen atajador de penales, quizás queriendo revivir los grandes momentos que dieron Óscar Córdoba y Roberto Abbondanzieri. Sin embargo, nunca complicó la competencia. Sólo fue titular el último semestre de 2016, casi forzado: Orion dejó el club tras la impensada eliminación en las semifinales de la Libertadores ante Independiente del Valle y la llegada de una apuesta como Axel Werner –a préstamo– lo sostuvieron en el arco. Ese juvenil, con algún error a cuesta, pasó sin gloria. De hecho, Sara ni siquiera pudo aprovecharse de las tantas críticas que recibió un novato Agustín Rossi, una compra pensada para el futuro.
Boca parecía haber encontrado una buena combinación con Andrada y Rossi: cuando el primero sufrió la fractura del maxilar inferior, en los 4tos de final de la Copa Libertadores 2018, el segundo debió tomar el puesto pese a tener encima una similar desconfianza popular a la que sufrió Marcos Díaz. Estuvo tan a la altura de las circunstancias que muchos se atrevieron a pedir su titularidad en Madrid, en la revancha de la final ante River, tras una buena actuación en la Bombonera.
"Si vos querés ser campeón, en el plantel tenés que tener a Marcos Díaz", supo decir alguna vez Gustavo Alfaro, el hombre que lo hizo llegar hace un año. Con los tres puntos conseguidos en Córdoba, Boca se dispone a pelearle la Superliga a River. Russo y los hinchas respiran: si no vuelve Andrada ante Atlético Tucumán, hay arquero.
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